La doctora en ciencias agrarias Carina Álvarez, de la Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), dice que el suelo ha sido sumamente descuidado durante el proceso de intensificación de la agricultura argentina de los últimos veinte años, en especial debido a una falta de rotación de los cultivos.
“La Siembra Directa es una técnica importante. Lo que hace es no mover el suelo, y evita la erosión. Pero para que la Directa sea como corresponde, es necesario que esté acompañada por residuos, rastrojos que queden protegiendo el suelo. Ahí es importante una rotación. Y la Argentina se basó en los últimos años en el monocultivo de soja”, explica.
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¿Y qué consecuencias provoca la falta de rotación? La docente de Agronomía enumeró que los efectos de tanta soja sobre soja son un menor aporte de Carbono, que el suelo quede en partes desnudo y expuesto a la erosión, y que se vaya reduciendo la materia orgánica presente en los suelos.
“El origen de la materia orgánica son los residuos. Y si uno aporta pocos residuos, la materia orgánica cae. Y con ella caen un montón de cosas: los nutrientes, la calidad física del suelo, etcétera”, indicó la especialista.
Álvarez pone énfasis en la progresiva disminución de los nutrientes. “Nuestros suelos eran ricos en nutrientes, pero con cada cosecha va disminuyendo la presencia de éstos en el suelo y los estamos enviando al resto del mundo. Fuimos extractores de nutrientes, siempre trabajamos con un balance negativo. Es grande la deuda”.
“Hay que tener la conciencia de que uno debe reponer nutrientes”, indicó la docente de la Fauba, que enumeró las opciones para hacerlo: o bien fertilizar con minerales, o bien con abonos orgánicos, o bien fijando el Nitrógeno desde la atmósfera. “Las leguminosas son fábricas de Nitrógeno con energía solar. Y la soja tiene capacidad de fijar Nitrógeno desde la atmósfera. El día que la retiremos del sistema y si vamos a gramíneas, va a haber que fertilizar más con Nitrógeno”, advirtió.
¿Y qué sucede si seguimos haciendo soja sobre soja durante otros 20 años? Carina dudó ante la pregunta: “Es difícil saberlos, porque el suelo tiene reservas. Pero gradualmente vas perdiendo rendimiento. No hasta llegar a cero, pero podés hablar de pérdidas de 20 a 30%”, evaluó.
Otro efecto de la intensificación agrícola sobre los suelos ha sido que los campos “están sometidos al tránsito de maquinaria, muchas veces desordenada. El deterioro físico del suelo es otra consecuencia, porque produce compactaciones donde luego no puede avanzar la raíz”, indicó Álvarez, para quien es preciso que los productores analicen también este tema y mejoren esta parte del proceso.