Desde el “fatídico” 18 de marzo en el que el Senasa aprobó y luego suspendió el levantamiento de la barrera sanitaria, ya han pasado 60 días. Si nada cambia, dentro de un mes entrará en vigencia la polémica Resolución 180/2025 y se permitirá el ingreso de carne con hueso al sur de esa protección histórica a la zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. Pero los dirigentes patagónicos confían en que algo va a cambiar, y por eso insisten en su posición cada vez que se reúnen con las autoridades.
Hoy jueves se hará uno más de los varios encuentros que mantuvieron las autoridades de la Secretaría de Agricultura y el Senasa con los productores al sur del Río Colorado. Si le preguntan a Osvaldo Luján, presidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut, él asegura que “esto puede revertirse” y que finalmente no se levantará la barrera sanitaria que divide al país entre las zonas con y sin vacunación.
“Hay motivos suficientes, además de los fundamentos lógicos que venimos defendiendo, para que las autoridades nacionales cambien de decisión”, afirmó tras ser consultado por Bichos de Campo en el marco de Jonagro, la cita organizada por CRA que reunió a ruralistas de todo el país.
Al igual que otros referentes de la Patagonia, Luján insiste en que con esta decisión se ponen en juego las exportaciones del país y la misma viabilidad de la producción ganadera sureña, que ya viene golpeada por la caída en los stocks ovinos y los problemas en la estructura de costos.
Particularmente, lo que preocupa al sector es que hubo brotes de aftosa del otro lado del Atlántico, sobre todo en Alemania, Hungría y Sudáfrica. Eso ha despertado mayor temor en los países importadores y torna aún más importante que no recaigan sospechas sobre la única región del país que tiene el estatus sanitario más demandado.
“Sería fatal para los productores y la industria”, afirmó Luján, si es que se pierde la posibilidad de exportar asado a los mercados más exigentes, como Estados Unidos, Japón y la Unión Europa. En el caso del cordero patagónico, que no puede venderse si no es con hueso, eso fulminaría directamente la cadena productiva.
Cuando se escuchan todas las voces de este conflicto, se cuela el argumento de los ganaderos del norte, que consideran que la barrera es más comercial que sanitaria y que en el sur hay un mercado cautivo para asado, con precios altos en las góndolas.
Al respecto, Luján señaló que ese “mercado cautivo” del que hablan los productores pampeanos es de sólo 2 millones de habitantes, y que encima un 70% de la carne que se comercializa en la Patagonia ya llega del otro lado de la barrera porque es sin hueso. Para colmo, asegura el chubutense, los cortes no han pujado los precios a la baja, sino todo lo contrario.
“Están metiendo de un lado de la balanza todo el trabajo que se ha hecho en pos de una mejor producción, de una mejor genética y de mantener un estatus sanitario por más de 20 años; y del otro un precio que está muy dudoso”, apuntó.
Mirá la entrevista completa con Osvaldo Luján:
En ese sentido, el ruralista chubutense hizo eco de la principal propuesta de su sector, que es correr paulatinamente la barrera hacia el norte, y recordó la importancia de que en su vereda estén unidos. “Hemos trabajado en forma conjunta con los ministros de Producción, las federaciones de Patagonia y rurales del sur de la provincia de Buenos Aires y realmente esperamos que las autoridades nacionales razonen la situación”, afirmó.
Durante su exposición en la Jornada Nacional del Agro, celebrada en la Bolsa de Cereales porteña, el gobernador Ignacio Torres aseguró que en Chubut ha habido una fuerte caída del stock ganadero, con particular incidencia del ovino. “30% en los últimos 15 años”, estima Luján, que atribuye esa crisis a dos razones: La presencia de otras especies y los altos costos.
Además de los predadores, como el zorro y el puma, hoy los productores chubutenses también se agarran la cabeza por la superpoblación de guanacos, una fauna local que compite con la ganadería por el pasto y el agua. El ruralista explicó a este medio que hace ya 2 años que se discute este flagelo con las autoridades nacionales, y que es necesario establecer “un equilibrio necesario entre la producción y la fauna” de forma urgente.
A eso le suman el reclamo por la baja de tributos nacionales que, junto con las cargas sociales -ya que tienen sueldos más altos-, hoy complican la rentabilidad del sector. La provincia ya los ha eximido del impuesto inmobiliario y de ingresos brutos, pero insisten en que aún su estructura de costos es muy desfavorable.