Diego Varela es un productor de ovinos de Paso de Indios, en plena zona de meseta patagónica, en Chubut. Dice que uno de los mayores problemas que enfrenta en su actividad es el creciente despoblamiento de los campos vecinos, como consecuencia de la reciente sequía, la baja productividad y la falta de rentabilidad de los establecimientos. “Fueron cerrando algunos y otros se abandonaron porque no hubo quien continúe con la explotación”
Con Varela nos encontramos en una reciente actividad del programa Chubut Regenera, que es una iniciativa del Ministerio de la Producción de esa provincia que apunta a recuperar pastizales, fortalecer las economías rurales y lograr mejores sistemas productivos de la provincia de modo de frenar este proceso de éxodo rural. “A raíz de la sequía y de la falta de rentabilidad fueron cerrando y abandonando establecimientos porque no había tampoco quienes quisieran seguir allí”, insiste el productor.
Varela explicó que ante la falta de pastos en la zona, ya sea por la sequía o el sobrepastoreo, “los campos de meseta oscilan entre las 300 y 500 ovejas por legua, es decir que cada 2.500 hectáreas hay muy poca receptividad. Por eso, este programa en el que estamos inscritos intenta ayudarnos a regenerar los campos que no tienen comida suficiente”, indicó.
Mirá el reportaje completo realizado a Diego Varela:
Uno de los objetivos de esta iniciativa oficial es que los productores comiencen a aplicar conceptos de la ganadería regenerativa en sus explotaciones, a partir de una mirada holística. “Le enseñan al productor a hacer una autoevaluación y le ayuda a preservar en el tiempo la disponibilidad forrajera. No es mágico, es algo de continuidad”, señaló Varela.
En su caso, hacer algo para contar con pasturas es imprescindible. “Estamos en una zona donde recibimos entre 100 y 150 milímetros anuales de lluvia. Jugamos contra el tiempo, o sea, si no nos llueve tenemos que ver de qué manera ajustar las cargas para ver cómo nos movemos y cómo podemos seguir subsistiendo”, subrayó.
Chubut Regenera, en este escenario, “le enseña al productor a mirar el campo, ver qué come el ovino en la estepa y cómo preservarlo. No hay que sobrepastorear y hay que hacer movimientos de hacienda para cuidar el poco pasto que tenemos”.
Según el ovejero, “los campos se pueden recuperar achicando las cargas, rotando hacienda y viendo la disponibilidad forrajera de cada momento. (Este manejo) nos permite hacer un ajuste adecuado para poder aprovechar mejor el campo”.