Por Matías Longoni.-
Las chances de hacer este negocio surgieron hace varios años: fueron impulsadas primero por el ex ministro kirchnerista Axel Kicillof y solo se frenaron durante el paso de Alfonso Prat Gay por Economía. Ya sin la resistencia activa de ese es funcionario, el presidente Mauricio Macri le puso el moño a un negocio hecho casi a la medida de una empresa de Arabia Saudita: la fabricante de equipos de riego Western.
En el decreto 595/2917, firmado por Macri y todo su Gabinete, entre muchos retoques al Presupuesto y la aprobación de varios créditos internacionales, se avaló también una operación financiera con el Fondo Saudí para el Desarrollo (SFD), mediante la cual la Argentina recibirá un prestamos por 100 millones de dólares para poner en marcha el “Programa de Modernización de los Sistemas de Riego y Promoción de Nuevas Tecnologías de Riego Mecanizado”.
¿Qué hacen los árabes financiando un programa de riego en la Argentina? No lo hacen por filantropía, queda claro: nadie te presta 100 millones de dólares sin pedirte nada a cambio. La letra chica del convenio establece que la mayor parte de ese dinero será utilizada para la adquisición de equipos de riego fabricados en ese país por el grupo Alkhorayef bajo la marca “Western”.
El dinero será recibido y administrado por la Unidad para el Cambio Rural (Ucar) del Ministerio de Agroindustria, que deberá poner del propio Estado otros 25 millones de dólares, hasta completar una oferta total de 125 millones que será utilizada para ampliar la superficie bajo riego en el país. Se estima que en la Argentina existen de 6 a 10 millones de hectáreas agrícolas que podrían producir bajo riego. El potencial es enorme.
“El Programa se propone el incremento de la producción agropecuaria en el país, ampliando la superficie apta para la actividad y elevando los niveles de productividad por medio de la amortiguación del impacto de los fenómenos de stress hídrico”, informa la Ucar en su página web. Pese a que la iniciativa para comprar tecnología saudí con financiamiento de ese mismo origen entró en su tramos finales, no está claro todavía de qué forma los recursos llegarán a manos de los productores. Montar riego por aspersión tiene un costo aproximado de entre 2.000 y 3.500 dólares por hectárea. Con este programa se podrían regar unas 40 mil hectáreas.
Según pudo saber Bichos de Campo, Prat Gay, el primer ministro de Economía del macrismo, se había opuesto inicialmente a poner el gancho a este financiamiento, debido a que en el país existen al menos dos fábricas de equipos de riego similares a los que llegarán desde Arabia Saudita. De todos modos, con su alejamiento se impuso la posición del entorno más cercano al presidente Macri, en especial de Gustavo Lopetegui. La jefatura de Gabinete definió esta iniciativa como “prioritaria” hace menos de un mes, el 3 de julio de 2017.
Los memoriosos recuerdan que fue Kicillof quien dio mayor impulso a las negociaciones con el gobierno de Arabia Saudita, aunque en realidad ese país venía ofreciendo cooperación en materia agrícola desde unos años antes. En 2010, el ex ministro Julián Domínguez encabezó una comitiva a dicho país y volvió con la promesa de hacer negocios por 600 millones de dólares (esa es la suma que originalmente ofrecieron los árabes). En 2012 otro ex ministro, Norberto Yauhar, negoció una serie de convenios con la embajada saudí en el país.
Finalmente, en marzo de 2015, se acordó la firma de un Memorandum de entendimiento entre ambos países. Ya era ministro Carlos Casamiquela y a su lado como secretario lo controlaba todo Javier Rodríguez, un hombre de extrema confianza de Kicillof. En ese momento la posibilidad de establecer un programa de fomento al riego ocupaba el centro de las conversaciones.
Desde el vamos se supo que el financiamiento que ofrecía el Gobierno saudí a través de la SFD era para la adquisición de equipos de riego fabricados en ese país por el grupo Alkhorayef, un conglomerado con intereses en el petroleo y en varios otros rubro, entre ellos el riego. “Somos una empresa en crecimiento constante, con experiencia en proyectos de riego y en el sector agrícola desde 1957”, se explica en esta página web.
“Esta no es una buena noticia para la industria nacional, aunque va a terminar impulsando el riego en el país y eso es lo bueno. En cuestiones de agua hay mucho para hacer y hay que estar abiertos a este tipo de intercambio. Pero es lamentable que las decisiones las terminen tomando en función de intereses extranjeros”, se lamentó un especialista argentino en riego ante esta noticia. De todos modos lo consolaba el hecho de que no todo el dinero del préstamo se gastará en los equipos de origen saudí, ya que 40% del presupuesto lo demandarán las obras civiles y las instalaciones, que deberían generar trabajo para firmas argentinas.