En la década de 1930, investigadores sudafricanos comenzaron a trabajar en el desarrollo de una nueva raza bovina. Su objetivo era simple: lograr un ganado que se adapte mejor a las condiciones climáticas locales, algo que los animales traídos desde tierras europeas no conseguían.
Con fuerte apoyo estatal, el equipo –liderado por el zootecnista Jan Bonsma- realizó una serie de cruzamientos de la raza nativa de ese lugar, la Afrikaner, con británicas como Hereford y Shorthorn, a las que luego sumaron también otras como Sussex, Angus colorado y South Devon.
El resultado fue la obtención de un animal rústico, de gran adaptabilidad, con buena ganancia de peso, fertilidad y precocidad, que en honor a su creador -y a la Estación Experimental de Mara donde se hizo el trabajo- recibió el nombre de Bonsmara.

La historia de esa raza en Argentina es mucho más joven y acumula apenas tres décadas, centrándose principalmente en la región norte del país. Aún así, ya cuenta con una Asociación de Criadores propia y más de un centenar de productores, entre los cuales se encuentra el ex empresario frigorífico (manejó el frigorífico Estancias del Sur hasta su venta a Marfrig) y ahora ganadero Luis Resio, devenido en uno de sus mayores promotores.
En su campo ubicado en Santiago del Estero, Resio posee un rodeo cercano a las 1.500 cabezas, que se encuentra en su totalidad cruzado con esta raza de origen africano.
“Al venir del sector frigorífico, esto me pareció una muy buena alternativa. Yo sé cómo castigan los importadores a los frigoríficos del norte que faenan animales con cruzas índicas, y el bonsmara no tiene bos indicus en su genética. Con lo cual, son animales que tienen todas las características apreciadas por ese sector como son la terneza y el marmoleado de la carne”, señaló Resio en conversación con Bichos de Campo.

Las razas base del planteo del productor fueron la Braford y la Brangus, a las que busca bajarles “la participación de la sangre índica”, hasta llegar a animales que se comparen con los obtenidos en zonas más templadas como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
“Como se está desplazando la ganadería hacia zonas más marginales, hay que tratar de tener un producto como el que vos producías antes en las zonas que ahora son núcleo. Lo que estamos tratando es de volverla más conocida, sobre todo por la industria exportadora y consumera”, sostuvo.

-¿Qué es lo que los frigoríficos no aprecian de una carne con genética índica?- le preguntamos.
-Hay varias cosas. En principio la carne es un poco más dura. Si bien mejoró muchísimo en los últimos años, hay un diferencial de precio. Vos vendés una cuota Hilton a un frigorífico del norte y te apagan menos que a un frigorífico del sur, aunque por ahí los animales han sido mandados a un feedlot de cualquier lado. Se cuidan mucho.
Es busca de mejorar su promoción, Resio y otros varios productores de la raza realizaron un intenso tour a Sudáfrica, donde se destacó la adaptabilidad que mostró el animal a distintas zonas de ese país.

Además participó de una prueba en Córdoba, donde se comparó a los bonsmara con otras razas.
“Fue un block test que se hizo la semana pasada en la Rural de Jesús María y anduvo muy bien. Eran animales de 11 meses que habían sido destetados a los 6, y que habían estado con 90 a 120 días de ración. Por ejemplo, sacaron el primer premio en el rendimiento del cuarto trasero y quedaron en segundo lugar en la prueba de degustación de carne en tiempo real, contra razas como Angus y Limangus”, destacó Resio.
-¿A qué peso de faena llegan los bonsmara?
-Es un animal de un frame mediano, que puede tener un peso de faena de 550 kilos. En Sudáfrica, los animales son destetados con seis o siete meses a 250 kilos al pie de la madre, y son mandados a un feedlot sin castrar. Se faenan al año, por lo que para llegar a ese peso ganaron poco más de dos kilos por día. La verdad que es bastante impresionante.

-¿Y son más precoces?
Sí, son más precoces que las razas índicas. En Sudáfrica las vaquillonas bonsmara se inseminan entre los 14 y 18 meses. Con cualquier cruza índica estás hablando de entre 20 y 24 meses.
-¿Qué otra cosa viste en Sudáfrica que llamó tu atención?
-Qué tenían animales de 15 años en perfecto estado, y que habían criado unos 13 terneros.




