“Se puede estudiar cómo conducir una embarcación, por ejemplo con los cursos dictados por Prefectura, y cómo manejar artes de pesca en la Escuela de Pesca de Mar del Plata… Pero cómo y dónde pescar se transmite de padres a hijos, aunque en mi caso fue de abuelos a nietos porque mi padre se descomponía cuando lo llevaban en la lancha”, cuenta Ana De Luciano, que desde que tiene memoria anda entre lanchas y viendo a su abuelo tejer redes o arreglar las que se rompían, y que ya de adolescente comenzó con la pesca deportiva porque su padre no quería que navegara.
Pero parece que la sangre tira porque cuando fue un poco más grande Ana empezó a embarcarse esporádicamente de forma deportiva hasta que en 2006 formó parte de una cooperativa de pesca artesanal, donde se encargaba del acopio y venta de las capturas. Luego, debido a una operación de hernia de disco no pudo pescar embarcada, por lo que cambió la actividad de la pesca por elaborar productos a base de pescados artesanales por pedido para seguir ligada al mar.
“Lo que pasa es que una vez que se conoce el mar, no se lo pude dejar”, asegura Ana que también es secretaria de la Unión Argentina de Pescadores Artesanales (UAPA).
-Para alguien que desconoce el tema, ¿qué implica ser pescadora artesanal?
-Implica convivir directamente con el mar, su fauna y conocer un poquito de vientos, lo que nos dice cuándo entrar y cuando salir. Aunque hoy es mucho más fácil con los pronósticos que tenemos a mano con nuestros celulares y nos brindan un estimativo de lo que puede suceder, no confío totalmente en ellos. Hay que estar atentos.
-¿A qué hora empieza el trabajo?
-Por lo general entre las 5 y 6, así cuando el sol comienza a asomar, estamos en el agua. Navegamos hasta nuestras zonas, marcas o puntos (cada pescador lo llamada a su forma), lanzamos y esperamos que “pique”. Cuando consideramos que ya estamos completos (según la suerte del día), volvemos a puerto o playa, según desde donde hayamos salido. Descargamos nuestras capturas, lavamos la embarcación, cargamos combustible y dejamos todo listo para el próximo día.
-¿Dónde venden lo pescado?
-A veces comercializamos directamente del bote cuando llegamos, dejando lo necesario para filetear y procesar, según los pedidos que tengamos. Cada pescador tiene sus propios clientes o puntos de venta. Por lo general se pesca pescadillas, corvinas, meros, brótolas, gatuzos, rayas, salmonetes, pargos, cazones, palometas, chernias y bonitos, al igual que pez limón (muy ocasionalmente). Siempre respetando las correspondientes vedas o restricciones.
-¿Es un trabajo pesado?
-Creo que por embarcarse y pescar, una mujer no deja de ser femenina. Sí es cierto que es un trabajo donde pasas la mayor parte del tiempo mojada, en invierno es duro. En mi caso me resulta sencillo porque de chica tuve mucha fuerza en los brazos y en las manos, pero siempre estás haciendo esfuerzos si te tocan especies grandes, acomodando los cajones.
Es muy raro pescar sola, prefiero ir con acompañante por cualquier eventualidad, en medio del mar, donde apenas si ves la costa. En su momento tuve mi embarcación hasta que tuve que dejar de pescar mar adentro. Es un trabajo eventual de acuerdo a las condiciones del tiempo (con lluvia, viento, no podés salir). Después de una sudestada pasan dos o tres días que no podés salir a pescar y aquí en el sur de la provincia de Buenos Aires, son muy comunes en invierno. Actualmente elaboro productos a base de pescados artesanales. No utilizo merluza o variedades de la pesca comercial.
-¿Se sintió marginada en algún momento por ser mujer?
-No, para nada. Sí me ha ocurrido que, por ejemplo, al cambiar de ciudad un día me puse a hablar de pesca y te miran como diciendo “¿Vos sabés o te contaron? Porque es gente que nunca me vio pescar. Pero mar adentro estamos todos en las mismas condiciones y en caso de ayuda es para todos por igual. No hay distinción de sexos.
–¿Cambió el lugar de la mujer en el sector de la pesca en relación a 15 años atrás?
-Yo diría que sí. En la época de mi abuelo llevar a una mujer en la embarcación de pesca era de mala suerte ya que las mujeres solo estaban presentes en los mascarones de proa de los buques y se consideraban que en lo único que podían intervenir las mujeres, era en las salas de elaboración de pescado o plantas de fileteado. Hoy hay embarcaciones pesqueras de gran magnitud, dirigidas totalmente por mujeres. Todavía somos minoría pero hay cambios fuertes.
-¿Cuántas mujeres hay asociadas a la UAPA?
-Las mujeres en la UAPA están presentes desde el inicio: son las esposas, las hijas, las nietas y las hermanas de los pescadores y ellas son las que le dan el valor agregado a las capturas de sus familiares o amigos. Otras encarnan espineles y además hay cooperativas de procesado de especies de la pesca artesanal. Son muchas y muy activas.
–¿Cómo llega a secretaria de la UAPA y por qué? ¿En qué consiste tu trabajo?
-Comencé a estar ligada a la UAPA desde sus inicios, cuando formaba parte de la Cooperativa de Pesca y luego fui ocupando distintos cargos. Mi trabajo consiste en realizar notas, consultas, investigaciones y proyectos siempre siguiendo las necesidades de los pescadores artesanales y de la actividad, tanto a nivel nacional como Internacional. También llevar los libros de la entidad, presentar balances, comunicar las reuniones de comisión y, fundamentalmente, transmitir las necesidades y pedidos de los pescadores de las 5 provincias que agrupamos.
–¿Cuáles son los principales problemas hoy del pescador artesanal?
-El desplazamiento que sufrimos por la pesca comercial, que arrastra sus redes en nuestra zona exclusiva. Pero también el no reconocimiento de la calidad de nuestras capturas ya que es un pescado entero, fresco (se saca del mar directo al bote) y selecto ya que solo pescamos determinado tamaño y especie y no hay captura incidental). Además nosotros, según la zona y las especies, pescamos con palangre, espinel o con redes de enmalle también llamadas paño, que permite capturar y vender un pescado sin aplastamiento, mientras que quien pesca con red de arrastre que tiene grandes dimensiones, al llevarla a cubierta, el pescado del medio para abajo termina destrozado. Este tema de las redes de arrastre y del daño que causan al ambiente marino nos preocupa mucho; necesitamos reglamentar nuestra Ley de Pesca Artesanal y tener políticas públicas adecuadas a nuestra actividad.
-¿Por qué será que la sociedad sabe tan poco de este trabajo? ¿Por qué no se lo valora?
-Pienso que no tenemos cultura de comer pescado. Para el argentino, la carne vacuna es su principal alimento, el pescado el último y para Semana Santa para los católicos. Por este motivo sabemos cómo se carnea una vaca o un lechón y conocemos los cortes que compramos. El tema es que la pesca artesanal no está visibilizada, la mayor parte de la sociedad no conoce la actividad.