La empresa Less nació hace siete años y uno de sus fundadores, Sebastián García Marra, no tenía en ese momento nada que ver con el agro. Tampoco su socio y compañero de facultad. Ambos eran ingenieros electrónicos que luego de pensar soluciones para la ciudad y las industrias, vieron en el agro una oportunidad muy grande para volcarse a diseñar sistemas de medición, que es de lo que entienden.
“Vimos que había muchas variables que no se tomaban y que con sensores e internet de las cosas se podía empezar a medirlas para tomar luego mejores decisiones”, resumió García Marra en Bichos de Campo.
Aquí la entrevista completa con el ingeniero electrónico:
Con el correr de los años, estos jóvenes están convencidos de que tenían razón: en el agro hay muchísimas cosas que pueden generar datos, que se pueden medir, y que por lo tanto permiten entender mejor lo que sucede, para a partir de esa compresión generar soluciones.
En esta avanzada hacia una agricultura inteligente, uno de los productos de Less que está teniendo éxito es una lanza para silobolsas. Se trata de un dispositivo plástico que se clava en el silo luego de armado con la función de que monitoree permanentemente el nivel de temperatura, humedad y dióxido de carbono del grano almacenado.
El dispositivo está calibrado de una forma tal que si alguna variable de esas se mueve demasiado le envía una alerta al productor o acopiador, para indicarle que algo anda mal y se puede -por ejemplo- haber abierto la bolsa. Todo en pos de atender rápido el asunto y no perder el valioso capital allí almacenado.
Otra área en la que han incursionado con éxito es en todo lo que tiene que ver al riego para cultivos intensivos y también los extensivos. Estos dispositivos tienen el propósito concreto de medir el suelo constantemente para llevar a cabo la mejor gestión del agua, aplicar en el momento justo y la cantidad adecuada.
El sistema está preparado para utilizarse en conjunto con una estación meteorológica sin partes móviles con hasta diez diferentes variables medidas, incluyendo velocidad y dirección del viento, precipitación y radiación UV, entre otras. Los equipos pueden alimentarse con paneles solares.
García Marra ve una infinidad de solucione que pueden llegar al agro de la mano de los sensores. “El único tema es mejorar la conectividad en los campos, porque existen muchos sitios sin internet todavía”, bregó.
“Pero pienso que a futuro todo esto va a crecer. Ya podemos ver que con la agricultura de precisión está todo cada vez más automatizado. Combinando sensores con inteligencia artificial, será muy útil para la toma de decisiones”, se ilusionó.
En el camino de medir todo, de todos modos reconoció: “Una gran limitante que vemos para escalar hoy es la medición en tiempo real de la fertilidad de los suelos, es muy difícil todavía de calibrar por las diferentes texturas de los suelos. Pero ese sería como encontrar el Santo Grial para la agricultura”, imaginó.