Por esas cosas de la vida, la ingeniera agrónoma Emilia Robert, que trabaja dentro del Ministerio de la Producción de Catamarca, se pudo especializar en dos temáticas que parecían muy diferentes, pero que ella logró reunir frente a una necesidad concreta y además bastante triste. Emilia trabajó durante bastante tiempo enfocada en los camélidos sudamericanos, especialmente las llamas y las vicuñas que pueblan las zonas del altiplano en su provincia. Luego, tiempo después, comenzó a indagar sobre la producción de forrajes hidropónicos, hasta convertirse en una verdadera experta a nivel nacional.
¿Qué tienen que ver una cosa con la otra? La necesidad de unir ambos cabos surgió cuando Robert comenzó a ver que la fortísima sequía que también castigó los últimos tiempos la región occidental del país, secando glaciares y las vertientes que bajan de la cordillera, afectaba particularmente a los ganaderos tradicionales de la puna catamarqueña, que no tenían una producción de pasto suficiente como para mantener con vida a sus poblaciones de llamas.
Fue entonces que Emilia, viendo la notable escasez de pasto en departamentos como Antofagasta de la Sierra, y la mortandad de llamas que esto provocaba, se preguntó por qué no podía llevarse pasto a la zona, para paliar esas difíciles circunstancias.
Nació así un proyecto en el que trabaja denodadamente en los últimos años, y que consiste en promover la producción de forraje verde hidropónico dentro de contenedores especiales, que serán instalados en puntos estratégicos de la puna catamarqueña. La idea es que los pobladores tengan un pasto verde y nutritivo que pueda complementar la cada vez más escasa oferta de pastizales naturales. Nada sencillo.
Mirá la entrevista con Emilia Robert:
Esta agrónoma del Ministerio de Inclusión Social y Desarrollo y Sistemas Productivos, como le dicen al ministro de la Producción catamarqueño, que primero estudió una Diplomatura en Camélidos porque justamente se ocupaba de temas ganaderos en dicha cartera. “Fue la primera diplomatura que se implementó en el país a través de la Universidad Católica de San Luis. En ese momento el Ministerio decidió formar recursos humanos para la Puna”, rememora.
La provincia de Catamarca dispone de un stock bovino bastante reducido: apenas unas 250.000 cabezas. Pero hay muchísimos más caprinos y sobre todo una gran población de camélidos, especialmente en Antofagasta de la Sierra. “Allá es la ganadería predominante”, describe Emilia. De las llamas los pobladores obtienen carne y lana. La vicuña, también muy extendida en el lugar, tiene manejos muy especiales por ser una especie protegida.
-Entonces la especie ganadera por excelencia, la que convive con la familia y ayuda a su subsistencia, es la llama.
-Exactamente. Generalmente son las comunidades originarias las que llevan a cabo lo que es la esquila de estos animales. En la puna hay cooperativas que procesan la lana de llama, muy cotizada en el país y en el exterior. Aparte de eso, es un animal que les permite el aprovechamiento de la carne.
Con el correr de los años, Emilia fue construyendo una segunda gran obsesión profesional, que es la agricultura sin suelo. Así se convirtió en la fundadora de la primera granja hidropónica de Catamarca. “Estaba haciendo mi formación en el área forrajera, así que comencé a incursionar en el forraje verde. hidropónico. En realidad en toda Argentina ha comenzado, digamos, a manifestarse un gran interés por el cultivo del forraje, teniendo en cuenta el cambio climático y la sequía que nos ha aquejado severamente este año”.
-¿Cómo le explicarías a la gente común que es el forraje verde hidropónico?
-El forraje verde hidropónico es algo muy sencillo de poder llevar a cabo. Es la germinación de semillas de cereales -como la avena, la cebada, el maíz- y a partir de la germinación de esas semillas obtenemos forraje verde. Unos diez días es el tiempo que se demora en obtener una bandeja forrajera de alto valor nutricional, sobre todo proteico, en muy poco espacio. Es una técnica fácil de llevar a cabo. Por supuesto que requiere de conocimiento, pero eso no implica que ningún productor agropecuario la pueda llegar a realizar.
-¿Y cómo surgió que un día dijeras que había que combinar ambas cosas, los camélidos y el forraje hidropónico?
-Bueno, eso es debido a que nuestra provincia es una zona árida. Hay muchos lugares de la provincia donde realmente la ganadería se desarrolla en zonas muy inhóspitas, con poco forraje y entonces se producen mucha mortandad durante el invierno. Es en invierno donde falta pasto, falta comida, la puna no ofrece nada. Eso me llevó a poder incursionar en esto y poder difundirlo de manera extensiva. La hidroponia es una estrategia para el productor, sobre todo en el período invernal.
-¿Y por qué no llevan rollos de pasturas a la puna, como en otras zonas del país?
–El costo o la logística de trasladar forrajes a la puna tiene un costo muy importante, por lo cual se hacen bastante oneroso. La vegetación que crece ahí es muy pobre. Por lo tanto pensé que si es una zona que realmente necesita del forraje puede recurrir a la hidroponía a través del forraje verde.
El proyecto nacido de esta idea de Emilia ya está en marcha, aunque con tiempos no tan rápidos como desearía la agrónoma. La provincia de Catamarca ya ha adquirido unos equipos de hidroponía con dinero cedido por el llamado Fideicomiso Minero. Esos módulos están en proceso de ser instalados en Antofagasta de la Sierra.
-No me imagino qué es un módulo hidropónico…
-El módulo es como una casita. Es un contenedor adaptado de manera vertical para realizar el forraje a través de sistemas de estanterías. El mismo consta también de paneles solares, o sea le da una autonomía al equipo. Esos equipos van a ser distribuidos en cinco localidades de la Puna. Es para pequeños productores el módulo. La ideas también es poder difundir el cultivo del forraje verde y ver las ventajas que ofrece.
-¿Vos estás segura que funcionará? ¿De dónde sacas el agua?
-Es agua de la zona. Ya hicimos en otros momento este experiencias con los camélidos, con los ovinos. Evaluamos el forraje verde en la dieta de los animales, esa ya es una experiencia que la tenemos hecha.
-Me imagino que para los camélidos esos panes de forraje verde son casi caramelos, acostumbrados a comer las pasturas muy duras de las alturas.
-Si, este forraje siempre está verde. Y es muy palatable, muy digestivo que el animal, realmente le gusta el forraje. Pero la ventaja que tiene que le estamos haciendo el aporte de un valor proteico muy alto en la dieta, que se lo puede combinar con cualquier otra pastura, como un heno de alfalfa o algún rastrojo que queda en el campo.
-¿Cuándo estarán en funcionamiento estos módulos?
-Los módulos ya están en Catamarca. Han llegado hace unos días. Tiene que venir la gente de Buenos Aires que ha diseñado estos equipos a ponerlos en funcionamiento. Y luego hay que capacitar a la gente.
-¿Que el cultivo sea en contenedor te garantiza que va a sobrevivir a pesar del rigor climático que puede haber allá?
-Los módulos mantienen la temperatura. Cada contenedor está dotado de mucha tecnología, incluso los tanques de agua. Lo que no quita que no se lo pueda hacer bajo invernadero. En la localidad de Londres, el municipio va a comenzar la construcción de un invernadero en policarbonato, destinado precisamente a la producción de alimentos y de forraje verde.V a a depender de un grupo de mujeres en cooperativa. Los productores ahí tienen mucha ganadería menor, sobre todo caprinos y ovinos, por los cual esta es una necesidad también para esa zona.