El informe del Indec de mayo (Estimador mensual de actividad económica) cayó 5,8% respecto al mismo mes de 2017. El indicador desestacionalizado se contrajo 1,4% respecto a abril de 2018.sobre la situación económica es tapa de muchos diarios y refleja el difícil momento económico por el que atraviesa el país, y que parece que va a durar un tiempo más. En efecto, los mismos funcionarios vienen alertando que el segundo semestre no será una lluvia de inversiones, sino un desierto después del cual nos espera un escenario al menos un poco mejor, y eso está vinculado, entre otras cuestiones, a la próxima cosecha de trigo que pinta muy bien, y a la posterior trilla de soja y maíz.
El informe del Indec dice que la actividad económica cayó fuerte; el retroceso respecto de igual mes del año pasado fue del 5,8%. Cuando se repasan las páginas de un documento que resume lo que está pasando, se observa que sirve realmente como radiografía de lo que está sucediendo.
En el desglose de la evolución de las actividades se destaca el rubro “intermediación financiera”. Llamativo es que se trata del que más creció. El incremento de la actividad económica de este ítem vinculado a un sector no productivo (“timba”, le dicen algunos) fue de casi 11%. Las exorbitantes tasas que viene fijando el Banco Central favorecen las inversiones en este rubro. Esas inversiones son las que no llegan al sector productivo y las que no hicieron posible el famoso segundo semestre.
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Otro ítem que crece, y en el que muchos apuestan para resguardo del capital, pero que no en situaciones de incertidumbre económica, restando inversiones a los sectores productivos, es el de la inmobiliaria, cuyo aumento fue del 4%. Y vinculada a esta está la construcción, con un aumento del 4,4%.
En contrapartida está el país productivo. Vamos de menor a mayor que la producción agropecuaria cayó 35%, la pesca 29% y el transporte, vinculado a estos rubros, 5%. Además, la industria manufacturera redujo 1,4% su nivel de actividad.
El rubro agropecuario merece un párrafo aparte. Mientras las condiciones económicas favorecen la inversión financiera, el sector rural soporta un trato desigual, porque al riesgo climático propio de la actividad (parece que por el ajuste no está el dinero necesario para desarrollar el seguro multirriesgo prometido) se suman la reducción de ingresos por las retenciones que persisten para la soja, que durante años afectaron a diferentes productos, y que ahora algunos sectores, inclusos de Cambiemos, quieren revivir como solución a los males de la Argentina.