“En Buenos Aires hay desempleo y acá no conseguimos gente para trabajar”. Así lo indicó Luis Mancini, un pequeño productor de yerba mate de Misiones, en referencia a las crecientes dificultades para encontrar personas dispuestas a realizar trabajos temporarios.
“La falta de personal para la cosecha acá es crítica y eso es un tema político y tenemos que encontrar cómo ordenar eso”, señaló el productor en referencia a que los beneficiarios de planes sociales no quieren ser dados de alta como trabajadores temporarios para no perder el subsidio estatal, cuando, si esa restricción no existiese, podrían mejorar su calidad de vida al contar con los dos ingresos.
Mancini señaló que en la región se necesita mucha mano de obra, no solamente durante la cosecha, sino también en los secaderos de yerba mate.
Su campo está ubicado en Colonia Guaraní, partido de Oberá, en el centro de la provincia de Misiones. Tiene 25 hectáreas y allí se las ingenia para diversificar la producción. Destina 10 hectáreas a la producción de yerba mate. También supo hacer té, pero dice que ya no es negocio porque la demanda está concentrada en pocas empresas y el precio termina siendo muy bajo.
Esa es una de las fortalezas, reconoce, de la cadena yerbatera, hay muchas cooperativas, secaderos y empresas que venden con diferentes marcas y además cuentan con el Instituto de la Yerba Mate (INYM), que lauda un precio mínimo cuando no hay acuerdo entre productores e industriales.
Escuchá acá la entrevista completa a Luis Mancini:
Mancini vende la yerba a través de la Cooperativa Agropecuaria e Industrial Yapeyú, que tiene un pequeño secadero, y esa yerba luego es entregada a la Cooperativa Liebig, que la vende con la marca Playadito.
Este “productor de pocos kilos”, como se autodefine, está preocupado porque los consumidores argentinos –“nuestros verdaderos patrones”– se están quejando por el precio minorista de la yerba mate, el cual en buena medida está inflado por impuestos.
El año pasado el INYM fijó un valor, pero, debido a la falta de materia prima, se pagó un precio superior a ese mínimo establecido. Si bien se trató de una buena noticia, muchos productores sin manejo de la cuestión financiera vieron como los pesos se derretían en sus manos por efecto de la inflación.
“En la yerba estamos zafando un poco respecto de lo que les pasa a otras economías regionales, pero igual no es razonable es que una provincia viva de una sola economía regional”, apuntó Mancini.