Algunos titulares anticipaban, luego del masivo acto del campo en San Nicolás, que el siguiente paso sería una marcha de productores hacia la ciudad de Buenos Aires. Y es que para los más exaltados ése era el movimiento cantado. Pero no será esa la estrategia que seguirán los principales organizadores de la llamada marcha del #9J, que responden a sectores de autoconvocados y también a organizaciones opositoras como Campo y Ciudad. Conscientes de que no pueden dilapidar el capital político obtenido en esa movilización, decidieron actuar con mucha cautela y quemando etapas.
En las últimas horas por las redes sociales y teléfonos de los productores comenzó a circular un nuevo texto, que contiene las demandas que este sector movilizado de la sociedad hace a las autoridades nacionales, provinciales y municipales, pero también a los legisladores. Contiene los mismos puntos de la “proclama de San Nicolás”, y por lo tanto dispara reclamos hacia todos lados: producción, educación, salud, libertades civiles, impuestos, pandemia, cierre de las exportaciones, etcétera. También se ha puesto a circular una dirección de correo electrónico (adhesiones9jsn@gmail.com). La idea es recolectar allí todas las firmas de asociaciones intermedias que sean posibles.
Se verá que en el documento que adjuntamos ese es el rasgo distintivo respecto de los anteriores. Por primera vez se acompañan los reclamos con un extenso listado de avales de entidades y asociaciones. Es un intento visible de los organizadores por comenzar a sacarse el traje de simples “autoconvocados” para comenzar a mostrar una representatividad real desde ciertas entidades de carne y hueso. Por supuesto, entre las firmas obtenidas hasta ahora dominan las del sector agropecuario.
Carta abierta a los poderes del Estado (1) (2)“Emplazamos a los representantes del Estado, en los niveles Nacional, Provincial y Municipal, y en todas las jurisdicciones de la República Argentina, a tomar medidas concretas y efectivas que den evidencias claras de su compromiso con lo demandado en esta proclama en un plazo máximo de 20 días. De lo contrario, llevaremos a cabo medidas de fuerza destinadas a preservar los derechos e intereses de todos los ciudadanos productivos, cuyo esfuerzo es parasitado a diario para sostener los privilegios de los que goza la clase gobernante, así como el aparato clientelar del que ésta hace uso para sostenerse en el poder”, afirma como cierre esta Carta, luego de exponer las ocho demandas.
Más claro que el agua está que nadie en su sano juicio podía pensar que en tan solo 20 días un gobierno que se ha siempre mostrado a contramano de este tipo de reclamos les vaya a dar curso. Ni siquiera la “clase política” en general, sumando a los partidos opositores, parece muy preocupada por esta proclama y mucho menos en estos calientes días de cierre de listas para las elecciones. Pero aunque parezca una ingenuidad de los sectores autoconvocados, la movida no es tan inocente como parece.
“Obviamente que sabemos que no nos van a dar bolilla. Primero porque sabemos que están enroscados con el tema de las elecciones. Pero segundo porque la vara que le pusimos es un pco alta”, reconoció uno de los organizadores ante la embravecida tropa de autoconvocados. Pero la estrategia es ir ganando tiempo para que justamente el conflicto vuelva a recrudecer lo más cerca posible de la elección primaria y obligatoria. Las PASO están convocadas para el 12 de septiembre.
Los veinte días de plazo que se han impuesto los motorizadores del acto de San Nicolás para la búsqueda de más y más adhesiones, sobre todo en las localidades del interior del país, los conducen hacia mitad de agosto, un mes antes de esa primera contienda electoral. Desde su mirada, los políticos estarán para entonces de lleno en campaña y les costará omitir sus opiniones sobre este manifiesto.
Advertidos de antemano que desde el gobierno se buscará descalificar la protesta y se los ubicará en el bando de la oposición, con ligazón especialmente con Juntos por el Cambio y sobre todo con el PRO, los productores autoconvocados esperan concitar la atención de los medios con la realización, entre el 15 y el 20 de agosto, de una asamblea en la ciudad de Buenos Aires. Esperan convocar a 200 o 300 dirigentes de todo tipo de organizaciones, no solo agropecuarias, para definir medidas de protesta concretas ante el incumplimiento cantado de las autoridades a sus reclamos.
No será un acto ni una movilización de tractores o camionetas por las calles de la ciudad, como esperaban los productores más entusiasmados. Más bien se plantea como una estrategia para dejar en evidencia que el gobierno poco y nada está dispuesto a negociar con el sector agropecuario y otros actores sociales disidentes con sus políticas.
En materia de política agropecuaria, de esa asamblea seguramente surgirá un mandato contundente para que las entidades de la Mesa de Enlace convoquen a un nuevo paro, mucho más extenso y más amplio que el cese de comercialización de hacienda que se dispuso a fines de mayo, cuando el gobierno aplicó un cierre total de las exportaciones de carne. La idea es incorporar a otras producciones y actividades a ese parate de la actividad, que impactaría en la agenda política justo antes de las primarias.
¿Será?