A partir del 1 de enero pasado comenzó a regir en EE.UU. un nuevo programa, denominado 45Z, destinado a subsidiar la producción de biocombustibles en esa nación. Luego de una extensa espera, este martes 15 de enero finalmente el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) publicó las directrices técnicas que deben tener los cultivos agrícolas para poder ser empleados como materia prima en la elaboración de bioetanol y biodiésel.
Mientras que el régimen anterior establecía créditos fiscales en base a parámetros nomimales, el nuevo esquema determina que, para poder obtener los créditos fiscales, las industrias de biocombustibles deben emplear cultivos con “baja intensidad de carbono”. La clave, entonces, reside en conocer cuál será la metodología para determinar esa variable, que es lo que se publicó este miércoles.
La norma emitida hoy establece un marco para definir cuáles son las prácticas de agricultura “climáticamente inteligentes” (CSA por sus siglas inglés) aplicadas en la producción de cultivos que operen como materia prima en la fabricación de biocombustibles.
La legislación incluye tres cultivos de materia prima –maíz, soja y sorgo– y comprende diferentes prácticas asociadas a contar con una baja huella de carbono, ya sea por reducción de emisiones de gases de efecto invernadero como por secuestro de carbono, entre las cuales se incluyen la siembra directa, cultivos de cobertura y gestión de nutrientes, como, por ejemplo, el uso de inhibidores de la nitrificación.
“Es importante destacar que la norma provisional permite la adopción de prácticas de agricultura climáticamente inteligente tanto de forma individual como en combinación. Esto significa que los productores participantes tendrían la flexibilidad de adoptar las prácticas que tengan sentido para su operación y, al mismo tiempo, poder producir materias primas con intensidades de carbono reducidas según la norma”, señala un comunicado del USDA:
Para que cada productor estadounidense pueda calcular la huella de carbono de sus cultivos, el USDA publicará una versión beta de una “calculadora de intensidad de carbono de materia prima” (USDA FD-CIC).
“El USDA evaluará y responderá a los comentarios públicos y la revisión por pares que se proporcionen en el USDA FD-CIC, después de lo cual se establecerá una versión final. Hasta ese momento, los usuarios deben considerar los valores del USDA FD-CIC como preliminares”, señaló. Habrá un período de dos meses para probar la herramienta y recibir comentarios sobre la misma.
Cuando faltan pocos días para la asunción de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. (el 20 de enero), el hecho de que la administración de Joe Biden publique la norma genera tranquilidad en el agro estadounidense, ya que, en principio, evitaría cualquier medida disruptiva implementada por el nuevo mandatario.
La Asociación de Combustibles Renovables (RFA) dio la bienvenida a la publicación por parte del USDA de las directrices para cuantificar, informar y verificar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción de cultivos destinados a la fabricación de biocombustibles.
“Agradecemos al USDA por desarrollar este marco inicial que, en última instancia, podría permitir a los agricultores participar activamente en los mercados de carbono, aportando nuevas fuentes de ingresos y una creación de valor sin precedentes a las comunidades rurales”, señaló el presidente y director ejecutivo de RFA Geoff Cooper.
Growth Energy, la asociación comercial de biocombustibles más grande del país, también aplaudió la medida. “Instamos a la administración entrante (por el presidente Trump) a utilizar esta nueva propuesta para proporcionar a los agricultores una nueva vía para impulsar los ingresos agrícolas”, señaló Emily Skor, directora ejecutiva de la entidad, para luego añadir que “esta norma ofrece un camino a seguir para todas estas partes interesadas y esperamos trabajar con la administración Trump para que la agricultura regenerativa forme parte de sus esfuerzos exitosos por revitalizar las zonas rurales de EE.UU”.
En tanto, el director de la Asociación de Combustibles Renovables de Iowa (IRFA), Monte Shaw, dijo que el nuevo criterio tiene varias mejoras con respecto al programa anterior, dado que permite incorporar diferentes prácticas agronómicas para calificar, en términos ambientales, como proveedor de la industria estadounidense de biocombustibles. También destacó que los criterios están ajustados a las características presentes en cada región agrícola del país.
“Es importante señalar que, si se finaliza, este programa no sólo podría adoptarse en políticas federales como la del crédito fiscal para la producción de combustibles limpios 45Z, sino también en políticas provinciales de combustible limpio y programas internacionales de carbono”, indicó el director de IRFA Monte Shaw.