Casi en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires se encuentra la localidad de Mayor Buratovich, pasando Bahía Blanca. Ahí, donde los vientos reinan y desafían la rutina, y la tierra es testigo de siglos de tradición ganadera, Diego Ostrovsky, productor agropecuario y feedlotero lleva adelante su planteo de encierre.
Ostrovsky es también miembro de la Cámara Argentina del Feedlot, entidad que nuclea a los que realizan esta actividad, y uno de los que encabeza una nueva forma de pensar al feedlot, realizando prácticas novedosas, que van por el lado de la sustentabilidad.
En una recorrida por La Criolla, en el noroeste bonaerense, Ostrovsky dialogó con Bichos de Campo y analizó esta nueva tendencia en la producción de carnes, donde los Barrios Barón, propietarios del mencionado feedlot, son referencia nacional respecto de estas prácticas específicas. En ese diálogo, Ostrovsky ofrece una perspectiva reveladora sobre cómo la sostenibilidad se está entrelazando con la producción de carne en el siglo XXI.
Su feedlot, con una capacidad de entre 7.000 y 8.000 cabezas, es una operación familiar integrada en una empresa agroindustrial que procesa alrededor de 20.000 cabezas al año, destinadas en su totalidad a la exportación.
Este enfoque nos lleva a una reflexión profunda sobre el impacto de la producción ganadera en el medio ambiente, y como están pensando los productores la resolución de Europa que dictamina que desde 2025 rechazará los ingresos a ese territorio de carne o soja que no puedan demostrar que se realizaron sin deforestar.
En ese sentido, Ostrovsky destaca que la evolución hacia prácticas más sostenibles no es solo una respuesta a las presiones externas, sino una transformación interna. “Es una evolución en nuestra forma de vida. Hay un cuidado mayor del medio ambiente y una búsqueda constante de darle valor agregado a los subproductos del feedlot, como la bosta y los líquidos”, explica.
La conversación se adentra en cómo los feedlots han cambiado en las últimas décadas. El bonaerense menciona que, mientras antes el foco estaba en la cantidad, ahora la tendencia es hacia la sustentabilidad y el valor agregado. La pandemia, según él, ha profundizado esta conciencia. “Estamos buscando alimentos más inocuos, disminuyendo el uso de agroquímicos y explorando alternativas orgánicas”, afirma.
Esta evolución no es solo una cuestión de ajustes técnicos, sino también de cambio de mentalidad. Ostrovsky explica que la rotación de pasturas y la gestión eficiente de los subproductos son esenciales para una producción ganadera más sustentable. “La clave está en cerrar el ciclo de los nutrientes y reducir la dependencia de insumos externos”, comenta.
Cuando se le pregunta sobre el feedlot ideal, Ostrovsky es realista pero esperanzado. “No sé si hay un feedlot ideal, pero lo que imagino es uno con menor uso de energía externa, mayor aprovechamiento de energía solar y optimización de los subproductos”, dice.
Este modelo ideal, según él, también incluiría una reducción en la carga animal y un manejo más amplio de los cultivos, lo que permitiría minimizar el uso de fertilizantes y fitosanitarios: “Hoy en día, una mirada integral de lo que es un feedlot, tiende a ser lo más normal”, agrega.
El ganadero añade que la adopción de tecnologías avanzadas y la integración de sistemas sostenibles son pasos clave hacia este ideal. “Cada avance tecnológico puede contribuir a una mayor eficiencia y a un menor impacto ambiental”, señala.
En cuanto a las nuevas regulaciones de Europa, Ostrovsky las ve como una oportunidad para mejorar. “No debemos temer a las barreras o regulaciones, sino verlas como un camino para evolucionar y producir de manera más eficiente”, afirma. La implementación de prácticas como la huella de carbono y la producción de carne carbono neutro son ejemplos de cómo su feedlot está adaptando sus operaciones para cumplir con los estándares internacionales y mejorar la sostenibilidad.
A pesar de los avances hacia la sustentabilidad, Ostrovsky reconoce que la rentabilidad es un factor crucial. “El feedlot en Argentina ha sido muy cíclico. Lo que estamos viendo ahora es un cambio hacia la exportación, lo que permite una mayor estabilidad económica”, explica. La combinación de un mercado interno fuerte y oportunidades de exportación está ayudando a equilibrar los márgenes de rentabilidad y a fomentar una evolución constante en la industria.
Mirá la entrevista completa con Diego Ostrovsky:
La visión de Diego Ostrovsky es un reflejo de una tendencia más amplia en la ganadería argentina: una transición hacia prácticas más sostenibles que buscan equilibrar la producción con la protección del medio ambiente. En un feedlot que combina tradición y modernidad, Ostrovsky demuestra que es posible evolucionar y adaptarse, no solo para enfrentar las presiones actuales, sino para construir un futuro más verde y rentable.
Con cada paso hacia la sustentabilidad, la ganadería argentina se acerca a un modelo más equilibrado, donde la innovación y el respeto por el medio ambiente van de la mano. La experiencia de Ostrovsky ofrece una mirada alentadora sobre cómo la tradición puede adaptarse a las exigencias del presente y del futuro.
– Diego, contame sobre el feedlot familiar que administras en Bahía Blanca. ¿Cómo es la empresa y qué capacidad tiene?
– El feedlot es parte de una empresa agroindustrial que realiza la recría del 100% de la hacienda que engorda. Tenemos un feedlot de entre 7.000 y 8.000 cabezas, y en total manejamos alrededor de 20.000 cabezas por año, todas destinadas a la exportación.
– ¿Cómo afectan las presiones locales y externas a la forma en que produces carne? ¿Has notado un cambio en tu enfoque?
– Creo que es una evolución. Ahora tenemos un cuidado mayor del medio ambiente y buscamos darle un valor agregado a todos los productos del feedlot, no solo la carne. Utilizamos subproductos como la bosta y los líquidos para generar gas o fertilizar.
– ¿Qué es lo que ha cambiado en la mentalidad y las prácticas de los feedlots en las últimas décadas?
– La mentalidad ha cambiado hacia una mayor conciencia ambiental. La pandemia profundizó esta tendencia hacia alimentos más inocuos y la reducción de agroquímicos, con un enfoque en prácticas más orgánicas.
– ¿Cómo ves el feedlot ideal en el futuro? ¿Qué características tendría?
– El feedlot ideal tendría menor uso de energía externa, mayor aprovechamiento de energía solar y optimización de subproductos. También incluiría una reducción en la carga animal y un manejo más amplio de los cultivos para minimizar fertilizantes y pesticidas.
– ¿Está el contexto económico actual adecuado para implementar estas alternativas sostenibles?
– El feedlot en Argentina ha sido cíclico, pero ahora hay un cambio hacia la exportación, lo que proporciona estabilidad económica. La combinación de un mercado interno fuerte y oportunidades de exportación está ayudando a equilibrar los márgenes y fomentar la evolución en la industria.
– ¿Cómo afectan las nuevas regulaciones europeas a tu operación? ¿Las ves como una oportunidad?
– Hay que dividir un poquitito los tantos. Hay muchas barreras pararancelarias, que no son directamente habladas, pero yo creo que hay muchas palabras en el aire. Si aceptamos todo lo que se viene, va a ser muy difícil para poder ir, porque se va por más, permanentemente. En definitiva, el objetivo final es que pueda llegar a entrar muy poca carne. Creo que desde el origen, de donde estamos nosotros, que es la Argentina, no tenemos que tenerle miedo a todas esas cosas. Creo que todo lo tenemos que entender como que es un caminito que nos va a permitir mejorar esta evolución. Todas estas cosas te permiten evolucionar.
“En el caso nuestro, puertas adentro, se está trabajando mucho, se está trabajando con la huella de carbono, se está trabajando con ser carbono neutro, con producir una carne carbono neutro. Se está trabajando con recrías de hacienda, en el cual no necesitemos fertilizar, no necesitemos fumigar, y podamos regenerar el suelo, con la regeneración. O sea, un conjunto de cosas que trae aparejado, en definitiva, una producción más eficiente, y en definitiva, un producto final superador. O sea que todas estas cosas, creo que nada le tenemos que tener miedo, sino lo que tenemos que entender es: Cabeza abierta, y entender que todo lo que se viene no llegamos nunca, sino que estamos en un camino de evolución”, resume el ganadero.