Un costado de esta historia dirá que a fines de 2017, José Robetto e Iñaki Albisu comenzaron a preparar su proyecto de tesis de grado para culminar sus estudios en Ingeniería Electrónica, en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ese trabajo daría lugar a PONCE, una startup que logró articular a la electrónica con el sector agropecuario, y que le dio una solución a un problema no muy tenido en cuenta y de vital importancia en estos momentos: la deficiencia en los sistemas de riego.
El otro costado mostrará que este proyecto nació como un homenaje a Santiago Ponce, compañero de facultad de José e Iñaki, que falleció en un accidente vial. Y quizás ese hecho haya sido el que motorizó el costado social de este proyecto tecnológico por demás innovador.
“Cuando arrancamos no teníamos muy en claro el foco, era una simple tesis. Nos dimos cuenta que teníamos bastante background de agro: mi tío es productor e Iñaki trabajó dos años para una empresa que distribuye maquinaria agrícola. Cuando empezamos a ver qué cosas podíamos hacer para el agro del lado de la electrónica, hablamos con mi tío y vimos que un problema tenía que ver con el manejo y el control del equipo de riego por pívot”, contó Robetto a Bichos de Campo.
Los jóvenes observaron que ese equipo de riego, que en sus versiones de mayor tamaño llega a cubrir al menos 50 hectáreas y a tener un flujo de entre 200 y 300 mil litros de agua por hora, podía hacer desastres si se descalibraba y no había personal cerca para repararlo.
“Esa máquina se desplaza sola. Está en la categoría de riego por aspersión automecanizado. Como tracciona sólo, puede tener problemas mecánicos que hagan que se atasque y quede tirando agua en el lugar. El equipo después se empieza a embarrar y enterrar, daña el cultivo y desperdicia combustible. Además le quitás agua a otros productores porque normalmente extrae de la napa”, explicó el ingeniero.
Una forma de solucionar esto era implementar un sistema de sensores que emitieran alertas básicas en caso de identificar alguna falla. Cuando la tesis fue aprobada, Robetto y Albisu decidieron llevar este razonamiento al mercado, y adaptarlo a una aplicación más compleja que permitiera su monitoreo desde cualquier parte del país.
Fue así que el ingeniero informático Mariano Finochietto se sumó al equipo de PONCE y contribuyó a terminar de digitalizar y automatizar el proceso.
Luego de participar en varios concursos e incubadoras, los jóvenes reunieron los fondos necesarios para realizar las primeras pruebas con clientes a campo, y lo hicieron a lo grande. Las primeras empresas interesadas en testear la tecnología fueron nada más y nada menos que McCain, en su planta de Balcarse, y Nidera –previo a ser comprada por Syngenta- en su planta de La Ballenera.
“Nuestro objetivo como empresa es que el productor riegue mejor a partir del manejo eficiente de su máquina de riego. Nosotros vamos a cada equipo de riego, instalamos sensores y empezamos a tener datos que nos permiten monitorear. Las variables a tener en cuenta son la geolocalización, las condiciones pluviométricas, el caudal y las gotas de los aspersores. De alguna forma generamos un clon virtual para ver cómo se comporta”, señaló Robetto.
El análisis obtenido es volcado luego en una aplicación a la cual el cliente puede acceder, que le permite estar conectado a ella a distancia.
¿Pero esta tecnología sirve sólo para los equipos de riego por pívot? La respuesta, por suerte, es no. “La idea es poder monitorear cualquier sistema de riego agrícola. Arrancamos con pívots porque era la realidad con la que nos cruzamos, el problema era muy claro. Después avanzamos con otras máquinas. Queremos llegar incluso a monitorear el sistema de riego no tecnificados como el que se realiza por inundación. Este año vamos a meternos en el riego localizado como la micro aspersión y el goteo”, afirmó el marplatense.
Hoy PONCE cuenta cuando más de 80 clientes, entre los que se destacan McCain, Syngenta, Ledesma y AGD, entre otras. Su mayor presencia se distribuye entre las provincias de Buenos Aires, Córdoba y San Luis, aunque también está en Salta, Jujuy, Catamarca, Santa Fe, Tucumán y Santiago del Estero.
Pero eso no es todo. Desde el año pasado la startup desembarcó en Chile, con 16 equipos de monitoreo, y en México, con 28 equipos.
Un dato interesante es que la empresa no vende los sensores y equipos que instala, sino que los brinda en comodato. “Una cosa que aprendimos es que el agro tiene muchos problemas con las tecnologías que se venden y después se vuelven obsoletas, o se rompen y quedan tiradas. El servicio que ofrecemos depende de los sensores, por lo que si se rompen nosotros estamos obligados a ir y repararlos”, relató Robetto.
-Además del interés por la eficiencia y por evitar el desperdicio de agua y combustible, ¿qué otro impacto reconocés en este proyecto?- le preguntamos al ingeniero.
-Encontramos que el fenómeno del éxodo rural se está acentuando. En general ni los productores quieren vivir en el campo, ni consiguen gente que quiera vivir ahí. Eso está dificultando mucho el trabajo y se termina incorporando mucha gente que de pronto no está capacitada. Nosotros tenemos el poder de ayudar a los productores a que puedan capacitar en esto a sus trabajadores, a acompañarlos en toda su estructura para que puedan cumplir de forma correcta con la tarea de riego.