El papá y el tío de Ricardo Cangelossi pusieron una granja de gallinas ponedoras en el año 69 en San Miguel, localidad que le dio el nombre al establecimiento y que está cerca de Bahía Blanca, en el sur bonaerense. Con el tiempo cambiaron la localización y hoy están sobre la ruta 51 a 15 kilómetros de esa ciudad.
El paso de los años hizo que se diera la sucesión generacional obligada, y como los primos de Ricardo estaban dedicados a otras profesiones y actividades, él se hizo cargo de hacerla crecer junto a su padre. Su ingreso en la empresa se produjo en el 91 y desde entonces las inversiones y el crecimiento productivo se multiplicaron.
Hoy la empresa cuenta con cuatro módulos que alojan a 280 mil gallinas ponedoras, que producen 230 mil huevos diarios, a las que se suman otras 70 mil en proceso de recría.
Todo se hace en el establecimiento: la cría, la recría de los animales, la pasteurización, el empaque y algo de transformación a huevo en polvo para industrias de la zona.
Cuentan con un total de 60 empleados y depósitos de almacenaje en Neuquén y Bariloche, ya que se dedican a abastecer el sur del país. También exportan algo de huevo en polvo a Chile.
El trabajo en una granja de ponedoras de huevos comparte algo con el del tambo: hay que estar encima de los animales y su producción las 24 horas, todos los días, y a diario despachar la mercadería. “Se puede tener un stock de 1 o 2 días pero luego hay que sacarlo de la granja”, señaló Cagelossi en conversación con Bichos de Campo.
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“Agarré por suerte una época de mucho avance tecnológico, donde empezó a aparecer mucho equipamiento para la avicultura, que es una de las especies que más se tecnificó en los últimos años. Sobre todo en rubros como el procesamiento del huevo, ya sea su industrializado, clasificado, o en el empaque, y a mí me eso encantaba porque venía de estudiar ingeniería”, contó el empresario.
Para crecer siempre es bueno mirar lo que hacen colegas que están más avanzados, por eso viajó a Europa donde se encontró con una posible solución para lo que ya era un problema en el sector: el manejo del guano. Eso se hizo cada vez más necesario por los reclamos ambientales hacia el sector productivo.
“Uno veía que allá lo aplicaban muchísimo en los campos, con maquinaria que acá no las teníamos. Pero de a poco ya empezó a aparecer y un desecho pasó a ser un producto más de la granja, al cual se le puede dar un valor agregado. Hoy en día todo lo que es orgánico está empezando a tener valor económico y también un valor a nivel social, porque es más sano para el medio ambiente y la gente lo valora”, sostuvo Cangelossi.
Por día en su establecimiento se producen 30 toneladas de guano húmedo. Ese guano debe ser retirado a diario y para ello también se invirtió en el equipamiento necesario.
“Normalmente se lo usa más en el sector intensivo, como puede ser el ajo, la cebolla, todo lo que es verdura, lo que son frutales y olivos. Hay varias producciones que lo requieren. Y también hay algo de producción extensiva que se hace sobre todo en las cercanías, donde no hay mucho flete. Sabemos que en otras regiones, como por ejemplo en Entre Ríos, la gente lo utiliza muchísimo para la siembra de maíz o de trigo. La verdad que es un producto muy bueno”, afirmó el empresario avícola.
El guano aporta sobre todo materia orgánica al suelo, le vuelve a dar vida al campo. Además tiene mucho fósforo.
“Nosotros estamos en una zona muy marginal, donde hacer inversiones en fertilización no es fácil porque no siempre te lo devuelven. No siempre tenemos lluvia, que es lo principal, porque más allá de que uno le ponga el fertilizante que le ponga, si no llueve la cosecha no viene. El guano lo que aporta es materia orgánica, y lo que tiene de bueno es que no se pierde, aunque no llueva, como sucede con fertilizantes como la urea que se volatilizan. Además el guano da una muy buena estructura al suelo, haciendo un suelo más esponjoso para que absorba mejor la humedad”, detalló el empresario.
El manejo y comercialización del guano va ganando espacio en los ingresos de las empresas avícolas, que ya no son productoras de huevos o carne -en el caso de las que engordan pollos- sino también productoras de algo que antes era sólo un problema y que ahora comienza a tener solución, genera ingresos, y mejora el suelo de los campos vecinos en los lugares donde están radicadas.
“Hoy podemos estar hablando de unos 30 dólares por una tonelada de guano con un 50% de humedad. O sea, no tal cual sale de la jaula. Luego hay que hacer una especie de compostaje y darlos vuelta para que se seque la humedad que se acumula en el fondo. Ese guano se cobra 30 dólares por tonelada aproximadamente puesto en el campo de destino”, indicó el empresario.
Cangelossi cree que a las avícolas les nació un nuevo negocio y que en el futuro tendrán en la venta del guano un segundo pero cada vez más importante ingreso.
“Creo que en el futuro tendrá valor, casi tanto como el del huevo, aunque queda mucho camino por recorrer para darle más valor agregado de lo que tiene actualmente”, concluyó.
Chocolate por la noticia
Antes en los 80 se hacía Todo esto
No quedo ni un productor
Los productores eran de 10 15mil gallinas ahora se monopolizo a 1 de 270mil por productor
O sea que va a ser más chic, en los restaurantes franceses ,hacer un omelette con guano y no con huevo