Por ahora, todavía, no se sabe quién manda. Pero si finalmente en la visible interna del gobierno se lograran imponer las posiciones más moderadas de los ministros “albertistas” por sobre la iracundia del kirchnerismo más duro (encarnado ahora por el secretario de Comercio, Roberto Feletti), las exportaciones de carne se mantendrán más o menos sin variantes en 2022, bajo un sistema administrado integrado por distintos cupos y la prohibición de exportar siete cortes de consumo popular, entre ellos el asado.
Esto es lo que dice el “documento de trabajo” que el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, redactó pensando en dar esta batalla. El ministro tratará de convencer a los dirigentes de la Mesa de Enlace -con los que se reuniría la semana próxima- de cerrar filas en torno a este programa, para evitar males mayores. Dentro de este razonamiento, mantener el cepo a la exportación de carne vacuna más o menos como está ahora es el “mal menor” frente a la amenaza de Feletti de subir las retenciones o imponer cupos más drásticos.
El documento al que accedió Bichos de Campo plantea “cuatro ejes” para continuar regulando las exportaciones de carne en 2022. Estos ejes son:
- Garantizar las exportaciones de cuota Hilton, 481, EE.UU., Israel, Colombia y Chile, como así también garantizar la exportación de 1 millón de vacas y toros categoría D y E.
- La institucionalización de un Consejo Consultivo en el ámbito del Ministerio de Agricultura que será presidido por el propio Domínguez.
- Generar, a través del Banco Nación y el BAPRO una “importante línea de créditos para el fomento de la ganadería con tasas bonificadas” por el Ministerio de Agricultura. Para este financiamiento se propone “garantizar el acceso de los productores ganaderos por medio del trabajo conjunto con las entidades y los gobiernos provinciales, instrumentándose distintos sistemas de garantías para aquellos productores con dificultades de acceso al crédito”.
- Finalmente, el Ministerio de Agricultura “se compromete a acompañar el proyecto de Ley Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial Federal, Inclusivo, Sustentable y Exportador, que otorga beneficios impositivos para la recría y el aumento de kilajes de faena”.
Como se ve, la estrategia anticipada por Domínguez consiste en mantener el sistema de cupos de exportación tal y como se fue construyendo a lo largo de estos últimos seis meses de intervenciones. Desde mayo, cuando el gobierno de Alberto Fernández comenzó a meter mano en el sector para frenar los precios de la carne vacuna (que hasta ahí acumulaban una suba interanual del 80%), se combinó un sistema de cuotas general (que reduce los envíos al 50% de lo enviado en 2020) con cupos adicionales para poder enviar al extranjero cortes kosher a Israel y la carne de vaca conserva que tiene como principal destino a China. Desde el vamos quedaron afuera de este sistema de comercio administrado los cupos arancelarios con la Unión Europea (Cuota Hilton y 481) y Estados Unidos (20 mil toneladas anuales).
El gobierno ya está pidiendo recetas para extender el cepo a la carne también durante 2022
Este esquema implicó en los hechos recortar cerca del 20% las exportaciones de carne respecto de los niveles récord que se habían logrado en 2020 y los que se proyectaban para 2021. En otras palabras, la Argentina podría llegar a exportar este año más de 1 millón de toneladas de carne (sobre una producción total de 3,2 millones), pero finalmente exportará unas 800.000 toneladas. Los altos precios de la carne en el mercado internaciones, de todos modos, compensarán a la mayoría de los frigoríficos.
El documento de trabajo con el que Domínguez espera convencer a las entidades rurales de cerrar filas frente a la ofensiva de Feletti & Cia, que viene amagando con subir las retenciones del 9% actual al 15% de tope fijado por el Congreso, entre otras fórmulas para el tan mentado “desacople”, parte de aceptar que hay una crisis de oferta de carne que debe mejorar en los próximos años para recomponer los niveles de consumo interno de carne vacuna, que han caído por debajo de los 50 kilos anuales por habitante.
“La realidad de la ganadería argentina ha alcanzado un alto grado de tensión en virtud de la pérdida de 1.500.000 de cabezas de ganado vacuno en los últimos tres años (2018-2020). En el mismo período el stock de hembras marcó un valor crítico de liquidación (índice de faena de hembras 48,7% en 2019)”, admite el documento oficial.
En función de ello es que Domínguez, que este mediodía se reunirá con el jefe de Gabinete Juan Manzur en busca de apoyo político para jugar esta pulseada, reclama para Agricultura el comando de la política para el sector, incluyendo la definición de los cupos de exportación que hasta ahora han sido compartidos con el ministro Matías Kulfas, en Desarrollo Productivo.
“Resulta prioritario que el MAGyP, según las facultades otorgadas por el decreto N°335/2020, defina e instrumente medidas que otorguen previsibilidad a toda la cadena de ganados y carnes para logar un aumento de la producción y de la productividad, garantizando el consumo interno y las exportaciones”, dicen sin rodeos la propuesta de Domínguez.
El ministro, hábil para tejer acuerdos políticos que permitan fracturar la resistencia monolítica de la Mesa de Enlace, planea llevar a cabo esta administración del comercio “en un marco de consenso y con objetivos comunes las entidades gremiales del campo”.
También integrará a diversos sectores de la cadena de la carne al Consejo que plantea crear. En el listado figuran representante de cada una de las entidades agropecuarias, del Consejo Federal Agropecuario (provincias); al coordinador de la Mesa de Carnes, Chiesa Dardo; al Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA); al Consorcio ABC (frigoríficos exportadores); a la Cámara de Matarifes y Abastecedores; a otras cámaras del consumo interno como Cadif, Fifra y Unica; a los feedloteros y hasta a los sindicatos del sector. También se sumarían representante de las Facultades de Veterinaria y Agronomía.