Después de varios años de sequía en la estepa norpatagónica y de la erupción del volcán Puyehue en junio de 2011, la cantidad de ovejas en la provincia de Río Negro se redujo a menos de la mitad: había entre 2 y 2,5 millones y quedaron sólo 900.000 cabezas. Ahora, a través de diferentes iniciativas oficiales y gracias a la notable mejora de los precios de la lana, el stock ovino pudo recuperarse hasta 1,6 millones.
Un cable de la agencia Télam informó que el último sábado, en la Exposición Rural de Maquinchao, en la denominada “Línea Sur” rionegrina, el gobernador Alberto Weretilneck destacó el drama económico y social que atravesó este sector productivo. “No hay ninguna actividad económica que haya perdido tanto capital en la historia de la provincia. No tenemos que olvidarnos nunca de lo que sucedió”, expresó el gobernador Weretilneck durante la entrega de los premios a los grandes campeones de la raza Merino.
Tras la crisis del volcán, cuyas cenizas cubrieron durante muchos meses los campos impidiendo la alimentación adecuada de los ovinos y provocando una gran mortandad en las majadas, esa muestra rural dejó de realizarse durante algunos años. En esta edición en Maquinchao, como otro síntoma de esta recuperación, participaron de la jura casi 30 cabañas, no sólo de Río negro sino también de Chubut. Había un clima festivo.
El secretario de la Producción de Río Negro, Tabaré Bassi, recordó a Télam que “hasta antes de las catástrofes naturales mencionadas la provincia tenía un stock ovino de más de 2 millones de cabezas, que se redujo violentamente a menos de 900.000 ovejas. A partir de allí hubo una lenta recuperación de las majadas y que actualmente el stock rondaría los 1,6 millones de animales”.
Esta recuperación fue apalancada por una serie de programas de fomento a la actividad desde el gobierno nacional y provincial. Uno de ellos, desde el campo experimental La Posta, en la localidad de El Cuy, propicia por ejemplo el canje de carneros para repoblar los campos de productores más pequeños, de hasta 300 ovejas. Se les entregan tres reproductores a cambio de tres ovejas viejas o “de refugo”, como mecanismo para incentivar una renovación de los sotcks, a la par de una mejoría en la genética de la raza Merino, predominante en toda esta zona..
El veterinario Jorge Llobet, coordinador provincial de esa estación y del programa Pro-Lana, explicó que la iniciativa repercute de inmediato en una mejor “señalada” de corderos luego de las pariciones. Según sus estimaciones, en la provincia sólo quedaron en pie unos 3.000 productores de ovinos, la mayoría de poca escala, que van a ir sumándose a esta iniciativa de repoblamiento. Conviven con una gran cantidad de campos abandonados.
María Inés Caril es una productora de muy pequeña escala: aunque dispone de 1.000 hectáreas de estepa patagónica en un paraje cercano a la localidad de Ingeniero Jacobacci, la fragilidad de esas tierras solo le alcanza para saca a pastar cada día a sus 50 ovejas y sus 60 chivos. La productora contó que después de la erupción del Puyehue no le había quedado ningún animal vivo. “Había 20 centímetros o más de ceniza volcánica”, relató.
En su caso, el repoblamiento de las majadas fue posible gracias al trabajo conjunto con la Cooperativa Ganadera Indígena de Jacobacci, que tiene 200 socios entre Río Negro y Chubut, la mayoría de ellos de origen mapuche. La entidad agrupa la oferta de lana de esos pequeños productores para seleccionarla y confeccionar los fardos de 300 kilos, que se venden a un mejor precio gracias al mecanismo de subastas. Edgardo Mardones, el presidente de esa entidad, que además comercializa carne y la fibra de las cabras Mohair, estimó que si no existiera la cooperativa los pequeños ganaderos tendrían hasta 60% menos de ingresos.
El factor comercial ha sido una de las claves para el paulatino repoblamiento con ovinos de la Línea Sur de Río Negro debido a la suba del precio de la lana, que este año se ubica en promedio en US$ 7 por kilo, duplicando los valores de 3 o 4 años atrás. Los precios de la lana, debido al achicamiento de la oferta local y el favorable contexto internacional, se han disparado en los últimos años, según explicó Edgardo Mardones, presidente de la Cooperativa Ganadera Indígena que nuclea a unos 200 productores de Río Negro y Chubut.
La Cooperativa Ganadera Indígena, con mayoría mapuche, por ejemplo, vendió este año a un promedio de US$ 7 por kilo de lana, cuando hasta hace tres o cuatro años el precio era de menos de la mitad, de US$ 2,5 a US$ 3,5 por kilo base sucia. Casi la totalidad de la lana producida en esta región se comercializa a través de las empresas tradicionales del polo textil de Trelew, en Chubut.
Tabaré Bassi, el secretario de Producción de Río Negro, destacó que este año se han registrado ventas récord de hasta US$ 11 por kilo para lanas de gran finura. Este funcionario participó recientemente de una misión comercial a Dubai, ya que los países árabes son un potencial mercado para comenzar a exportar también, desde un frigorífico de Bariloche, la carne de los corderitos patagónicos producidos en Río Negro, como mecanismo complementario para apuntalar los ingresos de los productores.