En 2017, la sucesión de Amadeo Ismael Pereiro decide dividir el campo familiar de 166 hectáreas ubicado en Suipacha, y en ese momento Julio Pereiro decide recibir las 80 hectáreas más ganaderas. Su establecimiento se llama “Las Cortaderas”.
Julio tenía ganas de probar allí algo diferente desde 1989, según cuenta él mismo, desde que cursaba todavía sus estudios universitarios en Agronomía. En aquel momento tuvo la chance de conocer a Luiz Carlos Pinheiro Machado, un brasileño que es referencia obligada en Pastoreo Racional Voisin (PRV) en esta parte del mundo. Pero la vida lo llevó a trabajar siempre en otra cosa, como contratista de aplicaciones en campos de terceros.
Estas ideas tuvieron que esperar casi 30 años y se comenzaron a materializar a partir de 2017, cuando Pereiro pudo finalmente subdividir el campo familiar que le tocaba en parcelas más pequeñas, siguiendo el modelo de la ganadería regenerativa. Su hijo, que está estudiando como lo hizo él, es uno de sus grandes soportes.
Tan rica es la tarea que hace Julio en la zona de Suipacha que en Bichos de Campo decidimos ir a visitarlo y que nos cuente esta experiencia:
Dígame Pereiro, ¿Cómo le está yendo con la ganadería regenerativa?
“Yo dije, cuando me jubile voy a implementar el PRV en mi campo. No me jubilé todavía. Pero ya hace ocho años que lo he implementado y venimos con buenos resultados”, responde. Luego añade, como para que quede claro de entrada, como mide él los “buenos resultados”. Los mejores márgenes de la actividad ganadera van surgiendo en la combinación de “producir más pero gastando menos”.
-¿Cómo es eso?- le repreguntamos.
-Es una tecnología de procesos, por la cual el campo viene mejorando .Hemos hecho análisis de suelo hace siete u ocho años atrás, cuando empezamos, y lo volvimos a repetir ahora. Y aumentamos materia orgánica, aumentamos las partes por millón de fósforo, se ve mejor vegetación, hay un mejor desarrollo de plantas, y eso hace que tengas más plantas, más animales y más producción.

El proyecto de Pereiro, de tan madurado durante décadas de espera, fue muy bien planificado. Las hectáreas que heredó las dividió en 80 parcelas para ir rotando el ganado, y cada una de ellas tiene agua a demanda, gracias a una instalación de caños que hicieron ellos mismos, con su hijo, trabajando en las horas libres. Luego sumaron algunas hectáreas más alquiladas, hasta elevar la superficie a 117 hectáreas.
Allí la carga animal, por la mejoría de la oferta ganadera, pudo pasar de 84 cabezas cuando arrancó en 2019 a 180 cabezas en 2024. La gran sequía de 2022 la atravesó sin problemas, con 140 animales.
Pereiro no inventó nada nuevo sino que replicó todas y cada una de las enseñanzas del pastoreo racional. “Hacemos una rotación diaria entre parcelas que arrancan, las más chicas, en 0,8 hectáreas. Es un campo bajo, donde no es todo parejo, y hay diferencia de tamaños entre los lotes, por el desarrollo de pasto y la calidad del suelo”, describe su modelo.
Los resultados, medidos año por año, son alucinantes. La carga animal fue creciendo de 0,93 vacunos/hectárea a 1,54 en la actualidad. El porcentaje de preñez pasó de 0,73% en 2018 a 0,9% siete años después.
Los kilogramos de carne por hectárea, finalmente el indicador de la rentabilidad de su negocio ganadero, era de 130 kilos en 2018 y pasó a 251 kilos el año pasado.
“Tengo la suerte de vivir cerca de mi pueblo. Así que todos los días voy al campo y hago una rotación, verifico los problemas, y de ahí en más vamos avanzando”, resume el ganadero de Suipacha, que tiene claro que la idea central del proceso es dejar “descansar” a la planta, y por eso logra periodos de 120 días (dependiendo de la época del año) en que las vacas no vuelven a pisar cada potrero.
-¿Y en algún momento necesitás suplementar?
-No, lo hacemos todo a pasto. Lo que manejamos es, si hay mucho pasto, que el animal en vez de estar comiendo un día, capaz que está comiendo un día y medio o dos. La rotación es un poco más rápida, pero siempre tratando de de que los animales estén en buenas condiciones. En esos casos comemos bastante al ras para hacer una buena cosecha del pasto. Si te sobra pasto, dejamos alguna parcela para hacer rollos y lo guardamos para el invierno. Pero esa es la única reserva que hacemos. No usamos maíz ni nada parecido. A pesar que soy chacarero y y produzco de otra forma en otros en otros campos, en mi campo decidí hacerlo así. Todo PRV.

El rodeo de Pereiro es de vacas de cría, pero los terneros que obtiene los traslada al campo de al lado, que alquila, para poder hacer la recría con el mismo sistema de parcelas.
Desde la implementación del proyecto, Julio definió dos parcelas bien diferentes de su propio campo para poder evaluar el impacto “regenerativo” de su planteo. Tomó los primeras muestras para hacer análisis en 2017 y hace unos meses lo volvió a hacer, siete años después. Los resultados, dice, fueron “contundentes”.
“Así que por ahí venimos, convencidos y contentos de todo esto”.
Julio muestra a quien quiera verlos los resultados de dichos análisis. En un bajo alcalino salino, en 2017 había 1,98% de materia orgánica y 3,60 de fósforo disponible. Ahora hay 2,24% de materia orgánica y 5,92 ppm de fósforo. En el sitio 2, correspondiente a una media loma ganadera, la materia orgánica saltó de 2,51% a 3,25%, y el contenido de fósforo pasó de 1,26 a 15,32 ppm.

-¿Y se puede ser regenerativo con índices económicos positivos? ¿Es viable el establecimiento o estás perdiendo plata?
-No, estamos ganando. Y si lo comparamos, la carga de la zona debe ser 0,5 a 0,8 (vacas por hectárea). Es decir que estás duplicando la carga. Ajá y con un costo relativamente en cero, simplemente manejo. Todas las parcelas tienen su agua. Entonces el animal va, come el pasto, orina y defeca en la parcela, y eso es lo que lo que permite mejorar el suelo.
-¿No te jubilaste todavía? ¿Seguís haciendo tareas agrícolas fuera de tu campo? Pero ya tenés una jubilación…
-Esa es la idea. Ahora tengo al niño mayor estudiando también agronomía, así que cuando se reciba lo vamos a poner a trabajar y vamos a mirar de un costado. En realidad, vamos a seguir, porque es algo sencillo que se puede hacer sin tanto esfuerzo. El tema del bienestar animal hace que no andes corriendo a los animales, los llamás y vienen. Hay muchas cosas que han cambiado desde los manejos anteriores.
-¿Y no es una tarea ingrata ir todos los días al campo?
-No, todo lo contrario. Los animales te buscan, ya saben que los vas a cambiar de potrero… Todos los días es una alegría.




