Ernesto Quercia es el veterinario de la empresa lechera La Cabañita, ubicada en Hipatia, Santa Fe, dentro de una de las principales cuencas lecheras. Le tocó implementar allí un sistema muy innovador para la primera cría de los terneros. Junto al agrónomo Mariano Longoni, montó una especie de “guardería robotizada” que puede atender hasta 300 terneros al mismo tiempo.
La crianza automatizada de terneros comenzó en septiembre de 2020, en plena pandemia, pero antes de concretarlo, se tomaron tiempo para visitar algunos otros establecimientos que ya se habían iniciado en esa tecnología.
“El problema es que esos lugares tenían de 20 a 25 terneros y nosotros apuntábamos a tener unos 350 terneros. Gracias a la consulta con algunos asesores externos pudimos orientarnos en el armado debido a que no hay manual que indique cómo hacerlo”, comentó Quercia a Bichos de Campo.
La Cabañita, que tiene varios tambos activos y un rodeo de vacas en ordeñe de más de mil cabezas, levantó un galpón especial para que funciones esta moderna guachera. Allí, mitad bajo techo y mitad al aire libre, se suceden una serie de corrales para recibir a los terneros que van naciendo y que constituyen uno de los puntos críticos del proceso de producción lechera, ya que deben ser separados rápidamente de las madres, para que están produzcan leche.
“En nuestro sistema la madre vuelve a producción en seguida. Entonces, la necesidad de separar a ese ternero lleva a la necesidad de tener un sistema adecuado para alimentarlo y criarlo”, explicó Quercia, e indicó que en este galpón robotizado “el ternero permanece desde el día 0 hasta el día 60 de vida”.
Mirá la entrevista a Ernesto Quercia:
En esta “nursery”, disponen de un sistema de alimentación automático (calf feeder- alimentador de terneros) que primero intentó suministrar un balanceado especial formulado, pero que se descartó luego de varios meses de ensayos. Finalmente decidieron alimentar a las crías con leche del propio tambo, convenientemente pasteurizada y enfriada en una pequeña planta contigua.
Luego, mediante un sistema de cañerías se transporta la leche hasta cada corral y allí es administrada por un robot diseñado por la empresa sueca DeLaval, que suministra de 5 a 6 veces al día la leche a los terneros a una temperatura de 38 grados aproximadamente. El ternero, como si estuviera al pie de la madre, decide cuándo alimentarse. Durante el proceso el robot identifica a cada uno de los bebés y contabiliza la cantidad de leche que consumen, para ponerles límites llegado el caso y cerrarles el grifo. O mejor dicho, la mamadera.
No hay punto de comparación de esta guardería con las tradicionales guacheras al aire libre que pueden verse en un tambo convencional, donde el ternero suele permanecer atado y se lo alimenta los primeros días con un biberón o un balde cada dos o tres horas, hasta que se desarrolle y pueda pasar a consumir un alimento balanceado.
“Antes predominaban los tambos chicos donde el tambero hacía todas las tareas, desde la atención al parto, pasando por la alimentación y el ordeñe. Acá tenemos gente encargada para cada cosa. Hay una subdivisión de trabajos para hacer el sistema más eficiente. Somos 27 personas abocadas a tareas específicas”, manifestó el veterinario.
En esta singular guachera robotizada se logran condiciones de temperatura ideales para mantener a los terneros. Quercia acotó que “con este sistema apuntamos más al bienestar del ternero en cuanto ambiente, porque no sólo está bajo techo sino que hace varias tomas durante al día y a voluntad mientras que en los sistemas tradicionales no son más de dos tomas diarias”.
El robot que alimenta identifica a los terneros gracias a la lectura que hace del collar del que dispone cada uno, el cual contiene un chip que permitirá calcular cuánta leche se le debe suministrar por día. Según la edad que tengan, el robot puede liberarles 4, 6 u 8 litros de leche cada 24 horas.
Otra de las ventajas del robot, según Quercia, es que deja registro de las tomas, de modo tal que se podrían diagnosticar situaciones anormales que anticipen una posible enfermedad. Por ejemplo, si un ternero toma poca leche se lo identifica de inmediato y se lo pone en observación.
Los machos son vendidos por el tambo a los pocos días de vida, para su recría en otros establecimientos. En cambio, mantener las hembras son su principal objetivo dado que son las que conformarán su plantel de reposición lechera. Se calcula que una vaquillona puede comenzar a producir leche a partir de los 24 meses.
“Hay trabajo y atención, pero todo depende de tener el sistema con los protocolos debidos y con la mano de obra bien entrenada y capacitada. En realidad creo que el éxito de cualquier sistema, ya sea este o el tradicional de estaca lo termina definiendo la formación de la mano de obra”, concluyó el veterinario de La Cabañita.
esta nota hay volver a hacerla cuando estén con una mortandad en primeros 60 días de vida del ternero inferior al 3%. Los valores mencionados son realmente malos para semejante inversión y revelan la complejo que es la labor de criar terneros