“Dase por designado, a partir del 12 de mayo de 2023, al profesor Esteban Raúl Díaz en el cargo de Representante del Gobierno Nacional en el Directorio de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires”, define el texto del breve Decreto 297/2023, publicado este martes en el Boletín Oficial.
De este modo, el ministro de Economía, Sergio Massa, avanzó sobre un casillero cotizado por todos los que dirigen el Palacio de Hacienda: el nuevo funcionario mantiene una larga relación política con el Frente Renovador y desempeñó una decena de cargos públicos: subsecretario de Asuntos Municipales de la Provincia de Buenos Aires; intendente interino de Merlo; concejal en ese mismo partido, etcétera. Eso sí, de fruticultura y mercados mayoristas no parece saber casi nada. En realidad es profesor de enseñanza media y superior en Historia.
Por suerte, como oportunamente explicó este sitio, por más ungido que esté por su amigo Massa en estos últimos meses de gobierno, en la Corporación del Mercado Central deberá convivir con los representantes tanto del gobierno de la Provincia como con el de la Ciudad de Buenos Aires. De eso se trata el mercado concentrador de Tapiales: es un centro tripartito administrado por las tres jurisdicciones.
El nombre de Díaz para ese cargo, en el que venía desempeñándose el líder de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra), Nahuel Levaggi, comenzó a sonar desde mediados de mayo, cuando el propio Massa lanzó al aire una disparatada idea, de esas que le sirven para acaparar la atención de la opinión pública y los títulos de los diarios: propuso utilizar la Corporación para ser una importadora directa de alimentos, de modo de “disciplinar” los precios de las frutas y verduras. Eso, desde el vamos, estaba prohibido por el estatuto que dio origen al Mercado Central.
Ahora todo eso parece haberse desinflado, como corresponde a la mayoría de las iniciativas del hiperactivo ministro. El Diario Perfil informó hace algunas horas que el propio Díaz reconoció que “no hay ninguna necesidad de abrir la importación de alimentos”. En realidad, otro disparate, porque la importación de alimentos no es un delito, hoy ya se realiza y en grandes cantidades aprovechando la brecha cambiaria. Por ejemplo, casi toda la banana que ingresa al Mercado Central es de origen importado.
Luego agregó que esta misma semana, cuando asuma el cargo, mantendrá reuniones con los diferentes actores del mercado frutihortícola, para monitorear el estado de situación, pero que la idea de armar una gran empresa estatal importadora está descartada por ahora. “A partir del diálogo con las cámaras frutihortícolas y productores, la provisión de los distintos productos de acuerdo a la estacionalidad está garantizada”, explicó el profesor.