Fue en 1947 que nació la Cooperativa Agrícola, Ganadera e Industrial de Patagones y Viedma por la necesidad de los productores de la zona para comercializar su producción en forma conjunta. Como en toda entidad, en estos 76 años tuvo que sortear muchas cosas pero una de sus fortalezas ha sido la diversificación de actividades. Hoy cuenta con 339 socios con un promedio de 1700 hectáreas cada uno.
“La comercialización de hacienda, cereales, agroquímicos, fertilizantes y estar vinculados a , supermercados, ferretería, seguros y medicina prepaga entre otros nos ha permitido resilientes a través del tiempo y sostenernos en momentos de crisis, como ser falta de cosecha por sequía por una campaña o por sucesivos años”, describen la contadora Mirian Mercé y el ingeniero José Bayón.
“La Cooperativa ha logrado mantenerse y seguir creciendo gracias a los miembros que la integran y a los empleados que han sabido adaptarse a los distintos cambios, ya sea en lo climático con años muy desfavorable principalmente hablando de las precipitaciones, la cual es nuestra mayor limitante en la zona, y a los gobiernos que no han sido de lo más beneficioso para el sector que representamos”.
Según la ACI, Alianza Cooperativa Internacional, en América Latina y El Caribe existen más de 105.000 cooperativas y entre los países con mayores entidades asociativas sobresalen Argentina (8.618), Brasil (6.828), Uruguay (3.653), Colombia (3.205) y Ecuador (3.110). Y otro dato: un cuarto de este total (26%), corresponden a cooperativas agropecuarias y/o rurales, las que representan a más de 28 mil organizaciones de productores.
En la zona de Viedma y Patagones existe una variedad de razas ovinas y vacunas, en estas predominando Aberdeen Angus y Hereford, además de sus cruzas. Se realiza ciclo completo desde la cría, recría y el engorde, mayormente es todo en forma extensiva, salvo algunos productores que hacen pastoreo intensivo con parcelas reducidas. Para el caso del engorde hay productores con encierre a corral con silo de autoconsumo o comederos lineales con alimentación diaria; para ambos casos la cooperativa les provee del alimento balanceado o del núcleo. En la zona hay mucha producción es de novillos de exportación los cuales rondan los 500 kilos de peso vivo y son criado exclusivamente de forma extensiva.
Algunos establecimientos de productores (pocos) están comenzando a realizar rotaciones regenerativas, en menor escala. Para la cría de ovinos se centras en dos razas principalmente Corriedale y Merino, la primera para el mercado de carne y la segunda para lana. Para ambos casos la entidad ofrece los canales de comercialización y la logística. En cuanto a los forrajes que consumen son pasturas cultivadas, anuales (avena, cebada, centeno, tritricale, vicia, sorgo) y perennes (agropiro, festuca, alfalfa) y pasturas naturales como aflechillos, cebadillas y distintas gramíneas.
En cuanto a agricultura, la región está bien diferenciada en la zona de riego y la de secano. En el riego gracias al agua del Río Colorado en el norte y el Río Negro en el sur, se produce gran variedad de cultivos, siendo el principal la cebolla, la cual demanda gran cantidad de agua, girasol, maíz, sorgo, trigo, cebada, tritricale, centeno y en menores cantidades morrón, papa, entre otras hortalizas. Cabe destacar que en el valle del Río Negro también hay producción de frutales. Ya en la zona de secano los cultivos se centran en trigo y cebada, acompañado de avena o centeno.
“Nuestros clientes son los socios de la cooperativa además de los productores en general, como le llamamos a los que no están asociados”, explican los ingenieros Leandro Guerrero y Federico Bouhaben. “Estos últimos están creciendo ya que ven el gran abanico de canales de comercialización que tenemos y precios muy competitivos, además del asesoramiento técnico gratuito para ellos”.
“Además, se realizan capacitaciones tanto para el personal como para los productores, por ejemplo sobre cultivos de invierno y verano, prevención de enfermedades, producción de pasturas, fertilización de cultivos y nutrición de los suelos, entre otras”, agrega el contador Jonatan Abraham.
-¿Cómo los afectó la última sequía?
-No hemos recibido las precipitaciones adecuadas para implantar las pasturas de invierno, lo cual viene atrasando los trabajos y se demora el forraje disponible para los animales, asimismo los campos se están quedando sin pastizales naturales lo cual lleva a tener que suplementar con rollos o balanceado. También estamos con poca oferta forrajera de los cultivos de verano por las restringidas lluvias de verano. Siempre hablando de los campos de secano que son la mayoría de la zona, en los lotes bajo riego no se ve tanto el efecto de la sequía.
-Les iba a preguntar cuál es el principal cuello de botella para los productores de la zona pero ya veo que es el clima.
-El clima es uno de ellos: estamos en una zona donde la media anual es de 400 milímetros, lo cual nos limita mucho: si erramos con las precipitaciones los rendimientos de granos y forrajes se caen fuertemente, como la producción animal. Eso por un lado, pero la gran limitante es el gobierno: llevamos años sin políticas claras ni una proyección para que el productor pueda programar y saber con qué herramientas va a contar. Solo nos encontramos con trabas nuevas todos los años.
-¿Cómo hacen para atraer nuevos socios? ¿Se sigue creyendo en el cooperativismo?
-Trabajamos con las generaciones más jóvenes, que tienen una visión distinta a la que mantienen sus padres y abuelos. Lo fundamental es enseñar cuál es la esencia de la cooperativa como institución en la zona, su importancia y el significado para los asociados por el aporte de su capital a una empresa local que interactúa en un mercado competitivo. Nos acercamos a los jóvenes con ofertas de negocios que ofrecen ventajas potenciales, de acuerdo a las necesidades productivas y de servicios, y atendiendo las necesidades comerciales y financieras de los asociados. Y siempre remarcando el espíritu del cooperativismo.