Daniel Fenoglio es el presidente de Cabaña Argentina, una de las principales empresas integradas del sector porcino que tiene el país, ya que parte de la cría de los cerdos y llega a la elaboración de fiambres y otros productos. es decir, completa toda la cadena. Bichos de Campo lo entrevistó para saber por qué la oferta de carne porcina creció tanto y qué esperan a futuro. Fue inevitable preguntarle qué pensaba él, como protagonista de la revolución productiva en ese sector, de las Mega Granjas chinas que alguna vez impulsó el gobierno.
Mirá la entrevista completa:
-Esta es una cadena que ha tenido un vertiginoso crecimiento. Hace unos años casi no aparecían cortes de cerdo en la parrilla y mucho menos había milanesas elaboradas con esa carne. ¿Qué pasó en el medio? ¿Por qué de golpe apareció la carne porcina en nuestras comidas?
–Porque trabajamos bastante para que así fuera. Hace más o menos unos 20 años nos decidimos como sector y como empresarios a empezar a vender carne fresca y que el productor de cerdo no sea nada más que un proveedor de la fábrica de chacinados.
-¿Hasta principio de milenio eran los fiambres básicamente el destino básico de la producción?
-Eran los que consumían 5 o 6 kilos de carne porcina por habitante y año, lo que venía de décadas anteriores. Pero como ese era un mercado limitado y queríamos crecer en volumen, y además había una oportunidad interesante porque en el resto del mundo se consume mucha carne, ahí empezamos a trabajar para eso. Entonces primero mejoramos la genética.
-¿Cómo fue ese proceso?
-Trajimos genética de afuera. Genética que se usan en porcinos a escala mundial. Es similar al pollo. No es una genética de cabañas (como en los bovinos) sino líneas genéticas de empresas internacionales. En el mundo hay varias y buenas. Acá empezó una, pero hoy ya hay varias. Y bueno, se mejoró la calidad de la carne.
-¿Y cómo sabían qué carne de cerdo iba a ser aceptada por el público argentino?
-Hicimos estudios con la Universidad de Buenos Aires sobre la calidad de la carne, para tener una base científica, para poder decir que la carne de cerdo es más sana que el resto de las carnes. En el mundo lo sabíamos, pero había que demostrarlo acá. Y empezamos con cursos de cocina, con nutricionistas, con médicos. Y así se trabajó durante los primeros diez años de este siglo, hasta el 2010 o 2012, muy fuerte en eso. Y además se trabajó con el retail (la cadena comercial), para que ya no vendiera el lechón sino cortes, y que además explique que esos cortes son similares, por no decir iguales, a lo del vacuno.
-Ahora los argentinos ya no consumen 6 kilos de carne porcina que iban básicamente a la industrialización, sino que pasamos a 16 kilos y ahora hay un alto consumo de carne fresca… Ahora compiten por la parrilla.
-Ahora competimos por la parrilla. Hoy en cualquier asado están las dos carnes, a veces las tres, pero vacuno y cerdo casi seguro. Y hay mucho asado que es ‘puro cerdo’. Para poner un ejemplo, en una localidad de Entre Ríos ya existen 25 carnicerías de puro cerdo. Entonces, la gente está aprendiendo o ha aprendido ya lo que es la carne de cerdo. Ayudada con un diferencial de precio con el vacuno, obviamente aumenta la demanda.
-Esto que para nosotros en Argentina parece una extrañeza en el mundo, es normal. El cerdo compite cabeza a cabeza con el pollo por ser la carne más consumida.
-El cerdo es la carne más consumida. El pollo recién lo alcanzó con la caída de China en la producción de cerdo (a partir de la crisis sanitaria de 2018). Pero entre pollo y cerdo son las más consumidas y allá lejos viene la carne vacuna. Y esto sucede porque todos los países que producen granos producen cerdo y aves, pero sobre todo cerdo. Ningún país se da el lujo, como Argentina, de exportar el 70% de su maíz como maíz o el 80% de la soja. Eso lo transforman en carne. Y el cerdo es un un buen candidato para esa transformación, porque tiene conversiones muy bajas de alimento y es muy eficiente y productivo.
-Exportamos 70% del maíz como grano, en efecto. Esto quiere decir que recién estamos a mitad de camino, que todavía nos quedaría un montón de terreno para avanzar.
–Nos queda un montón. La carne de aves es la más transada del mundo, y la de cerdo la que menos se comercia, porque justamente los países consumidores en general producen su propio cerdo.
-Y en esta transición, con todo el recorrido que queda por delante, ¿hasta dónde podemos llegar los argentinos? Estamos en un consumo de 16 kilos anuales por habitante. ¿Aspiran a seguir creciendo?
-Nosotros tenemos un plan estratégico que hicimos hace dos años. Allí estamos pensando y haciendo los deberes para lograrlo, llegar a 26 kilos por habitante en 2030. Es decir crecer 10 kilos más acá y además incrementar la exportación.
-¿Y qué se necesita para que ese plan sea exitoso?
-Son todos condicionantes macroeconómico, ninguno específico de nuestra producción. No pedimos nada. Obviamente necesitamos crédito como cualquier industria en el mundo. Y pedimos un dólar justo. Hoy el dólar castiga al exportador y beneficia al importador. Y no solamente eso, sino que además el cerdo paga retenciones. Entonces es muy difícil competir en esas condiciones.
-Se habló de mega granjas porcinas de China. La última década ya crecieron en 10 kilos de oferta por argentino. Ahora van por 10 kilos más. ¿En serio se necesita de los chinos para hacer esto o lo podemos hacer los argentinos?
-No se necesita de ellos en absoluto. Lo hacemos nosotros. Lo de los chinos, por suerte, quedó en la nada. Me parece que fue una idea nada más. Y quedó ahí. No hace falta en absoluto, porque los chinos van a pedir lo mismo que nosotros. En general, todos los productores de cerdo, o la mayoría de ellos, hoy son agricultores. Lo que hacen es transformar su grano y agregarle valor.
Excelente Nota!!!