La Resolución 60/2021 del Ministerio de Agricultura, publicada este lunes en el Boletín Oficial, puede llegar a ser todo un caso de estudio de la mala praxis en la administración pública. Es que mientras el gobierno incentiva a los empresarios a exportar más para conseguir divisas y crear trabajo (única manera de dejar atrás la pobreza en que vive el país) esta norma deja casi fuera de competencia a muchos empresarios que cometen el pecado de comerciar productos que ellos mismos no producen. A punto tal que les exige ser videntes.
La normativa firmada por Luis Basterra a sugerencia del ex subinterventor de Vicentin, Luciano Zarich (foto), ahora a cargo de administrar el RUCA (Registro Único de Operadores de la Cadena Agroalimentraria), parece escrita por quienes quieren que la Argentina exportadora no prospere, ya que impone condiciones rídículas a quien sacar del país carne vacuna, lácteos o granos y sus derivados.
¿Por qué ridículas? Porque en los tres casos, para tener su matrícula como exportación de esos rubros otorgada por el RUCA, se obliga a los empresarios sin planta (es decir a quienes compran un producto a otra empresa porque tiene un cliente en el exterior interesado en ella) a hacer futurología.
Los exportadores sin planta, según la resolución, deberán presentar un “plan de trabajo proyectado para el próximo año, con detalle de mercadería a exportar, volúmenes, proveedores y destinos”.
Es decir, para pasar el filtro oficial tendrán que contarle al gobierno sus planes de negocios hasta con doce meses de anticipación. Es algo casi imposible de hacer. Habilita la puerta para la discreción de los funcionarios encargados de leer esos planes.
No es lo único que se exigirá y que parece abusivo. Para mostrar solvencia, “los interesados (en exportar) deberán informar, detalle de cuentas bancarias con las que opera, movimientos bancarios de los últimos 6 meses y líneas de financiamiento otorgadas por las entidades informadas”. Esa información ya está en poder del Banco Central y bastaría un cruce de información para conocerla en caso de que el Estado quiera investigar un caso particular.
También hay una superposición en otro punto que se exige a los exportadores “sin planta”: una constancia de ingresos de divisas, del último año, para el caso de haber realizado operaciones de exportación.
Se supone que con esta exigencia el RUCA, que es administrado por la ex ONCCA, evitaría maniobras especulativas de las empresas exportadoras que están obligadas a ingresar sus dólares comerciales al país, en plazos establecidos y a valor del “oficial”. Pero esa exigencia ya se estableció a fines de 2020: no podía figurar en el registro ningún operador si el BCRA informaba que debía liquidaciones de divisas.
Fue esa la razón que provocó la suspensión de Díaz & Forti, la cerealera que manejaba a fasón las instalaciones del grupo Vicentin, y a la que se dio de baja del RUCA por supuestamente deber unos 400 millones de dólares comerciales que debía canjear por pesos en el mercado único de cambios.
Desde febrero pasado, además, la ex ONCCA está obligada a suspender del Registro Único a los operadores (con planta o sin planta) que no cumplan con los planes de precios cuidados establecidos por Comercio Interior. Esta nueva resolución redobla esa imposición.
Un exportador, con planta o sin planta, debe figurar obligatoriamente en el RUCA, pero ese no es el único filtro. También debe figurar en el registro de exportadores e importadores que lleva la Aduana (el ámbito natural para este tema), estar debidamente registrado como empresa ante la AFIP, y atravesar los controles sanitarios del Senasa para cada carga de alimentos.
Ahora además deberá hacer futurología y anticipar sus negocios con al menos un año de plazo.
RUCA Registro Único de la Cadena Alimentaria (en Argentina) SADA Superintendencia Administradora de los Alimentos (en Venezuela), todo igualito, quieren controlar todo, espero se les acabe. En Venezuela hace como 8 años todo movimiento de la harina, en mi caso, debía ser informada al estado, el productor, el distribuidor y el cliente (debíamos informar que recibimos) dando de alta a la materia prima recibida, y eran tan ineficientes que nunca venían a la fábrica a fiscalizar a menos que la omitieras algo. Generar cierto control, amedrentar, asustar, que crean que está todo supervisado. Lo único que pretenden es sembrar pánico entre los productores. Todo igual que en Venezuela. Todo Made in Cuba.