En el norte argentino la producción agropecuaria tiene varios frentes de batalla: a la caída en los precios de los granos (que allá se siente más por el alto peso de los fletes), le precede una seca que no da tregua. Y se suman los temores a nuevos impactos de la chicharrita en el maíz, cuya superficie sembrada en la zona caería estrepitosamente. Por supuesto, también decisiones de política sectorial que los productores rechazan, o al menos cuestionan.
El gobierno decidió avanzar en la identificación individual y electrónica de la hacienda y dio marcha atrás con algunos cambios en el alcance de la vacunación contra la fiebre aftosa. En ambos casos fue en sentido contrario a lo pretendido por los ganaderos norteños. El domingo se conoció un duro comunicado inédito, porque fue firmado por siete confederaciones de rurales del Norte Grande.
Marcos Pastori, presidente de la Sociedad Rural del Chaco y ganadero en la provincia, explicó a Bichos de Campo por que sostienen esas posturas. Él vive en carne propia la problemática, ya que residen en el establecimiento donde nació hace poco más de 40 años. El campo está ubicado en General Martínez. Hasta allí llegaron sus bisabuelos, que eran productores en Italia, y desde entonces la familia no se movió de la región.
“Venimos desde hace cuatro años con seca. Nuestro norte y nuestra provincia viven una sequía brutal. Así que estamos castigados. Parecía que el año arrancaba bien porque hubo lluvias en el otoño, pero fueron escasas. Después el invierno fue bastante crudo, muy duro, no estamos acostumbrados a ver tantas heladas seguidas”, enumeró Pastori.
En su campo hace ganadería de ciclo completo, tiene “un poco de todo” aunque no cuenta con las mejores condiciones para producir.
“Nosotros sabemos que somos zona marginal y producir nos cuesta el doble que en el centro del país. La receptividad de los campos es distinta a la de la pampa húmeda. Es normal para nosotros no tener teléfono. Yo nací y me críe sin luz, sin televisión, sin nada cuando en las zonas urbanas ya tenían celular. Y sigo viviendo en el campo con mis hijos que van a la escuela rural y son la quinta generación dedicada al campo”, contó Pastori.
Otra característica de la región es que los campos son más bien extensos y “tenemos mucho monte al que también le estamos agradecidos, porque nos salva a la ganadería del norte en épocas de sequía. Por eso lo cuidamos como oro, porque con las heladas la parte inferior de las plantas no se quema, les quedan hojas a las plantas, los frutos se caen y eso lo comen los animales”.
Por eso no entiende cuando culpan a los ganaderos de la quema o desmonte sin límites. Él es uno de los ganaderos que valora al monte nativo, y la hacienda que vende produce carne que no debería tener problemas para ingresar en la Unión Europea. El bloque desde el 1 de enero exigirá que los productos agroindustriales no provengan de campos desmontados en los últimos 5 años.
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La imposición de los europeos cayó mal entre los ganaderos del norte y fue uno de los temas que puso en agenda el comunicado firmado por entidades del norte argentino a las que pertenece Chafor, de la cuál él es miembro. Le reclamaron al gobierno nacional mayor energía para defender un modelo productivo y ambiental propio.
Otro de los temas tiene que ver con la identificación electrónica individua y obligatoria de la hacienda, que la Secretaría de Agricultura parece empeñada en imponer a pesar de que en este caso no existe ninguna imposición de los clientes de la Argentina.
“Nuestra postura es que no queremos más imposiciones. Eso hicieron los gobiernos anteriores y no queremos volver a esas situaciones. Queremos que sea un sistema optativo. Lo que pedimos es que el productor sea el que elija”, aclaró Pastori.
Para sostener ese argumento explicó algunos aspectos de la ganadería en la zona: “En nuestra provincia el 80% de los productores son de menos de 200 cabezas o incluso menos de 150 cabezas, así que imaginate el porcentaje que hay de medianos o de grandes productores. Ese productor no está en la exportación sino abasteciendo el consumo interno, de lo que él vive toda su vida. Si le surgen condiciones de vender a la exportación va a ir a colocar la caravana o chip. Si lo hacen por imposición, el productor lo que primera que hace es se ataja”.
El veterinario agregó: “No queremos frenar el avance de la tecnología sino buscar los mejores modos y formas. Lo que propusimos es que, al igual que se hizo con los equinos, que sea la industria exportadora la que se haga cargo del costo del chip y el bastón” para leer los datos colgados de la oreja de cada bovino.
El tercer tema que preocupa a los ganaderos del norte es la marcha atrás en los cambios en la vacunación contra la aftosa. Como manera de bajar los costos, se había consensuado una sola aplicación anual a los animales adultos (en la vacunación de marzo de este año) y exceptuar a la categoría novillos a partir de la segunda inoculación de octubre próximo. Pero luego, sin dar explicaciones, el gobierno decidió dar marcha atrás y dejar el sistema vigente que rigió en las últimas décadas. Esto implica que el ahorro de 15 millones de dólares nos e va a producir.
“Se hizo una consulta pública como corresponde y a un último momento se retrotrajo todo para atrás. No estamos de acuerdo, porque si se hace una mesa técnica, se hacen todas las cuestiones correspondientes y se consensua algo, hay que mantenerlo, no volver para atrás”, dijo el dirigente rural chaqueño.
Pastori explicó que ese acuerdo implicaba que se iba a ir reduciendo la cantidad de aplicaciones y las categorías para, desde el año que viene, vacunar sólo a terneros. Además del costo de la vacuna y de su aplicación “un animal grande tiene una gran cantidad de vacuna en su vida cuando además hay una demanda del consumidor por alimentos con menos cantidad de estos productos”. añadió.