Damián Colucci tiene 41 años y se dedica a la producción orgánica de trigo en el paraje El Gallo de Tandil, Buenos Aires, “una zona serrana muy bonita con buenos suelos para cultivar”.
-¿Por qué decidieron dedicarse al trigo orgánico e integral?
-Desde que empecé en Tandil en 2001 siempre sembré trigo porque creo que el pan es un símbolo en la alimentación. El cultivo de cereales nos lleva a la historia de la humanidad porque fue lo principal cultivado en los climas templados y sabemos que para los pueblos originarios era parte fundamental de su alimentación.
-¿Cuáles fueron las motivaciones profundas?
-Cuando decidí venir a vivir al campo, una de mis grandes metas era lograr la autosuficiencia alimentaria. Empecé a sembrar trigo, entre otros cereales. Lo sembré a mano, lo coseché con una hoz y lo hice harina con un molinito muy rústico. Fueron pasando los años y en 2010 un amigo que es muy habilidosos me propuso construir un molino de piedra que era la manera más ancestral y saludable de moler el trigo. Él lo construyó y me lo envió y así arrancamos el molino harinero Monte Callado.
-¿Desde el inicio decidió producir sin agroquímicos?
-Sí, eso es indiscutible, nunca se nos pasó por la cabeza dañar la tierra. Arranqué con el sueño de vivir en la naturaleza y la agricultura fue una excusa para vivir en ella, era la manera más noble y primitiva -en el buen sentido de la palabra: dedicarme a la agricultura y producir alimentos. Siempre estudié otras maneas de hacer agricultura y por suerte nunca tuve que desandar este camino. Sí tuve que acomodarme mucho ya que me costó encontrar la manera de cómo hacer las cosas, pero acá estoy.
-¿Cómo trabajan?
-Con infinidad de métodos que el humano usó durante miles de años. Fuimos buscándolos y poniéndolos en práctica y es maravilloso ver que todo funciona tal como se hizo siempre. Hacemos una agricultura natural sin insumos químicos y a la tierra no la llamamos suelo como dice la agronomía: para nosotros el suelo es la madre tierra y tiene una interacción con el cosmos y el ser humano.
-¿Es rentable su proyecto?
-Totalmente rentable y diría que más que muchos otros proyectos en la misma superficie. Son 63 hectáreas totales de las cuales 40 son agrícolas. También tenemos forestación y hay una parte de cerros donde pastorean animales. Tenemos otra parcela de 26 hectáreas a 3 kilómetros, que completan nuestro emprendimiento. Como el campo nos quedó chico por la demanda de grano que tenemos, empezamos a hacer acuerdos con vecinos que querían hacer agricultura sin agroquímicos y nosotros fuimos a sembrar a sus campos. En algunos casos están certificados orgánicos y en otros no.
-¿Cómo son sus rindes? ¿Se pueden comparar a la producción convencional?
-Si la comparación es lisa y llana de una hectárea de trigo, nuestro rindes son menores de quienes usan agroquímicos. Quiero aclarar que estoy en contra del “exitismo agroecológico” de decir de que con al agroecología se pueden igualar o hasta superar los rindes del convencional solo con manejo. No creo que sea cierto y nosotros estamos tranquilos con nuestros rendimientos. El rendimiento total del campo es muy bueno porque hacemos un uso integral: por ejemplo, de una cosecha de 3.000 kilos de trigo por hectárea esos kilos pasan por máquina limpiadora que genera un descarte de un 10%, que le da de comer a 1.000 gallinas ponedoras y a una pequeña producción de cerdos para autoconsumo. Ahí tenemos una ganancia interesante de los 3.000 kilos de trigo. Además, hacemos un pastoreo con la hacienda.
-¿Tienen asesores o trabajan solos?
-Yo me capacité informalmente haciendo cursos y leyendo mucho. Trabajé en producciones orgánicas desde antes de los 20 años en La Rioja, San Juan y en la Patagonia. En 2000 estuve en Japón trabajando con Masanobu Fukuoka y en Grecia con Panos Manikis. Esa fue mi capacitación… y vivir en el campo. Así fui aprendiendo.
-¿Cuántos molinos tienen hoy?
-En total 3, los últimos dos hechos con piedras de Tandil. También tenemos una molienda con un molino más moderno, así que convive una molienda muy tradicional y otra que es artesanal también pero a martillo.
-¿A quién venden su harina?
-Tenemos una cartera de clientes muy amplia. Hay muchas familias que nos compran una bolsa para el mes, pequeños panaderos que hacen masa madre, dietéticas y a una fábrica de fideos de acá de Tandil, entre otros.
-Muchos dicen que no se puede hacer extensivo con agroecología. ¿Qué piensa?
-Cuando más grande es la superficie que se cultiva, menos se puede hacer un manejo cuidadoso. Es como una escuela: si una maestra le quiere enseñar a 100 chicos no va a tener un resultado tan bueno como si le enseña a 10. Sin embargo es posible y creo que es el camino a seguir hoy. Para mí el ideal de producción de alimentos a escala mundial son pequeñas parcelas con más personas involucradas en la producción de alimentos. De este modo tendríamos el 90% menos de problemas de los que hoy tiene la humanidad. Creo que la agroecología extensiva es posible pero hay que trabajar más con la cabeza y el cuerpo.
-En su Instagram veo choclos rojos. ¿También producen?
-Rescatamos muchas variedades de maíz porque a mí y a mi compañera Mariana siempre nos deslumbraron las culturas originarias y el maíz es un cereal hermoso y místico. Cultivamos, cuidamos y comemos muchas variedades de maíz. Es muy interesante porque cuando me vine a Tandil y hablaba de esto a los vecinos, me decían que el maíz que era para los chanchos. Hoy ya eso también ha cambiado y se entiende que es un alimento y no sólo un forraje.
-¿Qué fue lo que más le sirvió para convertirse en productor orgánico?
-Además de estudiar y leer sobre el tema, la parte filosófica de todo esto. Leer al Martin Fierro, a Henry Thoreau y escuchar a Yupanqui. Todo eso ayuda a tener una agricultura y una vida autosuficiente. Creo que todas las áreas del conocimiento humano hay que aplicarlos a la vida rural para que esto funcione.
Alentador e inspirador… confirma que una humanidad mejor es posible.
Hace añares que en casa cada sábado o domingo hacemos el pan de la semana con harina @lapermanencia, la pagamos más cara pero bueno, ahorramos en otras cosas… en la medida de lo posible hay que tratar de bancar estas producciones.
me quedo con esta frase: “Creo que todas las áreas del conocimiento humano hay que aplicarlos a la vida rural para que esto funcione.”
Gracias!!!
Génial que existan y sobre todo en Tandil, tan cerca de casa.
Gracias