Desde que arrancó la pandemia, en marzo de 2020, los terneros se vendieron muy bien sin importar el nivel de oferta que hubiera ni el momento del año en que se comercializaran. La incertidumbre económica se adueñó de los operadores del negocio y eso posicionó mejor al eslabón de la cría dentro de la cadena ganadera. Ahora un informe oficial confirma esta situación.
El último análisis sobre los resultados económicos de la ganadería elaborado por los técnicos del Ministerio de Agricultura, con datos a febrero pasado, muestra que la cría en la Cuenca del Salado tenía una renta neta de 19.200 pesos por cabeza, mientras que la invernada obtenía 5.100 pesos y en el engorde a corral se perdía plata, a razón de 9.800 pesos en ese momento.
Este es el informe oficial:
000000-Boletín Nº 41 MARZO 2022
“Sin dudas el criador es el mejor posicionado en la cadena ganadera” dijo el analista Diego Ponti, de la consultora AZ Group. Otra forma de analizar la ecuación es la siguiente: un ternero de 180 kilos se vende a 380 pesos lo que significa 70 mil pesos sobre un valor de un novillito de 380 kilos que se paga 120.000 pesos y que para llegar a ese kilaje debió pasar por el proceso de recría y luego el engorde a corral. En definitiva sobre el valor final el ternero significa el 60% del animal terminado.
Ponti dijo que esa mayor participación del criador sobre la rentabilidad generada por la cadena fue posible “gracias a que los precios se afirmaron desde hace tres años, básicamente por la necesidad de compra de los demás operadores, recriadores, feedloteros, matarifes y frigoríficos, pero sobre todo porque la invernada quedó fuera del radar del gobierno, cuya política económica deprime el poder de compra de la población y que a su vez interviene en las exportaciones lo que resta ingreso a los que engordan”.
El mercado de la invernada es el único de la cadena ganadera que al estar “fuera del radar” puede funcionar con normalidad y que expresa no sólo el interés genuino en la ganadería sino también el derivado de la incertidumbre económica. Por eso sus precios aumentaron más de 75% internanual y los del ganado gordo lo hicieron 65%, mientras que la carne subió según el IPCVA el 58%.
Ponti dijo entonces que “es evidente que el mejor plan ganadero lo genera el mismo sector cuando los mercados funcionan y se pueden capturar buenos precios y rentabilidad”.
El Ministerio de Agricultura dice querer apuntalar al sector con créditos y un supuesto Plan Ganadero, pero la política económica nacional da por tierra con la posibilidad de que haya rentabilidad en el engorde y recorta además los ingresos de los frigoríficos.
En los feedlots la suba de los granos genera un problema adicional, porque cualquier incremento en los costos es casi imposible de trasladar al valor del producto debido al bajo poder de compra de la población, que se deteriora cada mes consecuencia de una inflación fuera de control.
Además el gobierno intervino las exportaciones con cupos y restricciones a los cortes a despachar. En esas condiciones es imposible implementar un plan ganadero alguno ni pensar en el crecimiento del rodeo y de la producción de carne. Un par de décadas atrás, cuando el kirchnerismo comenzaba con las intervenciones, había un consumo de 65 kilos por habitante al año y ahora sería de solo 45 kilos, un 30% menos.