En el ámbito agroindustrial Diego Cifarelli es conocido como presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (Faim), tarea titánica en un escenario en el cual, por decisión del gobierno, las empresas del sector deben subsidiar con recursos propios el programa oficial de precios máximos. Pero en la localidad bonaerense de Junín, los vecinos lo conocen como el tesorero del Club Atlético Sarmiento, donde se ocupa hace quince años de la gestión económica y financiera de la institución.
“En los clubes más grandes los sponsors golpean la puerta, pero en los otros es necesario salir a buscarlos”, apunta Diego. “Mientras el equipo juega el campeonato deportivo, yo juego el campeonato económico; son distintos, pero es necesario jugar bien en los dos”, añade a Bichos de Campo.
Cifarelli, porteño, en 1996 se trasladó a la ciudad de Junín para trabajar en un molino harinero de la zona, que en el año 2002 se transformó en patrocinador del club fundado en 1911 y en el cual jugó por primera vez al fútbol Daniel Passarella.
“Tenía una pasión muy grande por Racing y necesitaba canalizarla; pasaron algunos años y sentía que a Junín tenía que devolverle parte de lo que me daba. Cuando decidimos patrocinar al club, comencé a interiorizarme sobre el funcionamiento del mismo y pronto el romance se transformó en amor eterno”, grafica.
Con la llegada del empresario Fernando Chiófalo a la presidencia del club, Cifarelli fue convocado a integrar la comisión directiva de la institución que en 2004 logró obtener el campeonato de la Primera B para ascender a la Primera B Nacional. Logro que se hizo con el nombre del molino estampado en la camiseta del club “verdolaga”, entre cuyos hinchas se encuentra Mario Meoni, actual ministro de Transporte.
“En estos quince años tuvimos la suerte de conseguir logros deportivos, pero son los logros institucionales los que más nos movilizan, como la tribuna de cemento (la capacidad del estadio se amplió hasta un total de 22.000 espectadores), un complejo deportivo, jockey, vóleibol y básquet con más de mil chicos que desarrollan actividades deportivas, un restaurante, gimnasio, consultorios con kinesiología para atender a los jugadores, pensión; siempre con una economía sana en la cual al final del año el club permanezca indemne a todas lo atrevimientos que tomábamos endeudándonos”, recuerda Diego.
En 2014 llegó la gran oportunidad para Sarmiento de Junín al ascender a la Primera División del fútbol argentino a partir de la reestructuración de esa categoría, que pasó de tener 20 a 30 equipos. Pero en 2017 descendió nuevamente a Primera B Nacional.
“El logro deportivo puede suceder, pero si no se acompaña con una estructura de base sólida, donde tengas, por ejemplo, el equipo técnico, las canchas y los elementos necesarios para entrenar, o el albergue para que los chicos puedan perfeccionarse, todo el logro se desvanece”, relata.
El año pasado lograron, con mucho esfuerzo, ascender nuevamente a la Primera División, donde no la tienen fácil. Ayer lograron una victoria muy importante contra Lanús, que está nada menos que en cuarto lugar en la tabla de posiciones. “Si bien el descenso fue un golpe, ahora tenemos una mayor experiencia y conocimiento de la categoría”, señala Diego.
Las gestión de un club del “interior” no es tarea fácil. Además de atender los campeonatos regionales, los jugadores del equipo de Primera División deben viajar cada quince días varios cientos de kilómetros para jugar de visitantes, con todo lo que eso representa económicamente en términos de traslado y hospedaje.
“En este tipo de clubes, el golpe de suerte de vender un jugador es muy esporádico, pero las obligaciones están a la vuelta de la esquina. Al club lo entendemos como si fuese una Pyme, con todas las obligaciones que eso representa; por momentos pudimos tener muy buenos presupuestos y en otros casos no; hemos tenido dificultades, pero jamás le fallamos a nadie”, remarca.
“El secreto del éxito para que aparezcan jugadores que puedan brillar son los procesos de continuidad: hoy tenemos una cantidad de profesores y directores técnicos que están evaluando y entrenando chicos de manera constante y ese proceso, si se hace de manera sistemática, con el tiempo rinde frutos, tal como lo han hecho en su momento Lanús, Defensa y Justicia, Vélez, como lo está haciendo Racing, que son clubes modelo en ese sentido; nosotros vamos en ese camino”, añade.
El próximo gran desafío institucional de la dirigencia de Sarmiento de Junín es la inauguración en 2022 de un jardín de infantes que posteriormente será la base de un colegio primario y secundario.
Las tres hijas de Diego, juninenses fanáticas de Sarmiento, son su gran orgullo. “Más allá de lo logros deportivos, el esfuerzo realizado vale la pena porque el club promueve el arraigo y permite que los chicos salgan de la compu o la consola para hacer actividades que los formen como personas; no todos van a ser grandes deportistas, pero sí todos van a compartir los mismos valores con un sentido de pretendencia a la comunidad”, explica.