En el día de hoy, un comunicado emitido por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) reavivó la discusión en torno a la implementación de un esquema de vacunación en sector avícola, contra la Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP).
“Atentos a la ocurrencia de un nuevo episodio de Influenza Aviar sucedido en la provincia de Buenos Aires, que afectó productivamente y socialmente a un importante establecimiento de aves de postura, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) quiere expresar su más profunda preocupación por la insensibilidad de las autoridades sanitarias (SENASA) en avanzar con un esquema de vacunación que salvaguarde a la comunidad de los avicultores de la posibilidad de extinción como sector productivo”, se indica en el comienzo del texto.
Según pudo averiguar Bichos de Campo, la entidad ruralista hace referencia a un caso dado a conocer a comienzos de esta semana, en una granja de aves de postura en la localidad de Poblet, sobre la ruta 36 en el partido de La Plata. Si bien las autoridades sanitarias no dieron a conocer su nombre, este establecimiento se aboca a la producción de huevos frescos y posee alrededor de 250.000 animales.
“Instamos a las autoridades sanitarias, quienes luego de haber concurrido a la reunión de la OMSA(Organización Mundial de la Salud Animal) celebrada en la ciudad de Paris en el mes de mayo del presente año en la cual se acordaron protocolos sanitarios, asuma la responsabilidad que le cabe como organismo del Estado que debe llevar adelante las políticas sanitarias e implemente un plan de acción tendiente a revertir la delicada situación de la producción de aves de postura y avicultura en general”, señaló CRA luego.
Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), señaló a este medio que, en función de la emergencia sanitaria vigente y de los protocolos de acción dictados por Senasa, “cuando hay una granja positiva se sacrifica todo”.
Teniendo en cuenta la cantidad de ponedoras que posee el establecimiento platense, esta noticia supone un considerable impacto productivo y abre la puerta para que los productores de huevo reclamen la aplicación de la vacuna. Eso, sin embargo, es rechazado por los productores de carne de pollo.
“Si vacunás, no podés exportar carne porque ningún país acepta un pollo vacunado. Hay empresas que exportan el 80% de lo que producen. La vacuna las dejaría muy mal paradas. Hoy por hoy, al tener decretada esta enfermedad en Argentina, se puede exportar nada más que carne termoprocesada a algunos países”, explicó un productor avícola a Bichos de Campo.
“Desde febrero estamos en estado de alerta y movilización por este tema que es gravísimo, y que pasa no solo acá sino en todo el mundo. Y como siempre, en Argentina la sábana es corta y nosotros nos preocupamos por la mesa de los argentinos, para que nosotros podamos abastecer de huevos, que lo producido acá se venda acá”, dijo por el contrario Prida.
En el caso de los huevos, Argentina exporta únicamente el industrial o termoproceso, mientras que el producto fresco queda en el mercado interno.
“A ellos no les mueve la aguja que se cierre la exportación, les preocupan sus gallinas”, señalo en este sentido el productor avícola.
Senasa ya se había referido a esta discusión algunas semanas atrás, en medio de los debates internacionales.
“La vacunación es un tema sensible y el Senasa comprende la preocupación particular de cada sector. Es necesario hacer una evaluación técnico-científica de la información disponible y de las experiencias de todos los países que desde hace varios años están sufriendo las consecuencias de la presencia de la enfermedad”, expresó Guillén en su momento, sin tomar una posición por alguna de las partes.
Frente a esto, una posible alternativa, que ya se aplica en países como Estados Unidos (el principal exportador de carne aviar), sería la compartimentación del territorio, lo que permitiría exportar carne desde aquellas localidades del país que no presenten casos positivos de la enfermedad en los últimos 90 días. Esto, por supuesto, supone un trámite y una logística compleja, que debería ser estudiada por Senasa y aprobada en última instancia por la OMSA.