En medio de la gran polémica que se abrió en la Argentina en torno al uso de agroquímicos, mejor parar la pelota y reflexionar. Enrique Seminario, integrante de Fundación Irradia, una ONG latinoamericana que busca acercar una propuesta comunicacional abierta a la participación de todos los sectores sociales e ideológicos, es bueno para hacerlo.
“Hay una realidad, un miedo social, para mi gusto un poco exagerado. A su vez, el productor tiene tendencia a victimizarse, pero también es cierto que cuando hay un miedo hay que poder alojar esa condición para poder establecer un buen diálogo que busque salidas que le den seguridad”, nos dice Seminario tratando de poner en contexto la polémica que por el uso de los agroquímicos en la zona periurbana se vive en la ciudad de Pergamino y en tantas otras de la región agrícola.
Seminario expresó a Bichos de Campo que “con los años aprendí que hay que poder flexibilizar posiciones para poder escuchar, y si uno aloja al otro, tiene más chances de hacerse escuchar, que no es lo mismo que decir con fundamentos. Hacerse escuchar implica un trabajo de empatía, de llegar a la cabeza y al corazón del otro, para poder transmitirle algo que incluye un bien que incluye a ese otro y no solo la mirada de uno”.
Mirá la entrevista completa a Enrique Seminario:
Si en esta tragicomedia que vive la Argentina en torno a los agroquímicos el supuesto victimario es el productor, y no establece diálogo fructífero con la gente de ciudad que es la supuesta víctima, se termina en un berenjenal sin salida.
Ante esto, Seminario sugirió que “no debe haber superioridad de ninguna parte. Yo trabajo en la comunicación entre pares desde hace muchos años como extensionista, y lamentablemente no veo demasiado avance en esta inquietud de pensar al público rural del urbano como dos países separados. Por eso debemos crear mecanismos que unan al campo con la ciudad, porque son parte de un mismo proyecto”.
“Tampoco debemos caer en la posición de pensar a los del agro como los salvadores, porque son los que traen los agro-dólares, lugar que utiliza muchas veces la política económica, porque detrás de esos agro-dólares hay una vida urbano rural, la cual viví en Venado Tuerto cuando estuve allí durante 14 años, y es una vida que se va enriqueciendo en la medida en que las comunidades se complejizan y ofrecen más cosas como para hacer más atractivo vivir en el lugar”, agregó Seminario.
Enrique concluyó en que “hay que trabajar la comunicación ciudadana para que la convivencia nos permita proyectarnos dentro del mismo barco; en camarotes separados, sí, pero no sueltos en el agua, agarrado cada uno de un piolín. Esa es la dificultad de la política, que es precisamente vivir con el otro”.