Si uno mira las subas de precios que viene registrando la lechería en los últimos meses, los productores deberían estar festejando.
El Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLEA) informó que el valor promedio fue de casi 90 pesos por litro, es decir 41 centavos de dólar, con una suba intermensual del 9% y una interanual del 105%. Son incrementos que muy pocas actividades productivas logran en esta economía tan afectada por la inflación.
Sin embargo, esos números no dan cuenta de la realidad según los productores y, de acuerdo a modelos de costos del INTA, no permiten que haya buenos resultados económicos.
El costo de producción, según informó el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), aumentó hace unos días un“105,8%, lo que incluye interés al capital”. Además, “a pesar de que el precio real pagado ha crecido muy cerca de la inflación, al productor tampoco el número le cierra”.
Sucede que por la seca los productores perdieron gran parte de las reservas que habían hecho. No cuentan con la cantidad ni calidad de silo previsto, lo que implica una doble pérdida: se evaporó la inversión y ahora deben salir a comprar rollos de alfalfa, maíz y soja para formular los balanceados.
“El rollo de alfalfa de 650 kilos cuesta 20.000 pesos más IVA. Con el dinero que nos entraría por la quinta cuota del programa Impulso Tambero anunciada ayer, que no puede superar los 600.000 pesos, compramos menos de un cambión que carga 34 rollos y eso nos sirve para alimentar 15 días a unas 100 vacas. Es apenas un paliativo”, dijo Fernando Córdoba, productor de Santa Fe, a Bichos de Campo.
El tambero agregó que por ahora, de las 5 cuotas sólo le pagaron dos y que con la inflación que hay en el país el dinero anunciado cada vez alcanzará para menos.
“Se empezó a cobrar a fines de marzo. A inicios de abril hicieron el segundo pago y en los próximos días tendríamos el tercero. Es una ayuda, un paliativo, pero no resuelve nada”, agregó Córdoba.
A esto se suman los incrementos en otros insumos y los faltantes de aquellos importados, ya que por momentos se complica conseguir los núcleos de vitaminas y minerales que no se fabrican en el país.
La soja disponible cotiza en 105 pesos, lo que implica un aumento de 105% interanual, y el maíz se consigue a 50.000 pesos más flete, que aumentó un 70%.
La situación del tambo no es buena desde hace tiempo y los productores no se cansan de reclamar cambios. “Primero en la macroeconomía, sin ese ordenamiento es imposible avanzar, y luego en el sector, como la quita de derechos de exportaciones y las restricciones de precios en el mercado interno, que limitan el ingreso de dinero a la cadena productiva”, finalizó Córdoba.