La ciudad de Rafaela es el epicentro de la principal cuenca lechera de la Argentina, pero el estado de los caminos rurales allí es deplorable. Lo sufren los productores pero también los transportistas que deben retirar la leche de los tambos y llevarla a las fábricas. “Imaginate que hablamos de unos 150 camiones que juntan la leche en una zona a 50 kilómetros a la redonda”, graficó Hernán Heinzmann, que hace esa tarea y además, por la importancia de ese tipo de transporte en la zona, preside la Cámara de Empresas de Transporte Automotor de Rafaela (Cetar).
La problemática por el mal estado de los caminos rurales es común a todos y no da tregua, porque la producción de leche debe ser sacada del tambo todos los días, a lo sumo cada 48 horas, inclusive los domingos y feriados. Heinzmann era hijo de un tambero que decidió hacerse transportista de leche hace 36 años. “Pasó de una actividad muy dura a otra dura por igual”, señaló.
“No hay mantenimiento de esos caminos rurales. No se limpian las cunetas, y entonces al tener la zanja llena de agua, la misma rebalsa hacia el camino, y pasa el camión que transporta la leche y se rompe todo”, describió.
Mirá el reportaje completo realizado a Hernán Heinzmann:
“La leche tiene que salir todos los días porque es un producto que no puede perder el frío, y el transporte tiene que llegar a buscarla. Hay varias formas de llegar, como es el caso de camiones barreros que son 4×4, pero en general los tambos no están cerca de las rutas. Hay que transitar por caminos rurales distantes de las rutas entre 8 a 10 kilómetros, con muy mal estado, y encima el clima nos juega una mala pasada, ya que cada 2 años tenemos inundaciones grandes”, relató Heinzmann a Bichos de Campo.
-¿Y por qué no hay una solución de fondo?- le preguntamos.
-Cuando se inunda, vienen todos los políticos a sacarse la foto y buscar la solución. A los dos o tres días el agua se va y los políticos no vuelven nunca más. Los municipios y las comunas le echan la culpa a la provincia, acusándola de que no manda aportes ni dinero. La provincia dice que la Nación es la que le debe aportes y dinero. Se mueren en promesas. Nadie tiene compromiso. Vienen sólo cuando está el problema, y cuando se va el agua, se van los políticos.
El transportista contó una postal que viven a diario: “Hay montones de camiones que tumban, se pierde el producto, se rompe el camión, esto lleva pérdida de tiempo para arreglarlo. Cuando hay lluvia y barro, los costos para un transportista llegan al doble. Y hay que tener en cuenta que generalmente el transportista es una mini pyme, porque es dueño de su propio camión. Sólo tiene un chofer que usualmente lo reemplaza fines de semana porque, al trabajar con doble juntada de leche en el día, y de domingo a domingo, no habría cuerpo que pueda hacerlo solo”.
Heinzamann relató que “un día de lluvia podés perder un día completo para hacer una recolección de leche. Es muy grave, porque las horas que queda demorado el camión no se recuperan al día siguiente. Son horas perdidas”. ¿Y si se rompe el equipo? “Los costos los paga el transportista”, respondió Heinzmann. Por eso, el estado de los caminos rurales les pega directamente a los transportistas, enfatizó.
-¿Cómo se soluciona esto?
-Todas las partes tienen que juntarse y trabajar arduamente para solucionar estos temas. Los productores, las sociedades rurales, las entidades, las comunas y los municipios.