Eduardo Pérez es un reconocido ingeniero agrónomo, promotor de los insumos biológicos, su uso y difusión. Es que hace unos 5 años se desempeña como director comercial para el Cono Sur de una de las grandes empresas fabricante de esos productos, como es Biotrop, que fue comprada por una multinacional más grande, y hoy en día es líder en la comercialización de estos insumos.
Pero eso no siempre fue así. Ni la carrera de Pérez, ni el expandido uso de insumos de origen biológico. En el caso del agrónomo, desempeñó antes tareas en dos enormes compañías de desarrollo de agroquímicos tradicionales. 30 años de su vida fueron en ese sentido, hasta que se mudó a Biotrop, y ahora explica el despegue -aún incipiente en Argentina- de los bioinsumos.
Como parte de su conocimiento académico y práctico, adquirido en el recorrido empresarial, Pérez considera que la problemática de la chicharrita, insecto vector del Spiroplasma que genera achaparramiento del maíz, con su consecuente pérdida de rendimiento, puede ser un buen motor de expansión de los biológicos en Argentina, que muestran atraso en su crecimiento respecto a otros países.
Pérez explica ante el micrófono de Bichos de Campo: “Hay una muy buena posibilidad este año con chicharrita de que se logre una explosión, porque un químico son 15 a 20 años para ponerlo en el mercado y cerca de 300 millones de dólares. Un biológico en 3 o 4 años lo podés poner en el mercado y son 3 a 4 millones de dólares”.
Además de la comparación temporal y de inversión, el agrónomo lanza además lo que considera como diferencial a la hora de pensar un manejo de maíz, y lo que podría ser el argumento de crecimiento de estos insumos en Argentina.
“El biológico tiene una más rápida reacción ante los problemas que se producen en el campo. Pensemos que en un gramo de suelo hay más de un millón de microorganismos. Es decir, que los microorganismos existen, simplemente hay que empezar a estudiarlos. Nosotros tenemos un grupo de 21 biólogos en Brasil que salen 3 veces por año al campo, a lugares donde no fue modificada la naturaleza, donde fue modificada, y extraen una pala, un pedazo de tierra y se la llevan al laboratorio. Después se pasan 3 meses extrayendo ADN y las características. Tenemos cerca de 2.600 microorganismos en nuestra biblioteca, de los cuales conocemos 800”, explica el especialista.
Sin embargo, Pérez agrega que con la chicharrita aparecieron algunos productos biológicos, y los químicos son los de siempre: “Tiene algunas ventajas el biológico. Perdura más en la hoja, 5 a 7 días. No mata benéficos, es un tema importantísimo, porque los benéficos, en todo lo que sea chicharrita, ayudan mucho al control. El químico lo mata, cuando vos aplicás un químico, no queda un benéfico. Cuando aplicás un biológico no los tocan a los benéficos. No generan resistencia, o es mucho más difícil que generen resistencia”.
Mirá la entrevista completa con Eduardo Pérez:
Empero, la charla con Pérez dispara hacia la inocuidad de los alimentos, sobre todo los de consumo directo, puesto que la entrevista fue realizada en el marco de una jornada de actualización técnica de la Cámara de Legumbres. Allí este tema fue vital.
Al respecto, el ahora promotor de los biológicos afirma: “Indudablemente el mundo va hacia alimentos más saludables. Es mucho más saludable para la persona que lo aplica también. Tiene mucho menos riesgo para la aplicación, pues son productos que son inocuos. Y sí, el mundo va hacia alimentos más sustentables, más sanos, y el biológico ayuda muchísimo”.
En este contexto, Pérez analiza por dónde pasa hoy la demanda de biológicos, y que puede llegar a pasar a futuro: “Donde más se venden biológicos hoy es en los cultivos bajo invernáculo. Tomate, pimiento, y ya está empezando a crecer en Argentina muchos de los extensivos. En Brasil, se usa en intensivos, en extensivos. Y ahí tenemos una muestra de cómo está Brasil. Indudablemente Brasil crece a un ritmo de tecnología diferente al nuestro. Nosotros no nos hemos estancado los últimos 10, 15 años. Por supuesto que no son los biológicos solos, hay otros temas, como propiedad intelectual. Pero nosotros como actividad agropecuaria deberíamos empezar a incorporar todo este tipo de tecnologías por varios motivos, como mayor producción, tener alimentos más saludables y para ser más seguros, para una producción más segura”.
Siguiendo con esta apreciación sobre Brasil, país que duplicó sus índices productivos en poco tiempo, y la adopción de biológicos en detrimento –o convivencia- con los químicos tradicionales, Pérez afirma: “Los químicos facturan hace 10 años 60 billones de dólares y están quietos. Los biológicos vienen creciendo a un 17, o 18% anual. Países como Brasil crecen a un 40% anual. Brasil el año pasado facturó 1,8 billones de dólares en biológicos, mientras que su facturación en químicos fue cerca de 15, es decir, que fue 6,3 veces su mercado de químicos versus el de biológicos. Argentina factura 4,6, y fuimos 120 millones de dólares el año pasado, es decir, somos 36 veces el mercado. Eso nos da la pauta que en Argentina todavía el mercado de biológicos no ha hecho la explosión que todos esperamos”.
Muy bien