Mientras muchos políticos y académicos gastan horas y horas en discursos que dicen que el mejor camino para el progreso de la Argentina es “agregar valor en origen” a sus materias primas, generando trabajo en el interior que permita descomprimir un poco la enorme presión de Buenos Aires, hay gente que sencillamente pone manos a la obra y lo hace, en la medida que se pueda, no sin dificultades. Es el caso de los Bonnaterre, una familia de productores de Coronel Suárez.
Miguel Bonnaterre es el padre y trabaja junto a sus dos hijos, Martín y Santiago. Hasta 2005 ellos eran simplemente productores agropecuarios: tenían ganado y también sembraban cultivos entre Coronel Suárez y Salliqueló. Pero ni bien vieron que había posibilidades, se lanzaron hacia una vertiginosa carrera para añadir valor a su producción. “Hace 14 años nos decidimos y se fundó primero una planta de alimentos balanceados llamada Tinago”, contó Santiago a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa a Santiago Bonnaterre:
En la planta de Tinago, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de Coronel Suárez, procesan los granos que cosechan con equipos propios en 9.000 hectáreas, la mayoría alquiladas. Buena parte de esos cultivos quedan ahí nomás, cruzando la ruta. Las dos plantas de balanceados que levantaron los Bonnaterre para atender distintas especies con distintas formulaciones) están rodeadas de maíz y de soja. Este último grano alimenta además una extrusora que produce aceite (se vende para hacer biodiésel) y aporta el expeler necesario para el balanceado.
El alimento para el ganado se utiliza para hacer carne. Por un lado, para terminar los bovinos propios en un feeedlot que también está en la zona. Por el otro, alimenta un canal de ventas de balanceados que llega hasta el norte de la Patagonia.
Más recientemente, en 2011, Miguel y sus dos hijos fundaron otra empresa llamada Lodeseba SRL, que maneja un criadero de cerdos que en estos momentos está creciendo de 130 madres a 260, el doble. Las instalaciones también se encuentran muy cerca, a un par de kilómetros de las plantas de balanceados y de la extrusora. Todo queda casi al alcance de la mano.
“También ahí se le da valor a los granos convertidos en alimentos balanceados. Luego, una vez producido el capón de unos 110 kilos, los cerdos se llevan al frigorífico de Huanguelén (también dentro del partido), se faenan y se venden sobre todo en Coronel Suárez y en Pigué”, nos explicó Santiago.
Una tercera empresa forma parte del grupo Tinago. Se llama Losbona SRL y es una firma de trasporte que hace la logística de todo el arco de negocios. Transporta los granos hasta la planta de balanceados, el balanceado hasta el feed lot y el criadero de cerdos; los animales hasta el matadero, y la carne hasta los comercios de la zona.
-Solo les falta poner una cadena de carnicerías- apuntamos.
-Por el momento no vamos a poner carnicería- nos contesta Santiago, que de todos modos no lo descarta.
Bonnaterre justifica todo este despliegue en los diversos eslabones del negocio: “Así uno logra mayor estabilidad. Estamos en una zona semi-marginal, donde a veces el clima nos juega malas pasadas. Esta es una forma de estabilizar el tema económico y productivo dentro de la empresa”.
-¿Y es sencillo agregar valor en origen?– pregunta Bichos de Campo.
-Es muy difícil. Este país es muy complicado si sos productor y si agregás valor también es complicado. Siempre es complicado. Cuando no hay reglas de juego claras es muy difícil llevar a cabo cualquier proyecto.
“A lo largo de todos estos años hemos pasado por distintos momentos. Tenemos varias actividades y a veces funciona una y a veces funciona la otra. Ninguno funcionó al 100% en estos años, porque lamentablemente van cambiando las reglas de juego”, resume Santiago. Y cierra: “Esperemos que en algún momento vayamos todos para el mismo lado”.