La aclaración la hacemos de entrada, como para que nadie saque conclusiones apresuradas: la tan mentada “competitividad” de los productos argentinos en el exterior no es únicamente consecuencia del tipo de cambio. Pero de que un dólar alto ayuda a exportar y morigera las importaciones, no hay dudas.
A principios de agosto, con los primeros movimientos del dólar, en Bichos de Campo publicamos un informe de la Bolsa de Rosario que daba cuenta del atraso cambiario reinante en el país y su correlato inmediato en el nivel de las exportaciones. En aquel momento ese había producido la primera mitad de la devaluación de la moneda local y el dólar había llegado a 29 pesos. En aquel momento, frente a aquella movida, la conclusión era que se había salido del atraso cambiario, pero que le situación era peor todavía a la que existía durante todo el gobierno del kircherismo.
Ver La competitividad cambiaria, mejor que en 2016, peor que durante el kirchnerismo
La Fundación Mediterránea, en un informe, nos ayuda a saber qué sucedió ahora que el dólar llegó a los 42 y luego se acomodó unos escalones más abajo. Es interesante el ejercicio y sobre todo este gráfico que abraca los últimos veinte años de historia:
“La Argentina ha sido el país con mayor volatilidad de TCR (tipo de cambio real) del mundo en el período 1950 a 2010. Con continuos y profundos cambios de precios relativos entre sectores de bienes transables y no transables, resulta imposible generar una expansión sostenida de las exportaciones con mayor valor agregado, como el crecimiento económico del país requiere. La estrategia exportadora requiere previsibilidad de precios relativos”, explicaron los especialistas cordobeses del IERAL.
La primera aclaración que nos hacen los técnicos del IERAL, Marcelo Capello, Marcos Cohen Arazi y Franco Vico, es que estas fuertes oscilaciones no ayudan a crecer de manera sostenida. Aunque, de nuevo, ayudan a convertir de la noche a la mañana a la Argentina en “competitiva”.
Luego de salvedad tan verdadera, entran a analizar cómo ha quedado la situación en materia de competitividad cambiaria en Argentina tras la fuerte depreciación del peso ocurrida desde el segundo trimestre de 2018. “Si bien no se puede asegurar que la corrida haya terminado y que hayamos entrado en un período de pax cambiaria…”, aclaran.
En el primer gráfico se comparaba la relación histórica del peso versus una canasta de monedas (dólar, euro y real). En este gráfico se compara el tipo de cambio real frente solamente el dólar estadounidense, que es la moneda más utilizada para las transacciones comerciales. El dibujo es parecido.
La conclusión: “El tipo de cambio real bilateral con el dólar estadounidense, sobre una base igual a 100 en 2001, se encuentra actualmente en un valor de 154,8, similar al nivel que exhibía en el período 2007-2009, cuando aún teníamos superávit gemelos (fiscal y de cuenta corriente de la balanza de pagos)”.
La consideración política la hacemos nosotros: En diciembre de 2007 asumía Cristina Fernández de Kirchner el cargo de presidenta. Es decir que el tipo de cambio era bastante semejante al que tenemos ahora. La historia es conocida: como los precios de los granos estaban en niveles muy altos y la Argentina era tan “competititva” como ahora, lo que hizo aquel gobierno es exacerbar la presión impositiva sobre los productores. Llegó marzo 2008 y la Resolución 125: el resto de la historia es conocida.
Agrega el informe de la Mediterránea que el tipo de cambio real bilateral con Brasil, nuestro principal socio comercial, se encuentra aproximadamente en niveles de 2004, 2009 y 2011, año este último cuando Argentina alcanzó el techo de su crecimiento.
“Se concluye que la suba del dólar experimentada en los últimos meses, ubicó al tipo de cambio real bilateral versus Brasil y versus Estados Unidos, como también al multilateral en un nivel relativamente alto, que favorece la competitividad. De esta forma el precio relativo entre las monedas, ajustado por el diferencial de inflación, se ubica en niveles similares al del 2007 -versus dólar- y 2011 -multilateral y versus real-“.
Todo un dato.