Ana Rubbo y su marido Juan González disfrutaban en Trelew de comer diversos escabeches que elaboraban de modo casero las personas mayores de la familia de ella, hasta que llegó un día en que ya nadie los hacía. Entonces comenzaron a hacerlos ellos mismos, para consumirlos en familia y con amigos.
Un día, fueron los amigos los que comenzaron a encargarles escabeches y a comprárselos. De pronto la pareja comenzó a darse cuenta de que en su provincia había un sector de la población que tenía la necesidad y el deseo de consumir y disfrutar de los productos de mar o de las carnes patagónicas, pero de manera segura, práctica, sabrosa y en cualquier época del año. Porque hasta ese momento, la producción y el consumo de ese tipo de productos venían siendo de modo muy informal. Además, notaron que había una demanda por parte de los turistas, en consumir y poder llevarse conservas de productos de la Patagonia, elaborados y envasados en origen.
Si bien Ana y Juan elaboraban escabeches de modo casero desde 2001, en 2017 decidieron crear una empresa familiar con todas las habilitaciones y registros correspondientes, para elaborar conservas de alimentos con estilo casero en base a mariscos, pescados y carnes de la Patagonia. A sólo cinco cuadras de donde viven, montaron su pequeña fábrica, en lo que fue la casa paterna donde se crió Ana. Para ella, ese es un lugar especial, lleno de duendes, porque Jorge, su padre, además de tener allí su taller, hacía música. En la parte de adelante funciona un punto de venta, con dirección en Sarmiento 586.
Esta sencilla y emprendedora pareja se lanzó a cubrir esa necesidad en el mercado siguiendo una receta familiar, sin conservantes ni colorantes ni aditivos. Registraron sus ‘frascos de conservas’ bajo la marca Serajuana, que es la mezcla del nombre de la abuela materna de Ana, más Juan y Ana. La nona se llamaba Serafina y era autora de sus recetas: elaboraba las conservas en un campo de la meseta rionegrina cuando llegó de España.
Desde que se casaron, Ana y Juan –que es catamarqueño- siempre tuvieron alma de emprendedores. Explican que obtienen su materia prima del mar patagónico, de la meseta chubutense y del valle inferior del Río Chubut, agregando valor a productos que se obtienen de la pesca artesanal y del campo.
Cuentan con 13 variedades habilitadas: 12 presentadas en escabeches -Pulpos, Calamares, Mix de mariscos, Vieiras, Langostinos, Mejillones, Cholgas, Cordero, Capón (que es el cordero destetado y de sabor más intenso), Conejo, Pernil de cerdo, y Pollo- más Pejerrey de mar, en aceite.
“Todos nuestros productos cuentan con el RNPA (Registro Nacional de Productos Alimenticios) e integran el Sello ‘Origen Chubut’, que distingue a los productos y productores de la provincia, además de buscar posicionarlos dentro de la oferta productiva del país”, asegura Ana.
“Nuestro proceso productivo consiste en procesar la materia prima que ingresa a la planta –explica la emprendedora chubutense-, según sean carnes, mariscos o pescados, acondicionarlos para su envasado, preparar la mezcla de verduras que acompaña al producto principal, envasar en frascos de vidrio de 360 gramos, tapar y esterilizar en autoclave. Actualmente producimos entre 800 y 1000 unidades por semana, abasteciendo parte del mercado local, a los turistas de la región y distribuimos a distintas localidades del país sobre todo en la zona costera como Bahía Blanca, Monte Hermoso, Mar del Plata, Mar Azul, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y demás”.
“Contamos con una planta propia para elaborar nuestros productos y es un orgullo dar trabajo a 6 personas, cuatro mujeres y dos jóvenes, que son hijos de dos de ellas –continúa Ana-. Nos situamos en un punto estratégico, en la ciudad de Trelew, que está ubicada en el corazón del valle inferior del Río Chubut y a 20 kilómetros del puerto de la ciudad de Rawson, la capital provincial. Lo cual nos permite obtener la materia prima fresca y con la mayor rapidez, además de conectarnos con ciudades de cabecera a través de transportes de carga que tienen sus depósitos en la zona, facilitándonos llegar con nuestros productos a todo el país”.
A Ana le interesa destacar que “desde el inicio del proceso productivo hasta la finalización y venta de la mercadería llevamos adelante políticas de sustentabilidad, siendo nuestro principal objetivo reducir desperdicios, limitar el uso de plásticos, cuidar el agua y otras cuestiones. A modo de ejemplo citamos que los envases plásticos (de vinagre o aceite), se limpian y son donados posteriormente a empresas que comercializan productos de limpieza para su reutilización, los deshechos de las verduras se utilizan para compostaje, las cajas que utilizamos para el despacho de mercadería se elaboran con cartón reciclado a través de una Cooperativa de Trabajo y el cerramiento de estas cajas se realiza con sunchos (o zunchos) que se desechan en el Mercado Concentrador de Trelew”.
Sus hijos Leandro (21), Nicolás (16) y Fátima (13) los ayudan a atender el stand cuando se presentan en las ferias, como Caminos y Sabores, o MAPPA, o en La Rural, o en el CCK. Ya han sido invitados a participar en “Semilla”, en Fernández Oro, Río Negro, y en “Peperina”, en Alta Gracia, Córdoba.
Cuenta Ana que les costó mucho trabajo aprender el oficio de elaborar las conservas, ya que ese rubro debe ser de los más difíciles de habilitar, y que también les costó mucho incorporar las nuevas reglamentaciones de ANMAT acerca del etiquetado frontal. “Pero no hay nada imposible”, sentencia, animando a los demás a emprender lo que les guste.
Pero Ana y Juan no se conforman con haber creado 13 productos, sino que ya están pergeñando una línea vegana, otra vegetariana y una línea de agridulces en conserva. Ya tiene recetas analizadas y probadas.
Se le escapa una sonrisa a Ana, cuando dice: “Nosotros aprovechamos a nuestros amigos para testear nuestros productos, por eso los llevamos a los asados y esperamos sus comentarios. Es lo mejor, porque ellos no nos mienten”.
“Queremos que los escabeches Serajuana sean sinónimo de Patagonia, que cada turista que llegue a nuestro pago venga buscando nuestros productos para llevarse con ellos un pedacito de nuestra Patagonia y de nuestra provincia en cada frasco”, expresa con esperanza y orgullo.
Esta pareja emprendedora no cesa de apostar al trabajo y a la producción en un momento en que el país no tiene reglas de juego favorables para ello. Ana y Juan se quejan de que con la inflación van achicando sus márgenes de ganancia, pero siguen soñando con crecer y ojalá que no aflojen.
La familia González Rubbo nos obsequió un hermoso video, en el que el artista Yoel Hernández, oriundo de El Maitén, interpreta su canción “Mi lugar”. Por su obra, Yoel es considerado un auténtico embajador cultural y turístico de su provincia.