La reciente noticia del lanzamiento de la primera “carne carbono neutro”, de la mano del grupo frigorífico Marfrig en Brasil, produjo el sacudón necesario para comenzar a preguntarse en qué lugar está la ganaderia argentina en materia de medición de sus emisiones y capturas de Dióxido de Carbono y otros gases del efecto invernadero.
“La Argentina cayó en la trampa. Nuestros institutos de investigación montaron unas cámaras para medir los gases de efecto invernadero que emitíamos y no se montó paralelamente todo lo que tiene que ver con la captura de carbono”, señaló a Bichos de Campo Fernando Canosa, ingeniero agrónomo y director de la consultora Conocimiento Ganadero.
Este yerro, según su visión, provocó que surgiera una visión equivocada sobre el impacto de las actividades ganaderas frente al Cambio Climático, ya que uno de los puntos que más cuestionan los ambientalistas son las emisiones de metano de los bovinos, sin tener en cuenta cuántos carbono capturan las enormes planicies de pastizales naturales donde habitan esos animales. En el balance, según Canosa, las cuentas deberían dar positivas.
Aunque considera que estamos atrasados, Canosa afirma que los organismos técnicos ya se han puesto en marcha para remediar las mediciones sobre capturas que faltan y equilibrar la balanza. Es que si bien en el sector nadie niega que la ganadería produce gases de efecto invernadero, muchos afirman que el sistema de producción argentino capta más gases de los que emite. ¿De qué manera? A través de las pasturas que captan ese carbono disponible.
Mirá la entrevista completa a Fernando Canosa:
Canosa apunta que los animales producen gas metano desde que el mundo es mundo. Y sostiene que los principales responsables de las emisiones han sido los hombres a través del manejo de la naturaleza, por ejemplo con la extracción de carbono fósil de la tierra.
“Esto ha quedado muy marcado con la pandemia. Las imágenes de la NASA muestran como se ha limpiado el aire en aquellos lugares con menor circulación del hombre y las vacas siguieron estando, no es que dejaron de producir en pandemia”, comenta.
La posibilidad de crear una nueva certificación de Carbono Neutro para las carnes argentinas, a partir del ejemplo de Marfrig, pasa a estar en el centro de la mesa. A partir de las emisiones de carbono que capturan en forma diferencial los bosques, las forestaciones y las pasturas, los productores podrían empezar a estudiar de manera indirecta qué tanto colaboran con su actividad al medio ambiente, y a la reducción de los gases de efecto invernadero.
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“Nosotros nos tenemos que diferenciar del resto del mundo. El 90% de la energía que lleva un bife en la góndola de un supermercado, suponiendo que sus últimos tres meses los engordo a corral, proviene de sistemas de producción de carbono positivo”, aseguró el director, a pelando a estadísticas del INTA que dan cuenta que el 90% de la alimentación de un rumiante a lo largo de su vida se basa en pasturas, que en consecuencia capturaron carbono del ambiente.
El experto, que forma parte de la Sociedad Rural Argentina (SRA), cree que en contraposición a lo que ocurre en el Hemisferio Norte, en la porción sur de América aún se está a tiempo de direccionar la producción ganadera hacia modelos sustentables que puedan mostrar balances ambientales favorables.