Los citricultores de Entre Ríos se pusieron al hombro el combate del HLB, esa enfermedad endémica que fue detectada por primera vez en la provincia en 2017. Desde entonces, un trabajo articulado con el sector publicó permitió hallar 780 árboles enfermos y evitar así un mayor daño en esta producción tan importante para la región. El HLB no tiene cura. Si se detecta, hay que erradicar las plantas enfermas.
Juan Verliac es el ingeniero agrónomo que coordina el Ente Fitosanitario de la Fecier (Federación del Citrus de Entre Ríos) e integra el equipo que está pecheando para la Prevención del HLB en Entre Ríos. Ese programa dispone de 20 controladores y 3 coordinadores que monitorean 40 mil hectáreas de cítricos en la provincia. El programa dispone de un fondo de 22 millones de pesos, que este año -crisis mediante- no fue actualizado pero que resultó vital para realizar las tareas de monitoreo.
Del total del dinero, unos 15 millones de pesos los aporta la provincia y el resto los propios productores, que a su vez cuentan con el apoyo técnico del Senasa en el combate de la enfermedad.
Se trata de una guerra sin fin, ya que una vez que ingresa la bacteria del HLB, el problema se vuelve endémico. Por eso los productores tienen un rol primordial: “El productor está al frente de este ente. Estamos avanzando en la concientización del concepto de que ´las naranjas son mías, el problema es mío”, explicó Verliac.
Escuchá la entrevista con el citricultor:
El especialista destacó que la enfermedad está evolucionando tal como se lo esperada y que gracias a ese trabajo mancomunado se pudo identificar casi 800 casos de árboles enfermos y así realizar el trabajo de mitigación, que implicó arrancar las plantas contagiadas y monitorear el comportamiento en los montes de alrededor, para que no se siga propagando.
Para el productor, “erradicar una planta con 100 kilos de fruta no es nada fácil y menos cuando hay 10, 20 o 30 árboles enfermos. Pero el proceso de concientización que se vino haciendo desde hace varios años ayudó”.
Según este agrónomo, para frenar el HLB es necesario ser muy eficientes en el uso de los pocos recursos con los que se cuenta y que nunca son suficientes para una enfermedad de tan rápida difusión y complicada detección. El HLB se detectó por primera vez en Misiones en 2012, y desde allí se propagó a las diversas zonas citrícolas del país. La única excepción por el momento es Tucumán, donde anida el poderoso sector limonero.
“Ser eficientes es una herramienta importante porque nos permite tomar decisiones, tener identificado los puntos focales de la enfermedad. Y en función de eso podemos fomentar sobre el productor la capacidad de lucha en el territorio, que el productor sea fundamental en la lucha”, explicó Verliac.
La estrategia de combate entonces tiene como pilar el monitoreo, detección y la concientización del productor: “El proceso es similar al de una enfermedad humana. Primero se la niega, luego surge la preocupación y finalmente viene la acción. A lo que apuntamos es a acortar los plazos y eso se viene dando muy bien”, celebró el agrónomo.
En este entrevista, un referente del Senasa nos explicó cómo se hace para detectar el HLB: