Si algo faltaba para terminar de liquidar las anunciadas megainversiones chinas porcinas en la Argentina –que se fueron diluyendo por desinterés de los propios negociadores asiáticos– era una foto del presidente Alberto Fernández, tomada esta semana, junto un cartel con la leyenda “No al acuerdo porcino con China” entregado en la propia Casa Rosada por una activista vegana.
Pero el personal diplomático de la Embajada Argentina en China no se da por vencido: acaba de anunciar que se reunió con directivos de la empresa agroindustrial china Animal Husbandry Group (CAHG) para evaluar la instalación –presten atención– de “granjas inteligentes” que son, según define el propio comunicado oficial, “seguras, sostenibles y sustentables”.
“Mientras que las megafactorías instaladas en Estados Unidos son unidades productivas de alrededor de 100.000 madres, las granjas inteligentes sólo tienen alrededor de 10.000 madres”, apuntó el comunicado, dando a entender, probablemente, que existe una relación proporcional entre la cantidad de madres y la “inteligencia” y seguridad de las granjas porcinas.
El representante especial para la Promoción del Comercio y de las Inversiones de la Embajada Argentina en China, Sabino Vaca Narvaja, fue quien mantuvo una reunión cordial con Xue Tingwu, presidente de CAHG, en la cual analizaron “diversos proyectos de inversión en producción porcina, que contemplan el cuidado del medio ambiente y que se enmarcan dentro de una estrategia integral, incluyendo a los pequeños y grandes productores, ofreciendo alternativas de pre-financiamiento de exportaciones para aquellos grandes productores que no evalúen asociarse con capitales chinos y joint-ventures con capitales chinos para aquellos productores que así lo requieran”.
Es decir: parece que el premio consuelo para aquellos que no acepten “asociarse con capitales chinos” serían créditos de pre-financiación de exportaciones (¿solamente para embarques a China?) a partir de facilidades aportadas quizás por la corporación estatal china.
El comunicado indica que las “granjas inteligentes” estarían equipadas con tecnología para tratar los residuos y abastecer de energía a pequeños núcleos urbanos a partir de la producción de biogás. “El desarrollo de este proyecto reducirá el déficit en la balanza comercial, ya que incrementa el valor agregado de nuestras exportaciones y no requiere importaciones, debido a que el componente nacional de los insumos necesarios alcanza el 90%”, asegura.
“También, dado el corto ciclo reproductivo de los cerdos (6 meses), el proyecto acortará los plazos de ingreso de divisas a nuestro país. En paralelo, el incremento de la demanda de maíz podría reducir la tendencia hacia el monocultivo de la soja”, asegura el texto del comunicado. Está más que claro que con las “granjas inteligentes” podrían “matarse dos pájaros de un tiro”.
El comunicado de la Embajada Argentina en China da incluso un paso más para asegurar que el acuerdo porcino podría contribuir con la agenda estratégica del gobierno chino de consolidar al renminbi (más conocido como yuan) como moneda de referencia global.
“Esta cooperación estratégica debe encontrar sinergia con otros puntos de la agenda bilateral, apalancarse en las oportunidades que ofrece el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura, la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la internacionalización del renminbi (RMB) y, a la vez, apalancar otros sectores productivos y el mejoramiento de la infraestructura de transporte, como la fabricación de baterías de litio (abundante el NOA) y la automotriz eléctrica”, señala.
“El desarrollo de estos vectores estratégicos requiere de insumos chinos que podrían ser adquiridos utilizando los RMB adquiridos por la exportación de cerdos, construyendo así un circulo virtuoso con una potencia complementaria, apartando el uso del dólar en las transacciones comerciales y ayudando a desarmar la cultura bimonetaria de nuestro país”, afirma el texto del comunicado.