La producción de pollos tiene tres frentes de batalla que condicionan sus posibilidades de desarrollo y que generan mucha incertidumbre para los meses próximos.
El primero y principal frente tiene que ver con la falta de respuestas de parte de la política. El sector acordó meses atrás -con dos ex ministros, Julián Domínguez y Daniel Scioli- un plan de financiamiento por 20.000 millones de pesos que iban a permitir la puesta en marcha de inversiones que asegurarían una crecimiento de la producción del 2,5% anual en los próximos años.
Pero a las palabras se las lleva el viento. “Está todo parado y no tenemos con quien hablar”, lamentó el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech.
Las líneas de financiación en cuestión prometidas eran por cerca de 20.000 millones de pesos, con un subsidio de tasa de hasta 7%. Los créditos iban a servir para actualizar el funcionamiento de las empresas faenadoras así como también para mejorar la infraestructura de los galpones de engorde, para crecer en capacidad productiva.
En el momento de los anuncios era todo festejo y expectativa, parecía que finalmente el sector público y privado estaban dando una muestra de que podían trabajar juntos en pos de un país más productivo. Pero no: la política metió la cola una vez más y se frenó todo.
Escuchá la entrevista a Roberto Domenech:
“Desde que se dieron las modificaciones ministeriales, la Secretaría Pyme pasó a ser subsecretaría, y además cambió la presidencia del Banco Nación. Quedamos con todo parado. No encontramos ninguna respuesta al respecto y mucho quedó a medio camino. Nos falta información y con quien hablar”, dijo Domenech a Bichos de Campo.
El histórico referente del sector avícola indicó que pidieron “audiencias en forma reiterada a la nueva presidenta del Banco Nación (por Silvina Batakis), pero no tuvimos respuestas y no nos derivó a nadie. Por otra parte en la Subsecretaría Pyme recién hace 40 días quienes estaban en funciones tienen firma, pero tampoco nos convocaron para seguir adelante con esto”.
Como sea, pasa el tiempo, la inflación se acelera y los créditos -si es que alguna vez terminan a disposición de las empresas- sufrirán una fuerte desactualización y se reducirá el poder de compra. Al mismo tiempo las empresas dudan si tendrá sentido tomarlos y además si se los podrá repagar.
“Tenemos una proyección de crecimiento de 2,5% anual por varios años, eso demandaría la construcción de no menos de 100 a 120 galpones de última generación por año, pero sin créditos no se puede hacer. Lamentablemente todo indica que 2023 será otro año con el mismo volumen de producción, el mismo que hace tres años. El tren pasa, y a veces podemos subir, esta vez lo vemos que sigue”, dijo Domenech.
El titular de CEPA añadió que se necesita saber cómo y cuándo se van a disponer de los fondos, que además generarían 6 mil puestos de trabajo sólo en la construcción de los galpones, que además se harían en un 75% con materiales de fabricación nacional. “El tiempo y la paciencia se agotan”, señaló visiblemente decepcionado.
Otro frente que tienen las avícolas es la influenza aviar, enfermedad de la cual la Argentina es libre. Hace 20 años esa dolencia se detectó en Chile y desde entonces no hubo rebrotes. Pero ahora resurge en sus variantes altamente patógenas en todo el flanco de Sudamérica recostado sobre el océano Pacífico. El Senasa enseguida tomó cartas en el asunto, lanzó un porgrama de prevención y declaró el alerta sanitario.
“El trabajo con Senasa es permanente, estamos hacienda trabajo conjunto. La detección temprana es fundamental y el estado de alerta que declaró el organismo sanitario es clave, hay que darle trascendencia al tema y estar atentos y vigilantes”, pidió Domenech.
El otro frente tiene que ver con la sequía y la futura disponibilidad de granos, especialmente de maíz, para alimentar a los pollos.
“Existe la decisión de las autoridades de mantener un volumen de garantía para las producciones que transformamos maíz”, contó Domenech, que de todos modos reconoció que las avícolas temen por el impacto de la seca en la siembra de este cereal clave para la producción de diferentes proteínas de origen animal.
“La siembra de maíz temprano está jugada y tememos por el empalme con la cosecha. El 2023 va a ser complicado, nos preocupa el abastecimiento y la seca y luego nos preocupará el precio. Por fortuna, en ese sentido hay buena voluntad de todos para encontrar buena salida razonable a todo esto”, finalizó el dirigente avícola.