La FAO (Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación) y el OCDE (Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico) publicaron este lunes un informe con las perspectivas productivas para 2028 de un región estratégica para la provisión de alimentos al mundo: América Latina y el Caribe. La importancia que le otorgan estos organismos multilaterales a esta parte del mundo -que como todos sabemos habla y produce en español y portugués- parece ser escasa. Esos organismos publicaron su informe solamente traducido al inglés y el francés. Las versiones en los idiomas de las ex colonias, bien gracias.
Parece una boludés, pero no lo es. La provisión de alimentos a una población creciente descansa cada vez más sobre los hombros de los productores latinoamericanos. Sin embargo, los informes sobre su desempeño futuro se publican en idiomas que ellos no hablan (salvo raras excepciones), como para que no entiendan su singlular aporte y los derechos que esta situación debería implicar en materia de mejores precios y de acceso a los mercados. Parece ser que no importa que ellos mismos entienden dónde están parados.
Por ahora se publica en español únicamente una breve síntesis de prensa que es bastante confusa y aporta bastante poco. Pero lo menos allí queda claro que tanto la OCDE como la FAO reconocen la creciente importancia que tendrán los países de America Latina y el Caribe para que el resto del mundo pueda alimentarse. En la paretada síntesis se dice que la región “responderá por el 25% de las exportaciones mundiales de productos agrícolas y pesqueros en 2028”. Nada menos. Es decir que 1 de cada 4 kilos de alimentos que se vendan en el mundo surgirá de la región cuyo lenguajes se ignoran.
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En su informe sin traducción, los países centrales parecen cada vez más preocupados por su propia situación que por la suerte de la región de la cual informan. Como sea, queda claro que los países desarrollados que dominan la agenda de la FAO y la OCDE serán cada vez más dependientes de la producción de alimentos latinomericanos. Por eso ponen el acento en que la velocidad de crecimiento de sus aportes para el resto del mundo serán menores en la próxima década a la que ellos necesitan. Lo dicen en francés y en inglés, porque es lo que a ellos les interesa.
“La producción agrícola de la región continuará creciendo, pero la disminución de la demanda doméstica e internacional puede contribuir a un crecimiento más lento durante la próxima década”, es la apretada traducción de este razonamiento.
Vamos a los datos. FAO/OCDE estiman que para 2028 la región verá crecer sus cosechas el 22% y que también habrá un crecimiento de 16% en su oferta de carnes. No es poco: es un aporte mucho mayor al del resto del globo terráqueo. De todos modos, parece no alcanzar, pues se dice también que las tasas anuales de crecimiento serán menores a las que se registraban hasta ahora.
“La producción agrícola y pesquera en América Latina y el Caribe ha crecido en un promedio de 2,7% por año en las últimas dos décadas. Actualmente, América Latina y el Caribe responde por el 14% de la producción agrícola mundial y el 23% de las exportaciones de commodities agrícolas y pesqueras”, precisó el documento.
Precisiones. Los países centrales esperan que el crecimiento de la producción de cereales en Latinoamérica disminuya en la próxima década, se haga más lento. Las tasas de crecimiento anual serían de alrededor de la mitad de las observadas en las últimas dos décadas para los principales países productores de cereales. Argentina y Brasil están ahí, en ese lote que habla otro idioma.
Para 2028, se espera que la región produzca 233,5 millones de toneladas de maíz (18% del total mundial), 22,1 millones de toneladas de cereales secundarios (3% del total mundial), 21,4 millones de arroz (4% del total mundial) y 37,3 millones de trigo (11% del total mundial).
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Sobre la soja, que es ama y señora en el Mercosur, el documento afirma que “la producción seguirá creciendo durante la próxima década, y se proyecta una mayor expansión del uso de la tierra a expensas de las pasturas, aunque un tercio del aumento en el área cosechada provendrá de cultivos dobles (dos cultivos en secuencia durante el mismo año). Sin embargo, se espera que la tasa de crecimiento de la producción anual para la región en su conjunto disminuya del 6.9% visto en las dos décadas anteriores, al 2.8% para la próxima década”.
Todo más lento. Demasiado lento para lo que necesitan quienes hablan en inglés, francés y también en chino mandarín…
En el caso de las carnes, el aporte de Latinomérica también será menos visible que antes. “El crecimiento anual promedio en la producción de carne de vacuno y ternera se desacelerará levemente en la próxima década –a 1,2% al año– en comparación con el 1,4% en las dos décadas anteriores”, afirman FAO y OCDE.
Quizás por esto que sigue las traducciones no sean convenientes. Según el informe publicado en el idioma de los países centrales, los desafíos para el futuro en América Latina y el Caribe “radican en garantizar que el crecimiento agrícola futuro sea más sostenible e inclusivo de lo que fue en el pasado, en un contexto de menor demanda y precios internacionales más bajos”.
Vaya problema, ser más inclusivos creciendo menos que antes.
“Asegurar un camino más sostenible e inclusivo para el futuro crecimiento agrícola dependerá de avances necesarios en las áreas de nutrición, protección social y ambiental y apoyo para los medios de vida, ya que la pobreza rural, el hambre y la obesidad están aumentando en la región”, finaliza el documento.