Tal como sucedió en Paraguay y el sur de Brasil, las restricciones hídricas promovidas por la fase Niña comenzaron a pasarle “factura” a la Argentina.
Las precipitaciones registradas en los últimos días de 2021 en la zona pampeana argentina fueron, además de moderadas, irregulares en cuanto su distribución geográfica.
En los primeros dos días de 2022 los aportes se agua se incrementaron, aunque algunas zonas productivas siguen por demás necesitadas de lluvias para recomponer la humedad del perfil del suelo.
De todas maneras, buena parte del potencial del maíz temprano ya se perdió porque las lluvias llegaron tarde para el cereal, al tiempo que los cultivos de soja de primera que en los últimos días recibieron lluvias comenzaron a recomponerse.
De todas maneras, el “partido” recién comienza para la soja de primera y se requieren aportes adicionales de lluvias en la mayor parte de la zona pampeana argentina.
Más allá de las lluvias registradas en las últimas jornadas, en la presente campaña –a diferencia de la anterior– las reservas de agua disponibles en la napa freática son en general más escasas, producto de una fase ENSO Niña por segunda campaña consecutiva.
Ese fenómeno hace que zonas de alta productividad de la región núcleo pampeana consideradas “seguras” en términos productivos, estén mostrando cultivos con evidentes señales de deterioro.
Podría decirse, hasta el momento, que la zona núcleo pampeana se “corrió” hacia el oeste en lo que va de la presente campaña, dado que las mayores reservas de humedad se encuentran en San Luis, La Pampa, sur de Córdoba y el oeste de Buenos Aires.
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