“No hay cupos, no hay cupos”, repetía el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, respecto del nuevo modelo que instrumentó su cartera para regular las exportaciones de carne vacuna, y que se instrumentó a partir del 1° de enero pasado. La evidencia finalmente lo obligó a confesar que eso no era cierto. Aunque esquivó la palabra “cupo o cuota”, reconoció que existe una “autorregulación” de los frigoríficos exportadores, que implica que la Argentina exportará un tipo de 160 mil toneladas el menos en el primer trimestre de este año.
En una conferencia de prensa, Bichos de Campo preguntó a Domínguez cuál era su explicación de la caída de las exportaciones de carne en enero pasado (un 20% respecto de diciembre y un 25% en volumen respecto de enero de 2021) si, como él había dicho, a parir del primer día del año se iban a terminar los cupos de exportación de carne que había impuesto el gobierno (en la figura del ministro Matías Kulfas) a partir de mayo del año pasado.
Al ministro de Agricultura, frente a esa pregunta, no le quedó más remedio que admitir que las exportaciones seguían siendo controladas y que no era cierto aquello de que se iban a restringidos solamente los embarques que incluyan los siete cortes vacunos de consumo más popular, entre ellos el asado y el vacío.
“Los mercados internacionales se respetan todos (dijo en referencia alos cupos arancelarios como la Hilton, o la 481). La vaca categorías D y E también van libres (en referencia a la carne de vacas viejas que usualmente tiene como destino China). Todo lo que va por fuera de eso es lo que se administra”, confesó Domínguez. El problema es que hasta diciembre por lo menos se sabía -por resolución compartida con Desarrollo Productivo- qué cupo correspondía a cada frigorífico. Ahora existe una suerte de “autorregulación” de los frigoríficos que no queda documentada. Y como el gobierno no publica quién reciba los permisos de exportación (DJEC) extendidos por la ex ONCCA, el control es imposible de efectuar.
¿Qué es la autorregulación a la que se refiere el ministro? A mediados de enero pasado, según informó este sitio, hubo una reunión de Jorge Ruiz, el jefe de Gabinete de Agricultura, con los frigoríficos exportadores. Allí se habría decidido imponer un tope de 160 mil toneladas para las exportaciones del primer trimestre. El compromiso era entonces respectar esta cifra hasta efectuar una revisión de la disponibilidad de hacienda en abril, luego de conocidos los datos de la primera vacunación antiaftosa.
“Hemos construido un sendero compartido. No se le puede pedir a la ganadería lo que no puede dar”, dijo el ministro.
Según Domínguez, este acuerdo de “autorregulación” que se hizo de palabra y no quedó escrito en ningún acta ni resolución fue hecho con toda la cadena, incluidas las entidades rurales de la Mesa de Enlace. Sin embargo, uno de los dirigentes que más cuestionó la falta de transparencia del sistema y además reclamó por el prometido final de los cupos fue el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino.
En otro orden, como para terminar de desmentir que la exportación de carne seguirá siendo administrado con un sistema de cupos diversos, el ministro anticipó que se está negociando un convenio entre la Argentina y el Estado de Israel para habilitar una cupo de carne para ese país, que importa cortes del cuarto delantero certificados kosher, para garantizarle una provisión de 30 mil toneladas todos los años.
Israel es el segundo destino de la carne argentina en volumen, detrás de China. A diferencia de otros bloques o países, como Estados Unidos o Europa, no tiene un acuerdo bilateral ni arancelario con la Argentina, por lo que a mitad de año -cuando el gobierno comenzó a bloquear los embarques- sufrió los recortes. Luego de eso, en agosto, el gobierno habilitó un cupo mensual de 3.500 toneladas mensuales para una quincena de plantas frigoríficas. En diciembre, ese cupo también supuestamente desapareció. Pero ahora se está negociando un convenio de más largo plazo.