Fernando Borgo es productor de cítricos dulces en la zona de Colonia La Argentina, departamento de Federación, al noreste de la provincia de Entre Ríos, además de miembro de la Federación del Citrus de Entre Ríos (FeCiER). Desde ese rol gremial viene retratando hace años la grave situación de quebranto que atraviesa esta economía regional, donde los precios no acompañan la suba de costos y la inversión se convierte en nula.
“Venimos atravesando las cuestiones internas conocidas por todos y además las externas que impactan negativamente, como un menor precio internacional del jugo y un crecimiento productivo de nuestros competidores”, mencionó Borgo a Bichos de Campo.
Pero sin dudas el factor que más impacta sobre la economía de los citrícolas es el escaso valor de su fruta en el mercado local, que lejos de acompañar cualquier inflación y devaluación, disminuye su valor en pesos con respecto a años anteriores. La deflación, pero solo para los ingresos del productor.
“El otro día encontré una factura de agosto del año pasado en la que vendí a 250 pesos el cajón de 20 kilos de naranja valenciana. Esa misma (variedad) hoy vale entre 150 a 200 pesos”, contó el productor.
Aquí la entrevista completa con Fernando Borgo:
Además de este panorama de caída en el precio del producto cosechado (en pesos, porque en dólares mejor ni hablar), los productores enfrentan costos que se duplicaron de un año para otro. “Yo mando fruta a Mar del Plata, a 1.000 kilómetros, y el valor del flete pasó de 25 a 50 peso el kilómetro. Lo mismo la descarga allá, que pasó de 4 pesos por bulto a 8 pesos”, mencionó Borgo.
Hace unos meses Bichos de Campo recorrió esa economía regional y habló con varios de sus protagonistas. este fue el programa sobre ese sector:
Como dato para graficar el impacto social de esta crisis en esta economía regional, Borgo recordó que en Entre Ríos existen al día de hoy unos 1.800 productores de cítricos dulces y casi 400 empresas que empacan la fruta propia o de terceros.
Por último, Borgo manifestó que esta situación similar lleva tres años acumulándose en los hombros de los productores. “La rentabilidad es nula y eso atenta contra la inversión y calidad. Por eso vemos tanta variedad de fruta en el mercado. Los productores van perdiendo carrera y se van quedando productivamente”, se lamentó.