Las políticas macroeconómicas de las últimas décadas dejaron a muchos argentinos fuera del sistema y a veces sin posibilidades de regresar. Pero hay gente que intenta con lo que tiene a mano y le pone garra y profesionalismo revertir esta triste situación.
Es el caso de la Fundación Dignamente que dirigen Heriberto Roccia y su esposa Sol Scheurer, dos jóvenes oriundos de Río Cuarto que apenas superan los 30 años. Él es administrador de empresas y ella ingeniera agrónoma y lo que se propusieron fue rescatar a niños malnutridos y enseñar a las madres cómo el trabajo agropecuario puede convertirse en la herramienta para recuperar el sentido de la vida.
Pocos años atrás hicieron un viaje al norte y se conectaron con la difícil realidad social de la región. Fue entonces que decidieron poner manos a la obra. Hoy dirigen una ONG que tiene en Santiago del Estero cuatro centros de formación ubicados en Quimilí, Weisburd, Tintina y Campo Gallo. Cuentan con un equipo interdisciplinario de 50 profesionales de la pediatría, nutrición, psicopedagogía, trabajo social y también, por supuesto, con ingenieros agrónomos.
“Recuperamos niños que están desnutridos. Trabajamos fuertemente con la familiar con programas de oficio, para que puedan aprenden los valores que tienen que ver con el trabajo. En un orden de prioridades, el principal problema es garantizar que los niños tengan un cerebro desarrollado para estudiar y trabajar. Hasta que no garanticemos eso no seremos un país en vías de desarrollo”, contó Heriberto.
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Según Roccia, para que eso ocurra hay que trabajar también con el entorno del niño y muchas de esas madres lamentablemente no cuentan con un trabajo y no tienen por lo tanto un ingreso genuino.
“En la Fundación tenemos programas de horticultura y de producción textil. El de horticultura surgió porque una nutricionista nos señaló la necesidad de incluir las verduras en dietas desbalanceadas. Entonces hicimos una alianza con el INTA para nos provean de mucha tecnología y así se armaron las parcelas para cada familia, que miden 10 x 15 metros, donde se produce para el autoabastecimiento y el excedente se vende. Así obtienen además un ingreso fruto de su trabajo”, explicó Heriberto.
El titular de Dignamente agregó que “esto tiene que ver con un proceso de transformación social que implica respetar horarios, tiempo de espera de la producción, tener un proyecto. Todo eso va transformando a las personas. Se les despierta la dignidad y se modifica incluso el comportamiento respecto del cuidado del niño. Es un trabajo que busca cortar el espiral de la pobreza”.
Heriberto apuntó que la fundación se financia con el aporte, entre otros, de “muchas personas del rubro agropecuario, porque tienen en su mente y en su vida el desarrollo impregnado, porque aportan a una causa y ven resultados y porque tienen una mirada de crecimiento y desarrollo”.
Quienes quieran apoyar esta iniciativa pueden hacerlo a través de la web www.dignamente.org o en sus redes sociales @dignamenteok. “Un tarro de leche para nosotros ya es importante”, finalizó.