Los envíos a faena de septiembre, según las estadísticas de Senasa, tuvieron una fuerte caída. Durante ese mes, los productores pidieron permiso al organismo sanitario para vender a los frigoríficos 1,12 millón de vacunos, lo que significó una caída de 8% con respecto al mismo mes del año pasado y de 6% con relación a agosto.
Con ese nivel de faena, un peso medio por res de 234 kilos y exportaciones estimadas en torno a las 80 mil toneladas, el consumo dispuso entonces de 46 kilos por habitante, apenas 1 o 2 kilos menos que en los meses previos, según los datos de la Secretaría de Agricultura. Esto tiene que ver con el aumento de los kilos obtenidos en cada res producida. En los últimos meses se alcanzó el récord de 234 kilos por unidad.
Es el primer mes del año en el que se da una baja significativa en los envíos a faena. Muchos analistas prevén que se llegue a un total cercano a los 14 millones de animales, pero el consultor Víctor Tonelli viene destacando hace tiempo que bajaría la oferta ganadera en el último tramo de 2025.
La baja en la oferta de hacienda del mes pasado tiene que ver con diferentes cuestiones.
El principal es la incertidumbre que causó el ruido político y económico de las últimas semanas, y los temores por lo que se viene luego de las elecciones legislativas. Se teme por nuevas medidas económicas y sobre todo cambiarias, por lo que los ganaderos prefirieron tener “pájaro en mano”.
Por otra parte, en la mayor parte del área pecuaria hay pasto y eso permite estirar las recrías. Además, es conveniente la conversión de grano en carne y, al mismo tiempo, con los valores que tienen los terneros que se destinan al engorde, se le complica la reposición al que vende que termina optando por retener y sumar más kilos a su hacienda.
Por otro lado, hay regiones que están bajo agua y otras con campos anegados, lo que impide sacar hacienda. Y los que logran eso, prefieren mandarla a los feedlots para estirar la terminación y sacarla a venta en unos meses cuando, se supone, el precio debería aumentar por caída de la oferta hacia fin de año o el verano.
La baja en los envíos a faena de novillos en septiembre fue de 9%. Se trata de una caída estructural en gran parte, razón por la cual los exportadores, cada vez más, compran invernada y engordan su propia hacienda.
En novillitos y vaquillonas la caída fue de 7% y 9,5%. Estas son las categorías que ofrecen los feedlots, que arrancaron de forma tenue su vaciado y están alargando los engordes y sumando kilos, aprovechando la buena relación maíz carne.
En el caso de las vacas, la baja en torno al 10% tiene que ver con el mayor nivel de preñez de este año, producto del buen clima. Esa menor oferta de vacas se traduce en muy buenos números para lo que se manda a faena. Una vaca de 450 kilos, que se paga 2800 pesos, implica una facturación de 1,25 millón de pesos, casi lo mismo que vale un vientre preñado nuevo.