Matías Kulfas parece ser un hombre parco y huraño al cual nunca se le escapa una sonrisa en público, pero en su interior esconde un sentido del humor envidiable. Tanto parece ser así que en las últimas horas se permitió reconocer que le estaba haciendo “una joda para Videomatch” a los integrantes de la cadena de ganados y carnes que están preocupados por el impacto del cepo a las exportaciones de carne, vigente desde mediados de mayo, sobre su actividad.
En la joda cayeron 205 mil productores ganaderos, unos 400 empresarios frigoríficos, unos 60 mil obreros de esa industria, además de 1.500 cabañeros, unos 70 consignatarios, 40 exportadores sin planta, 25 mil veterinarios y tres lobistas. Nunca una broma para el programa de Tinelli había resultado ser tan exitosa.
Luego de haber cerrado por completo las exportaciones de carne a partir del 20 de mayo y haber diseñado un complejo sistema de cupos y cortes prohibidos un mes más tarde, que solo ha servido para favorecer a los sectores más concentrados de la cadena agrupados en el Consorcio ABC (entre ellos a los grandes grupos brasileños de la carne), Kulfas comenzó a pergeñar esta risueña broma.
Desde hace por lo menos un mes que el ministro de Desarrollo Productivo viene preparando el terreno: todas las semanas, a alguno de sus interlocutores del mundillo de la carne, les avisa con serenidad y aplomo que “es inminente” la publicación de un decreto que flexibilizaría el cepo a las exportaciones, como para corregir algunos de los desperfectos que ha tenido le medida original. Por ejemplo, que las vacas más viejas que antes se exportaban a China ahora no tienen mercado. O por ejemplo, que el gobierno de Israel se enojó con la Argentina porque lo dejó prácticamente sin oferta de cortes kosher.
“Es inminente, en las próximas horas sale o sale”, decía Kulfas, siempre con rictus de hombre serio, a quienes lo visitaban para contarle su preocupación porque el cierre de las exportaciones solo provocaba desajustes en la cadena productiva, y perjudicaba especialmente al eslabón más débil que son los criadores, sin por ello beneficiar con descuentos al consumidor.
Tan inminente era la medida que hasta el propio presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, confesó días atrás que solía despertarse a mitad de la noche para leer la edición más reciente del Boletín Oficial y enterarse de las buenas nuevas para el negocio ganadero.
Quizás en esas mismas horas de madrugada el economista entronizado por el gobierno de Alberto Fernández se encerraba en la soledad de su cada para reír a carcajadas por la triquiñuela que venía preparando.
Hoy finalmente Kulfas se decidió a decir la verdad: no habrá tal flexibilización del cepo. Todo era una joda para Videomatch. “En el tema de la carne, nuestro objetivo es estabilizar el precio, que había subido de manera totalmente injustificada, por algunas prácticas especulativas, por algunos exportadores que estaban haciendo maniobras totalmente ilegales, como subfacturar exportaciones para evadir impuestos”, expresó el ministro en declaraciones radiales. “Ahora el precio de la carne se ha estabilizado, de hecho ha habido una leve baja. Iremos liberando cupos de exportación en la medida en que veamos que sigue la estabilidad en el mercado interno”, agregó.
Es decir que el ministro bromista admitió que la flexibilización de los cupos (a ciertas categorías de vacas manufactura) que viene anunciando desde hace un mes era simplemente un verso. Y que no habrá nada que sirva para habilitar mayores exportaciones de carne si antes no se “estabiliza” el precio del alimento, cosa difícil en una economía inflacionaria como la que existe en la Argentina, y en una cadena donde el costo de la materia prima (hacienda) es solamente uno de los muchos factores que incide en el precio final del producto.
José María Listorti y sus pesadas insinuaciones de índole sexual resultaron ser un poroto al lado del engaño montado por el ministro Kulfas en contra de miles de personas que dependen de señales claras para producir. Podríamos decir incluso que el funcionario “se los comió de parados”, como el arquero del seleccionado.
Por lo menos, ahora que ya se sabe el final del chiste, el presidente de la Rural podrá volver a dormir tranquilo. ¿O no?