Bruno Termansen maneja el campo que compró su bisabuelo en 1915 en Copetonas, partido de Tres Arroyos. Hace producción mixta: cría y recría (totalmente a pasto) sobre 30% de la superficie con pasturas perennes de varias especies (polifíticas) y en el resto produce trigo, girasol, maíz y cebada.
Por este último cultivo, Bruno “forma parte” de la cerveza 27 Easy, lanzada hace pocos meses por la principal cervecera de Argentina con la particularidad de que en su creación participó el músico Charly Alberti, conocido por su militancia ambientalista, y que la materia prima es la cebada “sustentable”. Como en el caso de otras grandes compañías, el márketing de venta de esta bebida se basa en que su origen es la “agricultura regenerativa”.
Actualmente, en el campo de 600 hectáreas totales, Termansen tiene 20 con producción de cebada agroecológica y tiene capacidad para hacer varias hectáreas más en estas condiciones.
-¿Cómo se convirtió en un productor agroecológico?
-Arranqué a producir en 2017 cuando volví de Europa, donde estuve un año trabajando en campos orgánicos. Ahí contacté a Agustín Barbera y Martin Zamora del INTA Barrow con la intención de replicar lo que vi en Dinamarca sobre cultivos intensivos. E iniciamos haciendo un lote de avena vicia para multiplicar semilla. Al año siguiente, logramos sumar inicialmente a 12 productores interesados en agroecología con los que se formó un grupo de trabajo en el marco del programa Cambio Rural; desde entonces seguimos trabajando en conjunto y con un asesor agrónomo que nos coordina. Actualmente somos 9 productores en transición agroecológica en campos de producción mixta agrícola–ganadera. Nos reunimos mensualmente para compartir y debatir el avance en el cambio de los sistemas. La construcción colectiva fue vital para lograr un avance más dinámico.
-¿Cómo fue el proceso dentro del campo? ¿Toda la explotación es agroecológica?
-Sí, hoy trabajo la totalidad del establecimiento dentro de este sistema. Arranqué haciendo solo ganadería en 300 hectáreas, asociando leguminosas a cada cultivo forrajero y alternando ciclos de cultivos de invierno y verano. Al campo lo atraviesan dos canales que están rodeados de agropiro con lotus. Intensificamos el manejo y en 2020, por intermedio del INTA, se armó el primer convenio de cebada regenerativa con una maltería que nos permitió lograr las primeras experiencias en agricultura agroecológica. Además generamos parches con plantas nativas, buscando dar refugios a animales e insectos para promover estos ambientes como corredores biológicos y potenciar las interacciones dentro del sistema.
Respecto de la ganadería, Termansen logró el sello de calidad Grass Fed, que acredita la producción bovina alimentada a pasto. El manejo se hace mayormente de agropiros con lotus, avenas vicias y pasturas de alfalfas.
La familia incorporó la cebada en 1973, en un solo un lote con la variedad Beka 73. Desde ahí este cereal empezó a ganar terreno al trigo y a la avena, debido que “es un cultivo que se adapta bien a las condiciones de la zona, tiene demanda y permite diversificar el esquema de cultivos de invierno”.
-La cebada para ser cervecera debe alcanzar un alto porcentaje de proteína ¿Cómo lo logra sin el aporte de fertilizantes y agroquímicos?
-Trabajando en la construcción natural de la fertilidad del suelo, organizando las rotaciones de cultivos tanto de invierno como de verano, incluyendo leguminosas dentro de las asociaciones de cultivos, evitando barbechos largos y con mucho trabajo previo desde la planificación. Siempre necesitamos de un antecesor que genere fertilidad y en el caso nuestro, que trabajamos con hacienda, debe haber una buena integración de la ganadería con la agricultura. En cuanto a la calidad, planificamos generar un suelo fértil con cantidad suficiente de nitrógeno aportado por la fijación biológica de las leguminosas en la rotación que permitan alcanzar un buen rinde de cebada y calidad cervecera.
-¿Cuál es su ecuación entre inversión y ganancia? ¿Siempre conviene apuntar a lograr cebada cervecera?
-No es una cuenta con un resultado por campaña o cultivo de cosecha porque tiene un trabajo previo mucho mayor. Quizás en una temporada se hace un cultivo de servicio y luego dos de cosecha, así la ecuación es más estable. Al analizar la cuestión económica buscamos realizar la cuenta sobre la totalidad del sistema ya que es un ‘todo’ integrado donde cada cultivo además de tener renta por sí mismo, impacta sobre los siguientes de alguna manera.
-Es decir que no siempre logran la calidad cervecera.
-Es algo en lo que trabajamos y venimos mejorando permanentemente, tanto en este campo como en el resto de los establecimientos del grupo de intercambio. En las primeras campañas de cebada sólo alcanzamos calidad cervecera en 15% de los lotes, pero en los últimos dos años alcanzamos buena calidad en la mayoría de los lotes.
-¿Qué le pasó este año con la sequía? ¿Cómo fue la cosecha en resultados, rindes y calidad?
-Esta campaña pasada tuvimos 50 milímetros de lluvia entre mayo y fin de octubre, por lo que tanto la implantación como el desarrollo para todos los cultivos de fina fueron muy difíciles. Sumado a que fueron tres años consecutivos de 550 milímetros anuales, cuando el promedio es 900 milímetros. Eran de esperarse que los rindes fueran bajos. A pesar de esto, los mejores rindes se lograron en los lotes avanzados en transición agroecológica, donde la cebada rindió 3.400 kilos por hectárea, con un rinde de indiferencia de 750 kilos con 11 de proteína y 86 de calibre.
-¿Cómo es el programa en el que está con Quilmes para hacer cebada regenerativa? ¿Qué beneficio le reporta?
-El convenio se renueva todos los años. Hasta el momento es parte de un programa a baja escala de la maltería y a nosotros nos sirvió para sumar experiencia en el manejo agrícola sin insumos de síntesis química. Cada productor tiene un máximo de 20 hectáreas para desarrollar. La empresa aporta la variedad de cebada que consensuamos más acorde, seguido de un monitoreo del cultivo y un sobreprecio al valor de la cebada forrajera. De nuestra parte, está el compromiso de respetar los procesos para lograr una cebada que cubra los requisitos para la producción de cerveza.