Ezequiel Vedoya es coordinador de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Crea) en el norte argentino, en donde hay 13 grupos que nuclean a unas 107 empresas variopintas. “Las producciones en el norte son muy variadas. Tenemos 7 u 8 grupos con producciones de soja, maíz y porotos. Después aparecen grupos con caña de azúcar, ganadería, papa, arándanos, limones. Es decir que el panorama es muy variado”, describió a Bichos de Campo.
Las principales preocupaciones junto a esos productores asociados del norte son, según Vedoya, “la sostenibilidad económica de las empresas, el contexto social y los temas ambientales. Estamos trabajando con Buenas Prácticas Agrícolas, con bienestar animal. De a poco estamos instalando los temas, y de hecho son los que tratamos en las JAT (Jornadas de Actualización Técnica) de Tucumán, además de tecnologías aplicadas a estas mejoras”.
Mirá el reportaje completo realizado a Ezequiel Vedoya:
Para Vedoya, “hay mucho empleo que se genera dentro de actividades primarias, pero se necesita mucho más empleo y mano de obra en actividades como la del azúcar o la de los limones. Hay muchas empresas zafreras, y el campo no puede cubrir semejante demanda de necesidad de trabajo y desarrollo en las provincias”.
Por eso, para el coordinador regional de los grupos Crea, “generar valor agregado en origen sería una gran solución para provincias tan alejadas de los puertos como son las del norte. Hoy trasladar producción primaria a los puertos nos genera costos infernales”.
De todos modos, advirtió que para agrear valor “necesitamos ciertas condiciones de país que hoy no están.Es decir, tener un país lógico y previsible”.
Más allá de eso, Vedoya comentó que “el productor siempre apuesta a seguir produciendo. Fijate en la situación en la que estamos hoy, con los vaivenes que tenemos, tipo de cambio, etcétera, y el productor va a seguir sembrando y va a seguir produciendo, porque es lo que sabe hacer y lo que le gusta. Pero si vos me decís cómo soñar un futuro para la región, sería agregando valor en origen. Pero hoy cuesta mucho, porque no tenés previsibilidad”.
En referencia a la cuestión ambiental, Vedoya dijo que “hay un modelo que creo que hay que empezar a copiar o a seguir, y estamos trabajando con ellos; son los productores de caña de azúcar de Tucumán”.
El problema que tienen esos productores, según Vedoya “es la quema de la caña para la cosecha, y esto ambientalmente, a una provincia tan chica con una densidad demográfica tan grande, la complica mucho. De hecho la quema está prohibida y se la penaliza. Los productores dejaron de quemar hace mucho tiempo, pero sigue habiendo incendios en los cañaverales; muchas veces son intencionales, y muchas veces es de cualquier persona que para en la ruta, prende un cigarrillo tira la colilla, agarra el cañaveral, y eso no lo parás más porque hay miles de hectáreas de cañaverales secos en ciertas épocas del año, después de las heladas”.
La cuestión es que estos productores desarrollaron, de acuerdo a lo relatado por Vedoya, una norma de certificación de no quema de caña de azúcar. Hoy hay 25.000 hectáreas en Tucumán, con productores Crea que están trabajando bajo esta norma y eso está funcionando bien. “Con esa certificación, si al productor le queman el cañaveral, el Gobierno sabrá que no fue el propio productor en el momento de imponer las penas, porque hay un seguimiento constante de esas certificaciones y sabe que ese productor está comprometido con la no quema. Todavía no hay una ventaja competitiva en cuanto a precios. Es más que nada una visión ambiental”, razonó.
Agregó que además “se trabaja en una mesa de gestión ambiental que está en Cruz Alta, Tucumán, y de la que participan productores Crea, bomberos, gobierno de la provincia y aunque te parezca increíble, hasta empresas de tendido eléctrico, porque los incendios le queman los postes y se caen los cables al piso. Por ende están todos comprometidos en que no haya más quema de caña”.