Cualquiera que pretenda hacer agricultura y ganadería regenerativa debe saber que las mediciones de impacto ambiental son un factor clave en esa reconversión, ya que no hay otro modo de confirmar los cambios que ese tipo de manejo provoca sobre los recursos disponibles, especialmente los suelos. En ese sentido, los servicios de medición ofrecidos por empresas certificadoras han aumentado, al punto de que algunas internacionales han comenzado a trabajar en la asistencia de productores argentinos.
Ese es el caso de la firma belga Soil Capital Farming, que ya cuenta con diez años de experiencia en el rubro y que hace algunos años arribó al país en busca de extender su asistencia a agricultores.
“Empezamos en 2015 con manejo de campo y consultoría, siempre enfocándonos en agricultura regenerativa, y en 2019 empezamos con un programa de carbono para ayudar al productor a medir, certificar y vender lo que se llama bono de carbono”, explicó a Bichos de Campo Thomas Lecomte, socio gerente en Soil Capital Farming.
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El servicio de medición ofrecido por esta empresa comprende el uso de una plataforma digital, en donde el productor puede volcar sus datos productivos en el campo y, a través de una calculadora especies, medir la huella de carbono de sus cultivos.
“Por ahora lo hacemos únicamente en la parte agrícola. Con esa huella de carbono podemos saber si el productor está emitiendo o secuestrando carbono del suelo. La idea es acompañarlo en un programa que toma unos cinco años más o menos. El productor puede salir, entrar cuando quiera, pero la idea es ir hacia cinco años mejorando su huella, empezando como emisor e ir hacia una situación neutra o de secuestro de carbono”, señaló Lecomte.
Uno de los trabajos más destacados de esta empresa fue la asistencia brindada a un grupo de productores de cebada cervecera regenerativa en la localidad de Tres Arroyos, quienes pudieron medir durante tres años la huella generada en cada campaña, y obtuvieron resultados más que positivos. En base a eso, la cervecera Quilmes lanzó la primera cerveza carbono neutro de la Argentina, que es promovida por el ex Soda Stereo Charly Alberti.
“Lo que vimos es que el impacto de esa cebada, en comparación a la convencional, tiene la mitad de emisión de Co2 equivalente. Hoy en día Sol Capital no certifica en Argentina, certificamos en Europa, pero si pudiéramos lograr una certificación, la idea sería que, por ejemplo, la empresa pueda comprar ese certificado carbono para compensar su propia huella al nivel de la planta”, señaló el empresario.
-¿Qué notaron al llegar al país respecto de la actitud de los productores? ¿Ya había mucho medido o faltaban mediciones?- le preguntamos.
-En Argentina los productores son más empresariales que el productor promedio en Europa. Tiene una afición por mejorar las cosas, ser más eficientes, y en general se ve que tienen ganas de medir y mejorar. En realidad ese crédito carbono genera un ingreso para el productor, pero como lo decimos en Bélgica, ese crédito es como una frutilla en una torta mucho más interesante que es el cambio de prácticas.
-¿Argentina tiene entonces mucho por crecer en materia de medición de carbono?
-Hay mucho potencial para crecer. Lo que digo es que se ve que los productores son abiertos a medir datos y a meterse en sistemas donde se pueden medir indicadores y otros números. Creo que hoy en Argentina hay poco de medición de carbono y que es un camino en el que podríamos ayudar. No podemos mejorar lo que no medimos. Hay que medir, entender en dónde estamos y después podemos manejarnos mejor.
-¿Qué visión tenés de la sustentabilidad siendo que venís de un bloque que ya tiene una agenda propia en este sentido?
-Son ideas en las que el consumidor final puede influenciar bastante a nivel del mercado, en función de lo que pide. Lo que se ve en Europa es que los vientos están cambiando de un lado al otro: el consumidor está pidiendo alimentos que tienen un impacto menor y son más sustentables. Creo que eso va a llegar también a la Argentina. Está bueno que los productores puedan prepararse en ese camino y empezar a medir cuál es su impacto de carbono, pero también más allá del carbono, cuál es su impacto en términos de agua, en términos de biodiversidad, para prepararse a ese cambio en la demanda. Argentina tiene un potencial de producción y una escala que no tenemos en Europa. La escala del campo argentino es una ventaja muy fuerte y se puede agregar un impacto ambiental positivo.
Esta gente viene a evitar que crezcamos como país.