Los criadores de hacienda vacuna, el primer eslabón de la cadena ganadera que suele ser paradójicamente el último orejón del tarro, ya que sobre el se descargan las ineficiencias de todo el resto, tuvo en el año de la pandemia una importantísima recomposición de los valores del ganado que producen.
La zafra de terneros arrancó justo con las primeras noticias sobre el coronavirus. Y en marzo, cuando se da el pico de oferta de hacienda, se declaró la cuarentena. Esta situación llenó primero de incertidumbre al sector, pero en pocos días esa sensación cedió y la firmeza se apoderó del negocio.
Durante todo el año, aun en los meses de mayor oferta, los terneros se vendieron con firmeza. Ayudó que el sector fue declarado esencial, si bien debió sortear dificultades de todo tipo para mover camiones de un municipio a otro, o de forma interprovincial.
También dio una gran mano la incertidumbre económica. La inflación y su contracara, la devaluación, y la imposibilidad de acceder al dólar incentivaron las compras. Como con los bolsones de soja, en el sector ganadero tampoco nadie quiso quedarse con los pesos.
Los beneficios económicos fueron tanto para el criador de rodeo general como para el de pedigrí. En el primero de los casos, los terneros de 180 kilos de promedio que se vendían entre 90 y 100 pesos por kilo vivo en diciembre de 2019, aumentaron primero a 100/110 pesos en marzo de este año y actualmente su cotización ronda los 160/180 pesos. La suba interanual fue del orden del 80%.
En tanto las vaquillonas preñadas duplicaron su valor. En diciembre del año pasado se negociaban entre 35.000 y 40.000 pesos por ejemplar. Este mes se venden a 80.000/85.000 pesos.
En cuanto a la hacienda de genética seleccionada, la que producen y ofertan las cabañas, la Asociación Argentina de Angus informó que los toros puros de pedigrí vendidos en esta temporada de remates alcanzaron un valor promedio que equivale a 3.407 kilos de novillos. Esto significa una incremento de 30% respecto del promedio de los últimos 10 años, en moneda dura. Es la mejor relación de por los menos los últimos 15 años.
En el rubro vaquillonas también puras pedigrí, el valor de las transacciones en los remates fue igual a 2.330 kilos de novillo, lo que significa una aumento de 43,5% respecto del promedio de la última década. Hay que remontarse a 2013, en este caso, para encontrar una relación mejor entre el ganado de cabaña y el rodeo general.
Por otra parte, desde la Asociación Braford Argentina también destacaron la recomposición de los precios de los reproductores.
Diego Rodríguez, director ejecutivo de la entidad, dijo que medido en pesos los toros aumentaron 130/135% en forma interanual, logrando un promedio de 215 mil a 220 mil pesos lo que significa 2.500 kilos de novillo. En el caso de las hembras, alcanzaron un promedio de 105.000 pesos, lo que indica una suba de 140% interanual.